COFRADÍA DE LA VERA CRUZ DEL SIGLO XV AL XIX 

Y SIGLO XXI SU RECUPERACIÓN - VILLAFÁFILA

 

 

 

 

Esta cofradía, fundada en la ermita de la Vera Cruz, cerca a la iglesia de San Andrés (cementero viejo) de la cual dependía, es una de las múltiples cofradías con las que contaba la villa de Villafáfila en los siglos pasados y de la que tenemos referencias más antiguas.

Lugar de ubicación de la ermita de la Vera cruz en el casco actual de Villafáfila

 

Estas referencias son indirectas, pues en la escritura de gasto que se hizo en la testamentaría de Yván de Collantes, que:

“Fallesçio a sabado treçe dias del mes de hebrero de 1490”[1],

figura el cumplimiento de una manda testamentaria de este hidalgo, que había sido alcaide de la fortaleza de Villafáfila:

“se dio a la Vera Crus + çien mrs. Que levo Rodrigo Herrada, abad”[2].

Antiguo lugar de la iglesia de San Andrés, que fue después antiguo cementerio, y aún perduran restos del cementerio

 

Por este documento (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos Civiles. Zarandona y Walls 1353-8 olv.) Conocemos que ya existía en la Edad Media esta cofradía y que la persona que estaba al frente de la misma recibía la denominación de abad. La existencia de la ermita que acogía a esta cofradía también la conocemos por el mismo documento, pero refiriéndose a unos años después, concretamente a 1513, cuando falleció la viuda de Collantes, María Vázquez, deja mandado en su testamento:

 “A la Vera Cruz e a Sª Mª de Villarigo e a Sª Mª Madalena e a Sª Marta e a Sª Mª la Nueva, hermitas desta villa, a cada una medio real para sus obras”[3],

por lo que es de suponer que el origen de las mismas se remonte a la Edad Media.

Lamentablemente no se conserva la Regla de la cofradía (aunque cabe la posibilidad de que aparezca algún día entre los legajos del Archivo Diocesano de Astorga, en alguno de los muchos pleitos que aún no están catalogados), pero se conservan en el archivo parroquial de Villafáfila dos libros de cuentas de ella[4], Archivo Parroquial de Villafáfila. Libros 71 y 72 por cuyas referencias podemos hacer una aproximación a sus actividades.

Las cofradías de la Vera Cruz surgieron con un carácter penitencial de disciplina durante la Edad Media influida por el pensamiento franciscano, se extendieron por todos los pueblos y en las afueras de muchos de ellos se construyeron pequeñas ermitas para dar cobijo a los penitentes y ejercer otras funciones asistenciales. Así la de Villafáfila estaba situada cerca de la antigua parroquia de San Andrés, hoy día convertida en el llamado Cementerio Viejo, exactamente en el pico que forman los caminos del Espino y de S. Agustín en su divergencia. La situación precisa de su emplazamiento es conocida gracias a la tradición oral, de viejos vecinos que lo oyeron contar a sus padres. Particularmente a Mauro Vicente Costilla (q.e.p.d.), se lo había transmitido su padre.

Mapas de Concentración Parcelaria de Villafáfila, polígono 7, Ex ubicación de la ermita de la Vera Cruz

Mapas de Concentración Parcelaria de Villafáfila, polígono 7, finca 5017, zona el Salón, ubicación de la ermita de la Vera Cruz

 

Al que pertenecía el solar de la antigua ermita, conocida como el Salón, o el Humilladero. La ermita tenía los cimientos de piedra y algunas paredes de tapial, contaba con varias dependencias como el Salón donde se procedía a la disciplina, alrededor de sus paredes había unos poyos de piedra donde se sentaban los cofrades durante la noche del Jueves Santo, una cocina y otros cuartos anejos para poder cumplir con las funciones de hospitalidad que tenía encomendadas la cofradía.

 

Antiguo lugar de la ubicación de la ermita, lugar hoy a la zona se llama el salón

 

Dentro de la ermita se encontraba un retablo con el Santo Cristo y en el siglo XVI, sirvió para recibir el Santísimo Sacramento de la parroquia de San Andrés, mientras se hacían obras en la iglesia.

