IGLESIA DE SAN MARTÍN

VILLAFÁFILA

 

 

Esta iglesia se encontraba situada en la plaza que da nombre San Martín, es la única de todas las iglesias que estaba dentro de lo que fue el recinto amurallado.

Ubicación de la iglesia de San Martín

 

Documentalmente se conoce su antigüedad: en 1162 consta que era posesión del obispado de Astorga[1].

En el cambio que en 1310 realizó el Infante D. Juan (el de Tarifa) con el obispo don Alfonso II de Astorga sobre las posesiones que este tenía en Villafáfila, se indica “la mitad (de los diezmos) de la iglesia de San Martín”, entre otros objetos del trueque[2].

En 1506 se establecieron las Capitulaciones de Villafáfila para el traspaso del gobierno de Castilla entre el rey don Fernando el Católico, Regente de Castilla, y su yerno don Felipe “el Hermoso”, en esta Iglesia de San Martín[3].

En 1903 Manuel Gómez Moreno hizo una breve descripción  al realizar su visita, registrado en el Catalogo Monumental de España. Provincia de Zamora:

"Se ha salvado provisionalmente del derribo. Consta de dos naves muy desiguales en anchura y comunicándose mediante arcos agudos. A la derecha agregase una capilla rectangular con anchas y lisas ojivas, arrancan desde el suelo para formar una bóveda capiaizada; a la izquierda hay otra cuadrada, con ábside hacia oriente y bella cúpula sobre pechinas guarnecida de nervios y florones, como las de Villalpando, y de la mitad del siglo XVI.

                                 Escultura.

En dicha capilla un retablito posterior a ella, con relieves de santos y  una rejita semigótica preciosa.

         Imagen del titular, de la primera mitad de mismo siglo XVI, pequeña y no despreciable"

 

Descripción que hizo en 1903 Manuel Gómez Moreno, Catalogo Monumental de España. Provincia de Zamora

Hasta 1953 se mantenía en pie. Se pretendía entonces su reconstrucción, pero lo único que hicieron fue su total desaparición. Solamente se conservan sus imágenes pues los retablos y demás enseres todos desaparecieron. Ocupaba el solar del actual edificio donde se encuentra Caja España.

Villafáfila como Tierra de Campos carece de piedra, luego podemos asegurar que la Iglesia de San Martín estaba formada por tapial de tierra y a lo sumo recubierta de ladrillo en algunas paredes. Sin embargo de esta falta de solidez era la más antigua de la villa pues hay datos históricos sobre ella desde el medievo. Era la única que encontraba dentro del amurallamiento.

Ruinas entrada  principal por su parte interior de la capilla de los Barrios, luego fue de Jesús Nazareno

Al estilo mudéjar correspondía la parte primitiva de la Iglesia de San Martín de Villafáfila. Fue construida por alarifes mudéjares, moros que convivían con los cristianos en Castilla. La época de su construcción nos es desconocida (siglo XIV?), sólo consta que en 1860 fue reconstruida, según dato que figuraba en el cancel de su entrada principal. En los comienzos del siglo XX fue nuevamente restaurada con los restos de otras iglesias desaparecidas de la villa y en 1953 desaparecida

La iglesia constaba de dos naves, de las cuales la central y primitiva a dos aguas, tenía un sencillo artesonado de madera, formado por una armadura de tres paños, compuesta lateralmente de dos faldones inclinados que sostenían el almizate horizontal central en toda su longitud.

Faldones y almizate estaban compuestos de un conjunto de maderos, de sección paralelogramada, paralelos y lisos, que soportaban el paramento policromado. Bajo este conjunto se encontraban grandes tirantes también lisos, sostenidos por canes (repisas) labrados y policromados, que unían transversalmente ambos lados de la nave. Entre estos tirantes discurría a lo largo de ella en altura un friso esculpido que ocultaba el estribo y la solera de unión de la armadura con el muro que la sostenía. La iluminación de la nave era cenital a través de una ventana situada en el almizate.

Planta y alzado de la iglesia de San Martín

Posiblemente el artesonado descrito era el primitivo de la construcción. Muy semejante a este lo encontramos en otras iglesias de Tierra de Campos: Becilla de Valderaduey, Cerecinos de Campos, Cuenca de Campos y Mayorga de Campos. También en otros lugares castellanos: Tordesillas (Hospital Mater Dei), Ntra. Sra. de la Oración de Granucillo de Vidriales (Zamora) y de San Martín de Cuéllar (Segovia).

La nave central tenía en su cabecera un ábside rectangular (como los de San Nicolás y San Pedro de Villalpando), que contenía el altar mayor, que posiblemente sería de tipo gótico o renacentista. En el siglo XVII con fondo de pintura en forma de cortinajes recogidos, este fue sustituido por otro de estilo barroco, presidido por la imagen de la Virgen Inmaculada. A los pies de la nave tenía el coro y la torre. En ella se encontraba también la puerta principal de acceso, con arco de medio punto y sus canceles. Adjunto al altar mayor se encontraba en una hornacina acristalada la imagen de San Roque, donación de don Luis Trabadillo en el pasado siglo XX.

Planta de la iglesia de San Martín

Esta nave central llevaba lateralmente adosada otra más pequeña, que más bien podría tomarse por un feo acompañamiento, por no guardar relación con el estilo de la primera y posiblemente ser de construcción posterior, por la inclinación de su techumbre, continuación de la de aquella. La unión entre ambas naves se realizaba a través de dos arcos formeros ojivales de ladrillo que terminaban directamente en el suelo sin basamento.

La nave adosada estaba presidida por un altar cuyo retablo era un cuadro con marco dorado que representaba una vista de la ciudad de Jerusalén. Delante del cuadro llevaba un Cristo crucificado de estilo Hispano-Flamenco. Al fondo de la nave se encontraba el baptisterio. Así posiblemente sería la Iglesia de San Martín en el tiempo de la concordia.

Posteriormente unida a la nave central por arco semicircular se construyó la capilla de Ntro. P. Jesús Nazareno, gótica, de planta cuadrada, ábside dirigido hacia oriente y bella cúpula alzada sobre pechinas, con nervios y florones. Estaba construida con piedra de sillería. Tenía un retablo renacentista con colores verdes y marrones, formados por dos columnas dobles entre las cuales se encontraba una hornacina, que contenía la imagen titular y sobre ella un tímpano triangular. Era asiento de la capellanía de los Barrios desde la mitad del siglo XVI, en que la capilla fue fundada por don Pedro del Barrio, “el Perulero”, con los caudales que trajo de América[4].

Imagen en la que al fondo se puede apreciar a la izquierda parte exterior de la capilla de Jesús Nazareno y la entrada principal

Jesús Nazareno dentro de San Martín

En el lado opuesto en la nave lateral, estaba la capilla de la Virgen del Carmen, de estilo también gótico, con anchas y lisas ojivas que arrancando directamente desde el suelo, formaban una bóveda capialzada, de planta rectangular más amplia que la anterior y construida en tapial con revestimiento de ladrillo. Su acceso era por arco ojival. La capilla estaba presidida por un altar de estilo barroco que llevaba en su centro la imagen de la Virgen titular. Su retablo de tipo ático cascarón, era muy semejante al segundo de la nave lateral de la epístola de la Iglesia de Santa María del Moral.

Parte  este  sur de la iglesia  capilla de la Virgen del Carmen

La fachada principal, orientada al norte, era de piedra de sillería en la parte de la capilla de Jesús Nazareno y de la torre. Su parte central era de tapial, recubierta de ladrillo, como la mayoría de las paredes de la iglesia. Estaba constituida por tres espacios recuadrados, en sentido vertical, dentro de cada uno de los cuales existían tres dibujos romboidales menos en el central, que en el superior fue sustituido por una cruz latina. Completando estos espacios y sirviéndoles de separación, se encontraban otras porciones donde los ladrillos lo hacían en forma de esquinilla, dientes de sierra y picos. Todo el espacio formaba un conjunto muy armonioso de estructura mudéjar.

Fachada de la iglesia San Martín

 

Fachada en ruinas de la iglesia San Martín

Dibujos romboidales de la fachada

  La torre según el primer inventario que se halla del año 1569 eran dos campanas las que había en la torre, y otra del reloj[5], que probablemente, era el esquilón que pesaba 54 libras que posteriormente, el 3 de mayo 1688 se vendió para la iglesia de Vamba, de la orden de San Juan[6].

Las campanas no solo eran tocadas por motivo religioso si no como podemos ver en algunas referencias para convocar reuniones

Los vecinos se juntaban en los concejos ordinarios para tratar las cosas importantes de la villa desde la Edad Media llamados por la campana, y son numerosos los testimonios, en los concejos extraordinarios, por ejemplo en 1468 reciben al enviado por el nuevo maestre de la Orden de Santiago “ayuntados en su conçejo a campana tañida en la plaza de Sant Martín de la dicha villa), pues al carecer entonces de casa de concejo se reunían en los portales de las iglesias o en las plazas.

En 1628 deja anotado el obispo: “que en la iglesia parroquial de Santa Marta que oy es rural y está en el campo fuera de la villa ay una campana y por el peligro que tiene la torre mando, que se deposite en San Martín”.

Esta torre era de planta cuadrangular, de un solo cuerpo, construida con piedra de sillería y llevaba en sus cuatro caras los huecos para otras tantas campanas. Terminaba en una pequeña espadaña que albergaba un esquilón.

En la primera casa de ayuntamiento que se construyó en el siglo XVI no se puso campana, por lo que siguió siendo utilizada por el concejo la campana del reloj colocada en la torre  de la iglesia de San Martín, que era propiedad del ayuntamiento, pues todos los vecinos tanto pecheros como hidalgos habían participado en su coste como recuerda uno de éstos, Gutierre de Ballesteros, refiriéndose a finales del siglo XV:  “e avya pagado en cosas en q avyan pagado los omes fijodalgo e este testigo como fijodalgo q heran para faser una puente e una canpana”[7]

En 1677 el ayuntamiento compró un reloj nuevo en Valladolid, para sustituir al viejo colocado en la torre de San Martín, se compuso el tejado de la torre y se cerró la ventana que daba a la plaza. “En el año 1677 se hizo escritura de concordia entre esta Iglesia y el Concejo de esta villa, sobre la entrada para componer el reloj. Contiene la obligación de cada parte. Pasó ante Vistacarros, escribano de esta villa”[8]Se hizo una escritura pública ante el escribano Vitacarros de concordia entre el concejo y la iglesia sobre la entrada para componer el reloj.

El ayuntamiento tenía a una persona encargada del mantenimiento del reloj y tocar las campanas, así por acuerdo del regimiento en  3 de julio de 1677: “se nombra para que toque las campanas a buen tiempo, de día y de noche como se acostumbra a Pedro Vidal desde este día hasta fin de septiembre le señalan de salario por dicho tiempo 14 cuartales de trigo” (poco más de cien Kg.).

En 1714 se inventarían en San Martín cuatro campanas, de las cuales “una sirve de reloj[9],  como ya se comentó era de uso municipal

Cuando a finales del siglo XVIII se construye una nueva casa de ayuntamiento, se remata con una espadaña, en la que se coloca la campana del reloj para marcar las horas y para hacer los llamamientos, trasladando la de San Martín.

Parte norte y oeste de la torre

Parte sur y este de la torre y espadaña

Los gastos que ocasionaba el mantenimiento de la lámpara del Santísimo lo sufragaba, por devoción, El Marqués de Távara señor de la villa. Esta costumbre había caído en desuso, por lo cual en el año 1676 el párroco D. Antonio Duran dirige un escrito al Sr. Marqués pidiéndole tuviese a bien renovar la devoción que habían tenido en tiempos pasados los dichos marqueses de dar limosna un cuarterón de aceite diaria para el alumbrado del Santísimo Sacramento. El Marqués "andubo tan galante y caballeroso, que sin dilación escribió al administrador de sus rentas que a cuenta de ellas dieran la aceyte necesaria para dicha lámpara para día y noche y comenzó a arder por su cuenta desde el día de Todos los Santos de mil seiscientos setenta y seis"[10]. Pero, esta generosidad fue poco a poco disminuyendo hasta que desaparece totalmente treinta y ocho años después. En las cuentas de 1714 se anota una partida de gastos de "25 reales por medio cuarterón de aceite, por ser poca la que daba el Sr. Marqués de Távara" y en las del año siguiente: "72 reales que gastó en aceite para la lámpara, por haber su Excelencia cesado en la limosna que daba"[11].

La iglesia de San Martín recibió, objetos de culto por dos veces

1º Iglesia de Otero de Sariegos.