En 1714 el obispo de Astorga, ante la amenaza de ruina, manda que se demuela la ermita y se ponga una cruz en su lugar, pero no se llevó a cabo este mandato episcopal seguramente por la oposición de los cofrades, que dos años más tarde realizan las obras de reparación mediante un escote entre todos, por carecer de fondos la cofradía. Las obras se suceden cada cierto tiempo y el deterioro persiste, a veces agravado por la entrada de las aguas que bajaban por el camino del Espino dentro de la ermita en los periodos de riada.

Lugar de la ermita de la Vera Cruz respecto a las demás iglesias que existieron en Villafáfila

 

En 1760 se reedifica el salón, empleando adobes y 1500 tejas.

Hasta su demolición en 1805 casi todos los años figura una partida de gastos para obras de reparación de la ermita.

En otros pueblos comarcanos también había ermitas de la Cruz, así existen referencias de las de San Agustín, cuya regla y estatutos se remontan al siglo XVII y se conservan en el archivo parroquial y Revellinos en el siglo XVIII, o la de Benavente, extramuros de la villa, donde se encontraba el conde don Alonso, cuando recibió la Provisión Real de nombramiento como comendador de Castrotorafe y de Villafáfila en 1507. En Otero de Sariegos, antes de su despoblación a mediados del siglo XVII, existía una cofradía de la Cruz, cuyo libro de cuentas se depositó, junto con otros documentos, en la iglesia de San Juan de Villafáfila en 1674. La cofradía de Villarrín permaneció en activo hasta este siglo, y gracias a la conservación de sus reglas y estatutos han recuperado la carrera del Jueves Santo como tradicionalmente se celebraba.

Los dos libros de cuentas de la cofradía que se conservan se remontan a 1693 y llegan hasta 1877 y son la principal fuente de aproximación a esta histórica cofradía.

En el siglo XVII y principios del XVIII la cofradía era mixta, formada por cofrades y cofradas, como se denominan en las relaciones de miembros.

En la de 1717 figuran 58 hombres y 45 mujeres, pero algún cambio debió de tener lugar en esos años, pues a partir de 1723 sólo figuran 111 cofrades, todos hombres.

Para entrar en la cofradía era preciso ser presentado por un fiador, que tenía que ser cofrade. A mediados del siglo XVIII la cuantía de la entrada se repartía en cuatros anualidades para facilitar el pago.

Los cofrades eran de dos clases, de luz y de disciplina:

· Los cofrades de “Luz” eran una especie de socios honorarios que se acogían a los beneficios de la cofradía, pero no estaban sujetos a todas las obligaciones, entre ellas a la de disciplinarse. Eran vecinos más pudientes.

· Los cofrades de “disciplina”, también denominados de sangre o de pica, eran socios ordinarios con todas las obligaciones que imponía la regla, entre ellas la de someterse a disciplina la tarde y noche del Jueves Santo. Pertenecían a las clases bajas del pueblo.

Por eso los cofrades de disciplina y de luz, pues para entrar en la cofradía había que abonar una cantidad en dinero, variable a lo largo de los siglos. Así en 1707 los cofrades de disciplina pagaban medio ducado (cinco reales y medio) de entrada y un ducado por la salida, generalmente al fallecimiento; las mujeres pagaban once reales, es decir, un ducado de entrada y medio de salida. Sin embargo, la cuota de entrada de un cofrade de luz era de cien reales, y la salida costaba once.

La fiesta la cofradía se celebraba el 3 de mayo, y el 1 de mayo, según prescribía la Regla, tenían los cofrades obligación de asistir, llevando al Cristo, a la procesión y rogativa que todos los años se realizaba a la ermita de Ntra. Sra. de Villarigo[5].

Las obligaciones de los cofrades eran principalmente tres:

· Asistir a los entierros y a las misas que se celebraban por las ánimas de los cofrades, que eran una cada mes y cada vez que fallecía uno de ellos, según determinaba el capítulo 5º de la regla.

· Acudir a la rogativa y romería que se preparaba el primero de mayo por la mañana hasta la ermita de Nuestra Señora de Villarigo, llevando el Cristo, la cruz y la insignia de la cofradía[6], con asistencia de cura de San Pedro (anteriormente el de San Andrés), al que se obsequiaba con un refresco de bizcochos y confituras al llegar a Villarigo.

· Participar en la procesión o carrera del Jueves Santo por la tarde. Los hermanos de luz acudían portando una luminaria, de ahí su nombre y los de disciplina cubiertos con una túnica o camisa blanca de penitencia con un caperuz. La cofradía tenía las túnicas y se las arrendaba a los cofrades que no poseían una propia por un real y medio. Los cofrades de disciplina tenían que hacer penitencia o disciplina durante la noche del Jueves Santo en el Salón de la ermita, probablemente también durante el trayecto de la procesión, pues en esa época se llama procesión de la disciplina. Las características de esta penitencia no las conocemos en detalle, pero básicamente consistía en sufrir azotes en sus carnes hasta hacerse sangre, posiblemente con algún flagelo o instrumento cortante, de ahí su denominación también como cofrades de pica o de sangre. Para la limpieza de las heridas utilizaban vino.

La penitencia que se hacía en el Salón de la ermita, se realizaba ante un crucifijo:

“una cruz que llaman de los azotes, con los instrumentos de la Pasión”,

y los cofrades que no la realizaran estaban sujetos a multa. Pasados los 50 años de edad estos cofrades quedaban exentos de disciplinarse y los que no estuvieran imposibilitados asistían a la procesión del Jueves Santo con la túnica blanca. A los participantes en la disciplina la cofradía les ofrecía la parva, consistente en una porción de torta de pan y vino.  

Se gastaron en el año 1693 dos cargas de trigo para las tortas y seis cántaros de vino el Jueves Santo. Siete cántaros gastaron el año 1698 y en 1707, y ocho cántaros en 1718. Todo ello provocó la intervención de los obispos de Astorga, que en sus mandatos de visita de esos años dejan escrito:

“que se moderen los gastos que hacen en las colaciones, principalmente los del Jueves Santo y el Viernes Santo... que no se va por devoción a las procesiones sino por las colaciones”.

No les hicieron mucho caso a estos mandatos, pues en 1726 lo reitera:

“la mayor parte de los caudales de esta cofradía los gastan y consumen en vino de las colaciones, siendo esto contra el ynstituto de la cofradía de la cruz, que es de penitencia y para azer sufraxios por las ánimas... y que semejantes colaciones en la Semana Santa dan motivo a faltar al precepto de ayuno y otros graves inconvenientes... mando que se dé sólo a cada cofrade que se disciplinare un trago de vino, y corta porción de pan que sirva de parba”.

Algún efecto surgió pues en adelante gastan sólo una carga de pan:

“en dar la parba a los cofrades la noche del Jueves Santo, y dar la colación a los sacerdotes, porque asistan a la procesión de dicho día... y seis cántaros de vino en la colación a los sacerdotes, en labar a los penitentes y en dar refresco a los cofrades”.

Con el paso de los años los obispos, con una formación y una mentalidad influidas por las ideas de la Ilustración, recomiendan que no se hagan esos ejercicios de disciplina por parecerles prácticas salvajes, así en 1775 uno de los mandatos del obispo de Astorga es:

“que la penitencia de sangre de la Semana Santa sea enteramente voluntaria, de modo que, en lo sucesivo, no pueda multarse cofrade alguno por no disciplinarse, pues esto debe ser efecto para la devoción, y lo contrario reprensible”.

Además, vuelve a mandar que se modere el gasto de las colaciones, pues ese año habían gastado dos cargas de trigo, ocho cántaros de vino, cinco libras de confituras y una libra de bizcochos y prohíbe la parva del día del Viernes Santo, por ser día de ayuno. Al año siguiente sólo se gasta la mitad de pan y de vino.

Con el paso de los años el número de disciplinantes disminuye y de las 66 camisas que se arriendan en 1718, se pasa al alquiler de sólo 25 en 1774 y en los años setenta del siglo XIX solamente quedan 16 camisas de disciplina.

Al frente de la cofradía se encontraba un mayordomo (en la Edad Media recibía el nombre de abad), cuatro oficiales llamados “quatros”, un alcalde y un llamador. A principios del siglo XIX se elegían dos mayordomos. La elección de cargos se llevaba a cabo en la junta de la cofradía que se celebraba el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Cruz, de cada año y sus funciones no las conocemos.