Tras quedar en 1668 Otero de Sariegos despoblado, y en 1673 de la iglesia de Otero de Sariegos, reciben las iglesias de Villafáfila sus objetos de culto (cálices, cruces, ornamentos, paños, imágenes,...

1675 son entregados en custodia, por un mandato en  de visita Pastoral, a San Martín, el Salvador, y Santa María[12]. El retablo dedicado  San Martín se coloca en esta iglesia como se cita: "se vende una retablo en 1.400 reales de vellón a Santa Colomba de las Monjas; con ese dinero se hacen reparaciones en la iglesia y en ella se coloca el retablo de Otero"[13].

La feligresía quedaba dependiente de San Martín, se cita el curioso capitulo de gasto siguiente: "trece reales se pagó a un hombre por traer la imagen de Santa Bárbara que la  había hurtado un toresano del retablo de Otero, estando en la iglesia antes que se demoliese"[14].

 En lugar de la iglesia demolida, quedó una ermita, como se dice en las cuentas de 1682: "14 reales que costó un alba que compro para la ermita de Otero, que así lo mandó el Sr. Obispo"[15] Otero se puebla de nuevo en 1681, son mandados en visita Pastoral, que se le devuelvan sus objetos y alhajas depositados en las iglesias de Villafáfila[16].

2º  Monasterio de Santa María de Moreruela.

En 1808 muchos años más tarde vuelve a las iglesias de Villafáfila a recibir altares y objetos de culto, procedentes del Monasterio de Moreruela, nos encontramos con el testimonio siguiente:

"Testimonio de las alajas que se han traído del Monasterio de Moreruela para esta iglasia y su estado. Yo el infrascrito del Número y Ayuntamiento de esta villa de Villafáfila y su jurisdicción, Notario asi mismo de su Diócesis de Astor- ga: Certifico que siendo notoria la suspensión del Monasterio de Santa María de Moreruela de la horden de San Bernardo según la novilísima disposición del actual gobierno, lo es también de habandono en que se alla hace tiempo, reconocido ocularmente el día mismo de la ceniza a solicitud de D. Bernardo Mateos, párroco de San Pedro de esta villa, y en especial su iglesia y tiempo tan recomendado y brillante quando lo ocuparon los monjes antiguos y lo desalojaron, con cuyo motivo sin puertas principales ni accesorias, las gentes de los pueblos ynmediatos han hecho y hazen un verdadero saqueo y destrución. Y los sacerdotes y parrochos celosos del culto divino, por no ver mas y mas profanado dicho templo, sus altares y sagrarios, han reflexionado entre si recoger en sus iglesias en calidad de depósito, los que han hallado, siendo entre estos el actual vicario de San Martín desta villa Fray Juan Trabadillo que a expensas de sus feligreses y Mayordomo de fábrica han conducido y colocado en esta de su cargo los efectos y alhajas siguientes:

 1.º El Altar de San Bernardo sobredorado colocado en el mayor de esta Iglesia,

 

2.º Uno de los colaterales donde se halla Santiago, por colocar,

 

3.º Otro colateral, también sobre-dorado de San Froilán para poner en el de

Ntra. Sra. del Carmen y

 

4.º Unos canceles que estaban en la puerta del Parral, cuatro frontales y un atril.

Todo lo cual lo he traído en calidad de depósito a favor y honor de su iglesia y de la futura suerte que se pueda caber al nominado Monasterio y su religión bajo de la cual conformidad lo firmo y yo signo y firmo a 10 de Marzo de 1812. Felipe Vitacarros"[17].

Con el primer periodo absolutista de Fernando VII (1814-1820) se vuelve a la vida monacal en Moreruela, con reintegración de la comunidad cisterciense al cenobio, y la vuelta al mismo de todo aquello depositado en las iglesias de Villafáfila, pues en el Libro de Obras del Monasterio hay un gasto, en 1815-1816, de 806 reales por traslado de altares e instalación, desde Villafáfila[18].

Pero en años sucesivos, la suerte del Monasterio de Moreruela fue su desaparición, y desde las parroquias se hacía por traer objetos salvándolos del robo. ¿Quizás algunos objetos no llegarán a devolverse y quedaran en la iglesia?

De todas las imágenes se conservan, las de San Martín, el Cristo de la Misericordia, Jesús Nazareno, San Roque, María (quizás la Soledad), Ntra. Sra. del Carmen, la Concepción, Ntra. Sra. de la Paloma y el cuadro de Ánimas.

Altares

El número de altares no siempre fue el mismo, se hallan inventariados en 1569 tres  y en 1857 cinco.

En la nave central el Altar mayor, que posiblemente sería de tipo gótico o renacentista, en el siglo XVII con fondo de pintura en forma de cortinajes recogidos, este fue sustituido por otro de estilo barroco, presidido por la imagen de la Virgen Inmaculada

Esta nave central llevaba lateralmente adosada otra más pequeña, estaba presidida por un altar cuyo retablo era un cuadro con marco dorado que representaba una vista de la ciudad de Jerusalén. Delante del cuadro llevaba un Cristo crucificado de estilo Hispano-Flamenco.

Posteriormente unida a la nave central por arco semicircular se construyó la capilla de Ntro. P. Jesús Nazareno, gótica, Tenía un retablo renacentista con colores verdes y marrones, formados por dos columnas dobles entre las cuales se encontraba una hornacina, que contenía la imagen titular y sobre ella un tímpano triangular. Era asiento de la capellanía de los Barrios desde la mitad del siglo XVI, en que la capilla fue fundada por don Pedro del Barrio, “el Perulero”, con los caudales que trajo de América[19].

 En el lado opuesto en la nave lateral, estaba la capilla de la Virgen del Carmen, de estilo también gótico, estaba presidida por un altar de estilo barroco que llevaba en su centro la imagen de la Virgen titular. Su retablo de tipo ático cascarón, era muy semejante al segundo de la nave lateral de la epístola de la Iglesia de Santa María del Moral.

El Altar de San Bernardo sobredorado colocado en el mayor de esta Iglesia, que es traído del Monasterio de Santa María de Moreruela.

Imágenes

Imágenes propias

San Martín

Estilo gótico arcaico, siglos XIII-XIV, mide 1.6 m., es la escultura más antigua existente en la villa. Puede ser anterior a la propia iglesia. Se estima bastante antes del año 1400.