Sabemos que el mayordomo era la cabeza visible de la cofradía, el encargado de llevar las cuentas y hacer los gastos. A veces tenía que realizar tareas extraordinarias, como en 1700, cuando apareció una criatura expósita en la ermita, el mayordomo tuvo que llevarla al hospital de expósitos de Salamanca, a cuenta de la cofradía por no querer hacerlo la villa. Los oficiales o quatros eran los encargados de organizar la procesión o la carrera. El alcalde sería el encargado de imponer las multas a los cofrades que no cumplieran con sus obligaciones. Y el llamador tendría como misión avisar a los cofrades para las juntas y actos de la cofradía.

Los cabildos de la cofradía se realizaban en la iglesia de San Andrés, seguramente por la insuficiencia de la ermita para albergar a todos los cofrades. Cuando el obispo de Astorga en su visita pastoral de 1642 decide suprimir la parroquia de San Andrés para ser aneja a la de San Pedro por falta de feligreses, los cofrades de la Vera Cruz se presentan ante su ilustrísima:

“y dijeron que pedían merced para hacer en San Andrés los cabildos de la cofradía y que la campana grande quede en la iglesia” [7], a lo que accede el obispo.

Con lo que se deduce que la cofradía pasó a depender de la iglesia de San Pedro, pero continúo radicada en la ermita hasta su demolición en 1805. Tras la demolición de la iglesia de San Andrés en 1772, seguramente sus cabildos se pasan en San Pedro.

Las relaciones de la cofradía con los párrocos no siempre fueron cordiales, así en 1571 el cura de San Andrés, Diego de Barrio, se queja de que los cofrades no le dan a decir las misas que la cofradía tiene obligación de decir por estar dotadas en esa parroquia.

Aparte de las misas la cofradía tenía la obligación de mantener un hospital en las dependencias de la ermita para albergar a los pobres enfermos y peregrinos. Al cuidado de ella se encontraba un hospitalero para acoger enfermos o transeúntes.

Así en 1541 Francisco de Pajares es:

“hospitalero de la cofradía de la Santa Vera Cruz”.

Era uno de los cuatro con que contaba la villa en el siglo XVI. Se trataba de pequeños establecimientos con una cocina y un cuarto al cargo de un hospitalero que cuidaba a los pobres. Pero no siempre estas obras de caridad se atendían y en la visita pastoral de 1597 el obispo deja nombrado al cura de San Andrés como superintendente del hospital de la Cruz para que lo visite a menudo y mire por el cumplimiento de las obligaciones de atender a los pobres, que tengan aposentos apartados para los hombres y las mujeres. Además de atender a los pobres enfermos la cofradía debía hacerse cargo de los niños que dejaban expósitos en su puerta y llevarlos a los hospicios.

La financiación de la cofradía se llevaba a cabo por medio de las cuotas de entrada y salida de los cofrades, del arrendamiento de las túnicas de penitencia, algunas de las cuales servían de mortaja a los cofrades que no disponían de una propia y que pagaban su valor:

“tiene camisas para los penitentes que se disciplinan el Jueves Santo, y alguna de ellas se han sacado para amortajar a algunos que han muerto”;

por los mandas testamentarias de limosnas que muchos vecinos dejaban a su muerte para reparos de la ermita o para la cofradía (ya mencionamos los 100 mr. que dejaba Ivan de Collantes en 1490, y en 1523 el arcipreste Fernando Fernández, dejó mandado  “Ytem mando a la Vera Cruz de Sant Andrés un ducado” que equivale a 374 maravedíes,  del fruto de las tierras de la cofradía, que en 1751 ascendían a 81 fanegas y 3 cuartas de superficie, que producían unas 14 fanegas de pan mediado, trigo y cebada. Estas tierras también habían ido pasando a la cofradía por medio de testamentos y mandas funerarias.

Los gastos principales eran el coste de las misas; las colaciones del primero de mayo, la que se daba a los curas y a los quatros u oficiales después de la carrera del Jueves Santo, y la del día 14 de septiembre; las obras de reparación de la ermita y esporádicamente, la compra de cruces, pendones, insignias y otros objetos para las procesiones.

La procesión denominada “La Carrera” se celebraba la tarde del Jueves Santo y sacaban en procesión una imagen de Cristo crucificado, que según D. Camilo Pérez Bragado es un Cristo que es de:

Estilo: gótico-flamenco, siglo XV, años anteriores a 1500.

Mide: 1,2 m.

Autor: Atribuible a Alejo de Vahía[8].

Aunque en aquella época estaba vestido con faldellín.

Cristo de la Vera cruz antes de su restauración en el 2011

 

La imagen estaba muy vieja en 1726 lo que puede ser orientativo de su antigüedad, por lo que el obispo manda:

“que se retoque la efigie del Sstº Xpttº por allarse sin pintura y muy deteriorada”.

En 1741 se menciona lo que ha costado dorar la caja del Cristo y dos cristos pequeños con faldellines de damasco verde

1771 se hace referencia de la cofradía de la Vera Cruz en el expediente de remisión del vizconde de Valoria, intendente de Zamora, al conde de Aranda del estado de las congregaciones, cofradías y hermandades que hay en los pueblos de su jurisdicción, Villafáfila (Zamora) (pliego VIII y ss.)[9].

Cofradías activas en 1770 expediente de remisión del vizconde de Valoria, intendente de Zamora, al conde de Aranda del estado de las congregaciones, cofradías y hermandades que hay en los pueblos de su jurisdicción, Villafáfila

 

Las procesiones se alargaban hasta la noche por lo que el obispo manda que salgan con tiempo de entrar en la iglesia antes de acabar el día.

En la procesión los cofrades de luz iban al descubierto portando una luminaria, los de disciplina iban haciendo penitencia, bien con una túnica blanca o con algún objeto de disciplina. Un cofrade llevaba la insignia y otro la cruz.

En 1726 se compró un estandarte de damasco verde en Valladolid, con una cruz de metal en la vara. En 1803 se sacó un nuevo estandarte.

Las alhajas de la cofradía que se relacionan en 1775 son:

· Un pendón de damasco verde con su cruz, asta y cordones de seda.

· Una cruz de yerro de los muertos.

· Una cruz que llaman de los azotes con los instrumentos de la Pasión.

· Dos crucifijos de madera con faldellines de damasco verde.

· Unas cortinas y tafetanes verdes.

· Dos faldones verdes que trae el Santo Cristo donados por doña Lucía Costilla.

· Dos almohadones nuevos y dos viejos con fundas encarnadas que son del Santísimo Cristo del Descendimiento que el Jueves Santo se usan en la ermita de esta cofradía.

  Los cofrades pertenecían a todos los estratos sociales de la villa, desde los hidalgos, labradores ricos hasta los jornaleros o los escribanos, y se distribuían por todas las parroquias. El número de los cofrades es muy dispar a lo largo de su historia.

En 1717 se relacionan 45 cofradas y 58 cofrades, en 1723 figuran 110 cofrades, todos hombres, de sangre 77 y siendo 33 de luz, El mayor número de cofrades se debió alcanzar a principios del siglo XIX, pues en 1802 asisten 246 cofrades más los curas y otros religiosos.

Un gran golpe a la cofradía supuso la desamortización de sus propiedades a principios del siglo XIX. Consecuencia de la política de Godoy, en 1798 se promulgó una Real Orden por la que se creaba una Real Caja de Amortización y se mandaba enajenar los bienes raíces de los hospitales, hospicios, casas de misericordia, casas de reclusión, cofradías, memorias, obras pías y patronatos de legos, poniendo los capitales logrados en esa Real Caja con un rédito anual del 3%.

Esta desamortización, precursora de las de Mendizábal o Madoz, afectó a muchas fundaciones religiosas de Villafáfila, entre otras a esta cofradía. En 1805 se pusieron las heredades en venta y se desmontó la ermita vendiéndose la madera, la piedra y la teja de la misma, el Cristo de la Vera Cruz paso a la iglesia de San Pedro, sin saber su ubicación, de esta iglesia empezó a salir la procesión con el Cristo.

Croquis de la iglesia de San Pedro, sin saber la ubicación del Cristo de la Vera Cruz

 

La heredad de tierras se vendió en febrero de 1806 por 28.280 reales y 33 maravedíes. En 1807 fueron ingresados en la Real Caja un total de 29.933 reales de vellón que debían producir a favor de la cofradía una renta anual de casi 900 reales. El problema vino con la invasión francesa y la guerra de la Independencia, que impidió cualquier cobro de los intereses, que todavía tres años después de acabada la misma no se habían percibido. Todo ello hizo que el número de cofrades en 1817 fuera de 49. No obstante a medida que la población de la villa crecía la cofradía aumentaba sus miembros hasta alcanzar los 123 en 1863, descendiendo de nuevo con la revolución y los cambios de régimen de los años posteriores, el último de relación de cuentas y cofrades año 1877 eran 64[10] llegando a desaparecer a finales del siglo XIX.