Tenemos referencia de una imagen del titular de su iglesia, en el inventario de 1617: “un retablo en el altar mayor con una imagen del señor San Martín, otra del señor Sebastián y otra del señor San Roque, porque están fundadas en esta iglesia estas dos cofradías[20].

Otra referencia directa está documentada en 1712, pues la imagen de San Martín fue retocada, pagándose por ello 12 reales[21].

Ambas imágenes ¿son la misma o diferentes? Hay quien actualmente recuerda una imagen de San Martín desaparecida al derrumbarse su iglesia en 1953.

Imagen de San Martín

         Cristo de la Misericordia

         Estilo gótico-flamenco, siglo XVI, año posterior a 1500, mede: 1,8m.

        Autor: A la espera de una intervención que le devuelva su prístino aspecto y su original fisonomía, podemos afirmar que, aunque no se trata de una obra autógrafa de Alejo de Vahía, participa parcialmente de las formas propias y casi inalterables asignadas a su producción, por lo que la adscribimos a su escuela o círculo y la datamos en torno a 1500.

Esculpido en madera, esta imagen, juntamente con su altar, fue bendecida  el 1 de agosto 1693[22].

Otra vez la duda: Hay casi 200 años entre el momento de la posible modelación, según el estilo, y la fecha de su bendición. No hay error documental; puede ser que el autor copiase la imagen a posteriori o que la bendición se retrasase.

Cristo de la Misericordia

Jesús Nazareno

Estilo barroco, siglo XVII, mide 1.40 m., autor desconocido.

Tenía en la iglesia de San Martín altar propio en la Capilla de los Barrios, fundada por Pedro del Barrio, el Perulero, emigrante indiano que volvió de América con grandes riquezas (1539). A su muerte dejó una manda de mil ducados para su construcción, con tres capillas para sus descendientes[23]

Imagen procesional en Semana Santa, con desfile en la mañana del Viernes Santo. Sobre principios de 1800 se produce la subasta de la imagen para portarla en procesión. Siempre alcanza el mayor valor en las subastas procesionales en Semana Santa.

Es la imagen más venerada en la villa y tal es su estima que a finales del S. XIX el intento de venderla originó un motín se extendió por el pueblo que el cura de San Martín, quería vender la imagen de Jesús Nazareno, la más venerada por la villa, lo que supuso que la gente se concentrara a las puertas manifestando su contrariedad, portando hoces, tornaderas, la guardia civil tuvo que proteger al cura, y la población estuvo de guarda por si lo vendía.

Era la imagen titular de la Cofradía de Jesús Nazareno, que dicha cofradía deja de existir hacia principios del siglo XX.

Se hace referencia de forma indirecta  por su cofradía  radicada en la iglesia de San Martín, y debió surgir a principios del siglo XVIII. Así en 1714 en el libro de fábrica de la citada parroquia se hace un inventario de objetos litúrgicos y se mencionan: “unas andas en que sale Nª Srª. …unas andas en que sale Jesús Nazareno”, de donde se deduce que ya desde antes de ese año eran sacadas en procesión las imágenes de Jesús y de María. Ya en 1704 altar de Nrta. Sra. de la Soledad.

Jesús Nazareno

María - Soledad

Estilo barroco, siglo XVII, mide 1,40 m., autor desconocido.

Consta a veces como Soledad, imagen procesional.

Apenas tenemos noticias de la misma documentalmente. La designamos dolorosa por la expresión de tristeza en su rostro.

Se hace referencia de forma indirecta  en la cofradía de Jesús Nazareno que  radicada en la iglesia de San Martín, debió surgir a principios del siglo XVIII. Así en 1714 en el libro de fábrica de la citada parroquia se hace un inventario de objetos litúrgicos y se mencionan: “unas andas en que sale Nª Srª. …unas andas en que sale Jesús Nazareno”, de donde se deduce que ya desde antes de ese año eran sacadas en procesión las imágenes de Jesús y de María. Ya en 1704 altar de Nrª. Sra. de la Soledad.

Figura en la procesión del Viernes Santo acompañando a Jesús Nazareno camino del Calvario.

 

 María también se le denominaba la Soledad

Ntra. Sra. del Carmen

Estilo barroco, siglo XVII, mide 1 m., autor desconocido.

No hay documentación alguna.

Seguramente era la imagen titular de la Cofradía del Carmen.

Ntra. Sra. del Carmen

San Roque

Estilo renacentista-romanista, final del siglo XVI, mide 0,95 m. autor desconocido.

No hay referencia en el Libro de Fábrica. Se le rezaba para liberarse de la peste.

Estaba junto al altar mayor que encontraba en una hornacina acristalada, donación de D. Luis Trabadillo en el siglo XX.

Imagen que procesiona el día 16 de agosto en su festividad, fiesta del pueblo desde el siglo XVII.

San Roque

La Inmaculada Concepción

Estilo barroco, siglo XVIII, hacia 1600, mide 0,95m., autor desconocido

La única referencia documental conocida de esta imagen es la que indica, que en 1886, se pagaron "125 pesetas para retocar la Concepción, ponerla ojos de cristal y pintar el Sofá"[24].

La Inmaculada Concepción

Sra. de la Paloma

Estilo barroco, siglo XVII, mide 0,85 m., autor desconocido.

No hay dato documental.

Ntra. Sra. de la Paloma

San Sebastián

Sin documentación alguna, había una imagen de San Sebastián en 1575.

Esta iglesia recibió otras imágenes y elementos de culto al desaparecer:

La iglesia de San Juan.

Monasterio de Santa María de Moreruela.

San Juan

Estilo barroco, siglo XVII hacia mediados, mide 1 m. autor desconocido.

Procede de la iglesia de San Juan, de la cual pasó a San Martín. Imagen Procesional.

Tenemos referencia documental de San Juan sin especificación alguna. Creemos que se refiere a la imagen de San Juan Bautista por ser la única que posee y por la concordancia con su simbología. Sin embargo, se confunde con la imagen de San Juan Apóstol en el desfile procesional del Viernes Santo, según se indica en el Encuentro en Semana Santa.

 Desde 1831 se subasta San Juan junto a Jesús Nazareno y Ntra. Sra. María y la trompeta,  por lo que es de suponer que desde entonces se celebrara la ceremonia del Encuentro, del Viernes Santo  a la mañana. y ese año valen menos: Jesús 72 R., La Virgen 33 R, S. Juan 9 R, la trompeta 9 R, y las cruces de pedir 7 reales.

 

San Juan Bautista

 San Bernardo

Estilo barroco, mediados del siglo XVIII, mide 1,2 m. autor desconocido

Procedente del Monasterio de Moreruela, posiblemente fuera traída esta imagen en 1808 junto a su altar.

San Bernardo

 

Pinturas

 

Cuadro de las Ánimas

 

Estilo barroco,  siglo XVIII se realizó en 1767, mide 1,10 por 1,40 m. autor desconocido.

 

Procede de la iglesia de San Juan, este cuadro pertenecía a la Cofradía de Animas.

 

Representa la subida de las almas del purgatorio al cielo, después de haber purgado sus culpas

 

Cuadro de las Ánimas, perteneciente a la cofradía de Ánimas

 

Bienes

Según el Apeo de la parroquia efectuado en 1707[25], la fábrica tenía una tierra de 2 cargas, de trigo, otra, de 3 fanegas de cebada, y otra de media carga de centeno. Y los del Curato constituían; en una tierra trigal, de media carga, otra centenal de una carga, otra, de una carga, más, una viña

Diezmos

Se percibían  en granos y corderos vino y lana, 1/3 cada uno el párroco, el Obispo y San Marcos; en el vino, 3/6 el párroco, 2/6 el Obispo y 1/6 San Marcos, en garbanzos y lana; 2/3 el párroco, 1/3 el Obispo. Percibían al año: trigo: 6 cargas, 6 fanegas y 2 celemines: Cebada, 22 cargas y 4 fanegas. Centeno: 6 cargas. Garbanzos, 4 celemines. Vino: 9 cantaros. Corderos: 13, y lana: arrobas.

Primicias

Trigo 2 fanegas y 1/2. Cebada 5 fanegas, y centeno 1 fanega.

Cofradías

Cuatro fueron las cofradías que hubo en esta parroquia propias.

De las de San Sebastián y San Roque

En 1614 había dos cofradías en la iglesia de San Martín, una bajo la advocación de San Roque y la otra de los Santos Mártires, San Fiaban y San Sebastián "fundadas en estas iglesia que son muy pobres y el obispo las aneja en una solo. Aunque parece que aún en 1617 no habían anejado en una sola por resistencias. Si mas tarde y como cofradía de San Roque que era más popular en el siglo XVII.

Había una imagen de San Sebastián en 1575 y una de San Roque en 1617

De las de San Sebastián y San Roque, tenemos referencia en el inventario de 1617: "un retablo en el altar mayor con una imagen del Señor San Martín, otra del Señor San Sebastián y otra del Señor San Roque, porque están fundadas en esta iglesia estas dos cofradías".[26]

Con la creación de la cofradía Ntra. Sra. del Carmen, la de San Roque  se fundió en ella.  

Cofradía del Carmen

Existe desde el siglo XVII por lo menos, pues en la visita pastoral de 1730 se menciona las ordenanzas y el libro viejo de la cofradía de Nuestra Señora del Carmen. Actualmente se conserva un libro de esta cofradía de 1736-1793

En 1794 se relacionan entre las pertenencias de la cofradía del Carmen “dos libros de cuentas, los dos viejos, uno acabado y otro que se está acabando... Un estandarte blanco de la cofradía”.

Celebraba dos funciones solemnes, con sermón: una, el día del Carmen, la otra, el día de la Octava de difuntos, en que se tenía un Obito por los cofrades difuntos. Una misa mensual, con procesión, los segundos Domingos.

La cofradía era mixta y a su frente figuraba uno o dos mayordomos, que podían ser hombres o mujeres, dos alcaldes (solo hombres) uno por las parroquias Santa Marián San Pedro y San Andrés. Y el otro por las parroquias  de San Martín y su anejo San Juan,  y San Salvador.[27]

"En dieciocho de julio de mi setecientos y cincuenta, en presencia de mi, el infrascripto, el mayordomo y oficiales de la cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, nombraron mayordomos a Sra. Lucía Suena y a su sobrino Alejo Suena, y por alcaldes al Sr. Matheo Ruiz, de los varrios de Santa María, San Pedro y San Andrés, y a Juan Rodríguez, por los varrios de San Martín, San Juan y el Salador, vecinos de esta villa. Y lo afirmo, ut supra, Santiago Martínez. Rubricado".

En 1779 había sido "mayordomo Dª. María Mozo y su hija Dª María del Castillo, de la ziudad de Toro".[28]

Los cofrades como vemos por lo anterior expuesto, podían ser de todas las parroquias de la villa e incluso forasteros.

El número de ellos fue considerable: 802 en el año 1782, de los que eran de San Martín 107, de su anejo San Juan 105, de El Salvador 189, de Santa María 197 y de San Pedro 214.[29]

Cofradía de Jesús Nazareno

    La imagen titular de dicha cofradía es Jesús Nazareno.  No hay referencia de esta imagen en el libro de fábrica, pero sí de su cofradía.

Tenía en la Iglesia de San Martín altar propio en la Capilla de los Barrios, fundada por Pedro del Barrio, el Perulero, emigrante indiano que volvió de América con grandes riquezas (1539). A su muerte dejó una manda de mil ducados para su construcción, con tres capellanías para sus descendientes[30].

 Es la imagen más venerada en la villa y tal es su estima que a finales del S. XIX el intento de venderla por el que el cura de San Martín originó un motín que se extendió por todo pueblo, lo que supuso que la gente se concentrara a las puertas manifestando su contrariedad, portando hoces, tornaderas, la guardia civil tuvo que proteger al cura, y la población estuvo de guarda por si lo vendía.

Esta cofradía estaba radicada en la iglesia de San Martín, y debió surgir a principios del siglo XVIII. Así en 1714 en el libro de fábrica de la citada parroquia se hace un inventario de objetos litúrgicos y se mencionan: “unas andas en que sale Nª Srª. …unas andas en que sale Jesús Nazareno”, de donde se deduce que ya desde antes de ese año eran sacadas en procesión las imágenes de Jesús y de María. Ya en 1704 altar de Nrª. Sra. de la Soledad.

 

Procesión en la imagen María y Jesús Nazareno, en la Plaza Mayor, aprox. 1928

  Para no llevar equivoco unas veces se denomina a la Virgen con el nombre de Nrª. Sra. María y otras Soledad, es la misma imagen la que acompaña en procesión a Jesús Nazareno, y que hoy actualmente la denominamos María.