Los ritos y penitencias que tenían lugar durante toda la noche del Jueves Santo que hacían permanecer despiertas a gran número de personas, las cuales hacían más llevadera la vigilia con unos tragos de vino, serían el origen de la costumbre de hacer la limonada y mantenerse toda la noche de juerga que seguían los jóvenes de Villafáfila desde tiempos inmemoriales.

1896 el 24 junio la iglesia de San Pedro es suprimida y al desaparecer esta a principios del s. XX, en 1904 donde Cristo de la Vera Cruz pasa por último a la iglesia Santa María del Moral, no tenemos constancia de que se ubicara en el interior de la iglesia, posiblemente fuese guardado en dependencias parroquiales.

1995 el Cristo pasa al Museo Parroquial.

2010, a través de la Junta Pro Semana Santa de Villafáfila, al Cristo se le hace una pequeña limpieza, que de tantos años entre velas se le notaba la imagen como la cruz el hollín, la diferencia del antes al después fue muy notoria.

Momento de la limpieza por miembros de la Junta de Pro Semana Sanata 2010

 

  Se recupera la precesión de la Vera Cruz “La Carrera” más de ciento diez años después de su última procesión, mediante los estudios por hechos por Elías Rodríguez Rodríguez de la antigua cofradía, intentan hacer una procesión lo más fidedigna a los momentos actuales, donde para darle un toque representativo se introduce la capa castellana.

Procesión de la Vera Cruz

 

El  recorrido de la procesión transcurre: sale desde la iglesia de Santa María, por la calle Rejadorada en dirección hasta que llega donde primitivamente perteneció la antigua cofradía a la iglesia de San Andrés (ubicada en el antiguo cementerio) y que cerca estaba su ermita, allí se hace una oración en recordatorio de todo cofrade, antigua iglesia de San Andrés y todo persona enterradas en el cementerio viejo, el recorrido vuelve pos sus pasos de la de la calle Rejadorada adentrando en la calle San Andrés, hasta la plaza de San Pedro, antigua ubicación de la iglesia de San Pedro que tras la supresión de San Andrés dicha cofradía paso a pertenecer, y más tarde a estar en ella el Cristo. sigue por calle Sacramento, pasando a por la calle la Botica, hasta llegar a las cuatro calles, y sube por Rejadorada hacia lo corto que queda la iglesia de Santa María, para entrar, El Cristo, cofrades y asistentes.

Los portadores, visten camisa blanca y procesiona con la capa castellana.

Cargadores de la procesión con camisa blanca y capa castellana

 

Al finalizar la procesión se da limonada y pastas en recuerdo de lo que fue la “Parva”, pero dando limonada y pastas.

 

Refresco de limonada y pastas “Parva”

 

2011 el Cristo fue restaurado por el Obispado de Zamora.

 

Cristo de la Vera Cruz, restaurado en el 2011

 

Desde ese 2011 el Cristo pasa al interior de la iglesia de Santa María del Moral, en la nave de poniente o evangelio (lado izquierdo), tramo 3º, entre El Salvador y el Ecce Homo.

Croquis de la iglesia de santa María, lugar colocado el Cristo de la Vera Cruz en 2011, nave de poniente o evangelio (lado izquierdo), tramo 3º, entre El Salvador y el Ecce Homo

 

Cristo de la Vera Cruz, entre El Salvador y el Ecce Homo

 


Autor:

Elías Rodríguez Rodríguez.

Cofradía de la Vera Cruz.

villafafila.net - http://villafafila.net/cofradiaveracruz/cofradiaveracruz.htm

 

José Luis Domínguez Martínez.

Inclusión referencia del  siglo XXI.

 

Bibliografía - Texto:

Manuel De la Granja Alonso y Camilo Pérez Bragado:

Villafáfila, historia y actualidad de una villa castellano leonesa y sus iglesias parroquiales. 1996, pág. 412 y 433.

 

Manuel de la Granja Alonso.

El Arte de una villa castellano-leonesa Villafáfila 2008, pág. 26, 32, 44 y 45.

 

Archivo Parroquial de Villafáfila. Libros 71 y 72, dos libros de cuentas desde 1693 hasta 1877.