 

Virgen en María en la procesión del Viernes Santo años 1970

 En la visita pastoral de 1715 el obispo de Astorga aprobó “las reglas y constituciones de la cofradía que nuevamente se ha establecido en dicha iglesia (S. Martín) de Jesús de Nazareno”, por lo que es de suponer que no llevara mucho tiempo en actividad la cofradía.

 En 1750 se menciona el libro de cuentas y regla de la cofradía Jesús Nazareno, y las andas de Nª Srª, de Jesús y de La Soledad.

 Ya en 1779 se le había puesto bajo la advocación del Nazareno uno de los altares de San Martín

 En 1794 la cofradía de Jesús Nazareno sólo tenía un libro, además la imagen contaba con dos túnicas negras de terciopelo, con franja de oro para salir en procesión y con un estandarte negro.

 El único libro de cuentas de esta cofradía que se conserva actualmente en el archivo diocesano data de 1819 y en él se contiene una regla aprobada en 1832 y la reforma de la misma en 1882.

 En esa época ya era costumbre juntarse el Domingo de Ramos en la iglesia de San Martín para rematar por el procedimiento de subasta el dinero que daban por llevar las imágenes de Jesús, de Nª Sra. y las cruces de pedir.

 En 1820 por Jesús pagaron 6 fanegas de pan, pagaderas en agosto, 40 reales por llevar a María y dos fanegas por las cruces de pedir.

 1821 Se pagan 120 reales por Jesús y 100 por María. Los cofrades sólo eran hombres y su número ascendía a 321.

    Ese año se hace inventario de la cofradía y por eso sabemos que contaba con 2 mayordomos, 2 oficiales y 1 llamador, tenía 20 cirios, 24 túnicas negras para llevar en la procesión del Viernes Santo, 10 cruces para el gobierno de la procesión, 1 capirote, un estandarte o pendón nuevo, y se sacó una túnica (camisa) nueva de Jesús. Además de las túnicas negras que en los años siguientes asciendes a 35, se mencionan en 1824 cuatro camisas de disciplina blancas, por lo que sabemos que algunos cofrades las usaban en la procesión para disciplinarse. Las cruces de gobierno de la procesión eran de hierro y las de pedir limosna eran de madera.

 Algunos difuntos sacaban túnicas para su mortaja y sus herederos las reponían.

 En 1826 Joaquín Prieto se obliga a pagar al cura y a los oficiales de la cofradía 80 reales por llevar a la Soledad el día de Viernes Santo y demás procesiones en que esta imagen saliese. Felipe Tejedor 120 reales por llevar a Jesús.

 En 1829  se deja constancia de lo entregado de los mayordomos salientes a los entrantes.

 "En día venti y dos de noviembre junto los Mayordomos entrantes y salientes y son los salientes Matías Batos y Apolinar Zamorano, y los entrantes Santiago B menor, y Santiago Salvador, se les ha entregado las prendas siguientes

y son venti dos cirios unos de zera y blanca

y mas treinta y nueve tunicas negras

y mas cuatro camisas blancas.

y mas cinco cruces de yevar

y mas once cruces de madera

y mas una trompeta de madera ....

 y para que conste lo firmamos en el mismo dia de la fecha dia mes y año hoy a 22 de noviembre de 1829"

 

Hoja del libro de la cofradía de 1829

  Desde 1831 se subasta además de las anteriormente mencionadas, la imagen de San Juan y la trompeta, por lo que es de suponer que desde entonces se celebrara la ceremonia del Encuentro, y ese año valen menos: Jesús 72 R., La Virgen 33 R, S. Juan 9 R, la trompeta 9 R, y las cruces de pedir 7 reales. La imagen de La Virgen recibe diversas denominaciones como La Soledad o María.

 

Procesión del Encuentro, San Juan, María y Jesús Nazareno, en la Plaza Mayor. aprox. 1940

Trompeta de Semana Santa

 1832 Se reformó la Regla Estatutos de la Cofradía, (que viene consignada en la pág. 102 y ss. del Lib. 1º. de dicha cofradía[31].

 Reglas:

 1º Para ser cofrade se requiere ser de buena vida y costumbres, de lo contrario serán excluidos.

 2º La admisión se llevará a cabo en la Junta Ordinaria.

 3º Había dos Junta Ordinarias anuales: una, el día de la fiesta, que se celebraba el martes que sigue al domingo 2 después de los Santos, y a partir de 1859, el domingo 2º de Epifanía y la otra, el domingo de Ramos, a las tres de la tarde (pág. 62, vta.).

 4º Había dos mayordomos, dos quatros, un oficial llamador.

 5º La función, se celebraba el día de fiesta, con misa solemne y sermón, era costeada por los Mayordomos; pero, años más tarde, por resultar gravoso para los mismos, corrían gastos a cuenta de la Cofradía.

 6º Obligaciones de los cofrades:

a) Confesar y comulgar por navidad y reyes. Si no lo hiciera se les imponía una multa los dos primeros años, y al tercero de no hacerlo, eran expulsados.

b) Asistir, bajo multa, a los entierros de los cofrades; pero, no todos, sino 12 en representación de los demás y que eran nombrados en la Junta Ordinaria del día de la fiesta.

c) Asistir los menores de 60 años a la procesión del Viernes Santo; a los que no lo hicieran se les imponía una multa los dos primeros años y  al tercero, eran expulsados.

d) Pagar la cuota anual.

 7º Clase de Cofrades: De túnica sólo, de túnica y cruz y de luz sólo, insignias con que había de asistir a la procesión del Viernes Santo.

 8º Los Mayordomos, según costumbre inmemorial, después de la procesión del Viernes Santo, darán a los cofrades, a sus espensas, la parba, y también a los pobres, aunque no sean cofrades; pero, para evitar abusos, se determina la cantidad de la misma: un panecito de pan de una libra y una tacita de vino, que no ha de llegar a medio cuartillo, a cada uno. También a sus espensas, tendrán que poner cuatro velas, durante la misa, los días de precepto y encender la lámpara de Jesús todos los días, pero solo durante la misa.

 9º En los entierros de los cofrades se deberán pone, a cuenta de la Cofradía 12 hachas.

 10º Por ahora, el número de túnicas sería de 44.

 1834 hallamos inventariados estos objetos: 22 cirios, 41 túnicas negras, 4 camisas blancas, 5 cruces de hierro, 11 de madera y una trompeta. (Libro de cuentas, pág. 61).

 1849 La imagen sufría deterioro y en  se le reparan las manos y se le restauran dos dedos, a costa de una donación de don Marcelino Trabadillo.

 1882 Se reforma la Regla, cuyas principales innovaciones fueron: Será Presidente el Párroco de San Martín, se crea el cargo de Abad, que será también vicepresidente y depositario; se restablece la obligación de que el mayordomo costee los gastos de la fiesta, menos en lo que respecta a la parba o pitanza, que correrá a cuenta de la cofradía. En todos los actos religiosos de la Cofradía el Abad usará medalla grande con lazada de cinta de color violeta; los mayordomos y demás cofrades, medalla de tamaño de la mitad del abad, siendo la lazada de los primeros de color de flor de lis y la de los cofrades, morada.

 Durante el trayecto de las procesiones, el abad marchará detrás de la imagen, los mayordomos uno a cada uno de la misma, y los cuatro auxiliares que, a tal efecto nombre el Abad, ordenarán la "carrera" para lo cual cuidarán de que los más jóvenes vayan delante de los ancianos y llevarán cada uno su vara rematada y en cruz de hierro.

 Todos los viernes primeros y últimos de mes se dirá una misa rezada por las almas de los hermanos cofrades, a la que hay obligación de asistir, excepto en el tiempo de verano y vendimia. Las hachas de la cofradía alumbrarán sólo durante el funeral de los hermanos cofrades, sino que también le acompañarán en la conducción al cementerio. El cargo de llamador será vitalicio. El número de túnicas o camisas puede ser el de la mitad del número de cofrades, y el de blancas, poco más de la cuarta parte del número de los mismos. Por cierto que algunas de estas túnicas se arrendaban a otros pueblos, como Aspariegos, Cañizo, Manganeses, Villalba, etc.…

 Se nombraría un quatro por cada parroquia, para que tomase lista y lleve nota de los que falten a las prescripciones que preceptúan estas reglas.

 La confesión y comunión se haría dentro de los cuatro días desde el Domingo de Ramos al Viernes Santo, bajo multa de un cuarterón de cera.

 Todo hermano mayor de 60 años que lleve diez años de cofrade pagando el “escote”, y que su avanzada edad y estando pecuniario no le permitan continuar satisfaciendo dicho escote, se le considerará cofrade de hecho y derecho[32].

 A esta cofradía sólo podían pertenecer hombres.

 El número de cofrades, según la primera relación que tenemos y que data del año 1821, era de 231, distribuidos por parroquias: De San Martín 66, de El Salvador 77, de Santa María 74 y de San Pedro 104.

A medida que pasan los años se ve que van disminuyendo los cofrades. Así en 1851 tenía 307, en 1865 261, y en 1906 151 ultima relación de la que disponemos, posiblemente fuese su año de desaparición.

Al desaparecer la iglesia de San Juan, a finales del siglo XVIII pasa a pertenecer la cofradía de las Ánimas a San Martín.

Cofradía de las Ánimas

Fundada desde antiguo en la iglesia parroquial de San Juan se conservan dos libros de la misma (Archivo Diocesano de Zamora. Sección Parroquiales, parroquia 113.3 libros 9 y 10), La imágenes corresponden l libro 9  págs.: 1r. y 17r, y al libro 10  págs.: 14 r, 16r, 25 v, y una sin foliar

 El primero se remonta a 1672. En las dotaciones del cabildo escritas a finales del siglo XVI o principios del XVII se anota “el domingo primero después de los sanctos haçe la cofradía de la ánimas en San Juan offiçio de difuntos por las ánimas del purgatorio como se hacen los cabos de año que se hacen de cabildo y paga quinientos mrs el mayordomo de la cofradía… y la proçesión la haçe el cabildo”, por lo que posiblemente existiera anteriormente sin regla.

 El primer mayordomo fue Antonio Caballero.

 La regla de la cofradía se presentó para su aprobación al obispo de Astorga en 1672:

 En la villa de Villafáfila a diez y seis días del mes de julio de seisçientos y settenta y dos años, ante el Yllmo Sr. Don Matías de Moratinos Santos, mi sr., obispo de Astorga y eleccto de Segovia, del Consejo de Su Mg, andando en visita general de estte obispado, se han presentado las ordenanzas y constituciones de la cofradía de las Ánias, supra y retro escritas, sitta en la parroquial de San Juan e esta dicha villa, y vistas por su Illma. dijo que las aprobaba y aprobó en la conformidad que se refiere en ellas, sin perjuicio del derecho ordinario, y para su balidación interponía e interpuso su autoridad y auto judizial y así lo probeyó y mandó y firmó, en la dicha villa, dí y mes dichos de que doy fee.

Matías, obispo de Astorga.

Ante mí Gerónimo Maquirian, snº.

 La transcripción la hago a partir de una copia fidedigna de 1750 años ante el escribano Enrique García Horduña, porque las primeras hojas del libro antiguo están deterioradas. Por ellas conocemos las principales características de la cofradía:

 Su fin es rezar por las ánimas del purgatorio y particularmente por las de los cofrades que murieran. Para ser cofrade, bastaba con solicitarlo y pagar cuatro maravedíes cada semana.

 Se hace la función el primer lunes después del día de los difuntos, con vísperas, misa y procesión. Ese día se elegían los cargos de la cofradía, que eran un mayordomo y cuatro oficiales llamados “cuatros”, además de un cobrador de cada barrio.

 El mayordomo debía mandar decir una misa por las ánimas todos los lunes y una por cada cofrade fallecido.

 La obligación de asistir a los entierros de los cofrades y de llevar la mitad de la cera de la cofradía para alumbrar en los oficios, y en caso de fallecer el mayordomo se llevaría toda la cera. Si alguno quería que se llevara toda la cera debía de pagar las mermas.

 Y una práctica caritativa con los que cayeran en la pobreza se nombrarían dos cofrades que pidieran por la villa para su remedio.

 

 Regla

 En el nombre del Padre del Hijo y del Espiritu Santo, que son tres personas distintas y un solo Dios verdadero, a gloria y honra de Nuestra Señora de la Concepción y del señor San José, su esposo, que nos dé auxilio para principio y fin de fundar la cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio, sita en la parroquial del señor San Juan de Villafáfila,  a quienes todos los cofrades recibimos por nuestros abogados, y para su aumento nos obligamos a cumplir con los capítulos infraescriptos que son los siguientes:

 -Primeramente ordenamos que la víspera y día de las ánimas, todos los cofrades seamos obligados a ir a la iglesia parroquial de San Juan de esta villa a asistir a las vísperas y misa el primer lunes después de la conmemoración de los Difuntos, pena un quarterón de cera.