 

José Ángel Rivera de las Heras

Nuevas obras relacionadas con Alejo de Vahía y su escuela en la Diócesis de Zamora    

BSAA Arte: Boletín del Seminario de Estudios de Arte, ISSN 1888-9751, Nº. 76, 2010, págs. 25-32.

http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo?3418293.pdf

 

Archivo Pares: ES.28079.AHN//CONSEJOS,7098, Exp.29. Expediente de remisión del vizconde de Valoria, intendente de Zamora, al conde de Aranda del estado de las congregaciones, cofradías y hermandades que hay en los pueblos de su jurisdicción. http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/6846186?nm

http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/ViewImage.do?accion=42&txt_transformacion=0&txt_id_imagen=9&txt_rotar=0&txt_contraste=0&dbCode=40189472

http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/ViewImage.do?accion=42&txt_transformacion=0&txt_id_imagen=16&txt_rotar=0&txt_contraste=0&dbCode=40189479

 

Mapas de Concentración Parcelaria, Agricultura y Ganadería de JCyL, de Villafáfila:

https://agriculturaganaderia.jcyl.es/web/jcyl/binarios/542/965/VILLAFA_ACU_PLA_007.TIF?blobheader=image%2Ftiff&blobheadername2=site&blobheadername3=Cache-control&blobheadername4=Expires&blobheadervalue2=JCYL_AgriculturaGanaderia&blobheadervalue3=no-store%2Cno-cache%2Cmust-revalidate&blobheadervalue4=0

 

https://www.sedecatastro.gob.es

 

José Luis Domínguez Martínez.

Datos personales.

 

Fotos:

Manuel de la Granja Alonso.

Archivo Pares: ES.28079.AHN//CONSEJOS,7098, Exp.29. Expediente de remisión del vizconde de Valoria, intendente de Zamora, al conde de Aranda del estado de las congregaciones, cofradías y hermandades que hay en los pueblos de su jurisdicción.

http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/ViewImage.do?accion=42&txt_transformacion=0&txt_id_imagen=9&txt_rotar=0&txt_contraste=0&dbCode=40189472

http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/ViewImage.do?accion=42&txt_transformacion=0&txt_id_imagen=16&txt_rotar=0&txt_contraste=0&dbCode=40189479

Mapas de Concentración Parcelaria, Agricultura y Ganadería de JCyL, de Villafáfila: Plano de concentración parcelaria de Villafáfila, polígono 7.

https://agriculturaganaderia.jcyl.es/web/jcyl/binarios/542/965/VILLAFA_ACU_PLA_007.TIF?blobheader=image%2Ftiff&blobheadername2=site&blobheadername3=Cache-control&blobheadername4=Expires&blobheadervalue2=JCYL_AgriculturaGanaderia&blobheadervalue3=no-store%2Cno-cache%2Cmust-revalidate&blobheadervalue4=0

José Luis Domínguez Martínez.

 

Transcripción y montaje:

José Luis Domínguez Martínez.

 

Todo texto, fotografías, transcripción y montaje, los derechos son pertenecientes a sus autores, queda prohibida sin autorización cualquier tipo de utilización.

 

Todo texto y fotografía ha sido autorizado el almacenamiento, tratamiento, trabajo, transcripción y montaje a José Luis Domínguez Martínez, su difusión en villafafila.net, y cualquier medio que precie el autorizado.

[1] Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos Civiles. Zarandona y Walls 1353-8 olv.

[2] Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos Civiles. Zarandona y Walls 1353-8 olv.

[3] Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Pleitos Civiles. Zarandona y Walls 1353-8 olv.

[4] Archivo Parroquial de Villafáfila. Libros 71 y 72.

[5] Lib. Cofradía Vera Cruz, pág. 8 vta.

[6] Lib. Cofradía. Vera Cruz, pág. 8 vta.

[7] Lib. Fáb. San Pedro, 1605-1714, pág.108 vta.

[8] José Ángel Rivera de las Heras.

Nuevas obras relacionadas con Alejo de Vahía y su escuela en la Diócesis de Zamora.  

BSAA Arte: Boletín del Seminario de Estudios de Arte, ISSN 1888-9751, Nº. 76, 2010, págs. 25-32.

http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo?3418293.pdf

[10] Lib. Cofradía. Vera Cruz, 1808-1877, pág. 8 vta.