 -Itten ordenamos que qualquiera persona que quiera entrar en esta cofradía pague de entrada quatro mrs cada semana y es nuestra voluntad que el día de la festividad de las Benditas Ánimas se nombren mayordomo y quatros, y una persona de cada barrio para que cobre la dicha limosna de entrada y que de ello de quenta al mayordomo.

 -Ytten ordenamos que cada lunes manden decir una misa rezada por las benditas ánimas.

 -Ytten ordenamos que si algún cofrade muriere seamos obligados a asistir a su entierro y oficios, siendo avisados por un abogador, que la cofradía nombrare, y que la cera que tuviere la cofradía seamos obligados a dársela para el entierro tan solamente al cofrade que hubiese sido mayordomo toda la que tuviere la cofradía, y a los demás que no  hubieren sido mayordomos la mitad, y la otra mitad se les de pagando la limosna conforme a lo que se gastare.

 -Ytten ordenamos que si algún cofrade caiese enfermo y tuviese necesidad, tenga obligación el maiordomo nombrar dos cofrades porque pidan por toda la villa para su socorro.

 -Ytten ordenamos que el mayordomo que fuere de nra cofradía en cada un año para siempre jamas tenga cargo de mandar decir una misa por cada un cofrade que muriere el día más próximo a su fallesçimiento. Y por esto pague el maiordomo que no lo hiçiere un quarterón de zera.

 

          En 1674 se redactaron unos capítulos adicionales que juntos y de mancomún los cofrades hicieron:

 -Primeramente se debe derogar el quarto capítulo que habla sobre el intierro de los hermanos y se manda sean yguales sin ninguna ezepción.

 -Yten se deve añadir para la buena administración de esta cofradía el que dentro de cada año deban pagar loscofrades la cantidad que se acordare, y no lo pagando habiéndoselo pedido el maiordomo y cuatros, le echen de la cofradía.

 -Ytt que si alguna persona quisiere entrar por cofrade no lo pueda admitir el maiordomo por si solo, pena de media libra de cera, sino con asistencia de los quatros, para que juntos bean si conviene y si no que lo despidan como se debe.

 -Ytt que dicho maiordomo y quatros se junten y bean si en los cofrades que hai, hai alguno que por sus defectos y malas costumbres es digno de echarlo de la cofradía, le echen, y asimismo si alguno quisiere salirse dando razón suficiente, salga de dicha cofradía.

 -Ytt si algún vecino desta villa o forastero pidiese la hermandad o zera para su intierro se le dé, pagando lo que el maiordomo y quatros les pareciere que se deba dar.

 -Ytt que si algún pobre muriere le haian de asistir todos los cofrades con la cera que al maiordomo y quatros les pareciere, por ser obra piadosa.

 -Ytt que si el maiordomo o quatros supieren que algunos cofrades sean enemistados los llamen y admonesten a que sean amigos y les puedan poner media libra de cera de pena. Y no lo efectuando el serlo el que lo reusare sea echado de la cofradía.

 -Ytt que si algún hermano estuviere en peligro de muerte, habisando, el maiordomo mande dos cofrades le baian a a velar y de no hacerlo lleven a cada uno un quarterón de cera, y pasando más adelante la inobediencia la consulte con los quatros y le echen de la cofradía.

 -Ytten que ningún cofrade pueda ser maiordomo más que un año y se le tomen cada año las quentas.

 -Ytten que ningún cofrade pueda ser maiordomo sin haber sido quatro de la cofradía.

 -Ytten que para ser maiordomo y demás oficiales  se junten en casa del cura que fuere de San Juan para que el nombramiento sea arreglado

 Pronto surgió un pequeño conflicto con los clérigos miembros del cabildo eclesiástico de la villa, que pretendían ser miembros natos de la cofradía por hacer la procesión, como ocurría en otras de la villa.

 En la visita de marzo de 1675, don José Ussúa y Amaya, canónigo magistral, juez sinodal y visitador del obispado por estar la sede vacante deja mandado:

 Que el maiordomo tenda mucho cuidado en mandar decir las misas de esta cofradía y que la tenga bien reparada y se manden las constituciones en ella dispuestas, y que todos los que entraren en dicha cofradía tengan mucho cuidado en pagar y que observen con mucha decencia la cofradía y que los maiordomos tomen la cuenta en presencia del cura, pena de que si no lo hicieren se darán por nulas y de ningún valor y que todos los años se tomen las quentas a los mairdomos, y que se acuda con los alcances al que sucediere.

 Y por quanto fue informado que los capitulares de esta villa pretenden ser cofrades sin pagar el estipendio como los demás por decir que han de hacer la procesión de las ánimas alrededor de la iglesia, como dice que lo tienen de costumbre en las demás cofradías, mandó su merced que a los capitulares se les pague la procesión, si la cofradía la hiciese, por el justo precio que conforme a otras son 500 mrs, pero que si quieren ser cofrades han de pagar la entrada como hacen los demás que entran en la dicha cofradía.

 Los cofrades tenían que asistir a las juntas y llamamientos de la cofradía, siendo llamados por una campanilla que ha de traer el llamador de la misma, bajo la pena de un quarterón de cera cada vez que faltaren.

 La cofradía era mixta, pero los cargos directivos siempre eran hombres.

 En 1678 los cofrades pagaban 4 reales al año, ese año recaudan 944 reales,  por lo que el número de cofrades sería de 236. Y 100 reales el que entraba en el momento de su muerte para acogerse a los beneficios de sufragios de la cofradía.

En 1681,  “en consideración de la rebaja de la moneda, era para los cofrades mucho gravamen pagar cada año 4 reales, se rebajan a dos reales”. Esos años el rey había decretado una deflación de la moneda que afectó al precio de los artículos y a los salarios.

 En 1682 se compra un pendón negro para las procesiones y funciones de la cofradía.

 Ese año manda el obispo que se entreguen 200 reales a la iglesia de San Juan por ser pobre y estar necesitada de algunos reparos. La cofradía que entonces disponía de fondos, determinó que se entregasen 600 reales.

 

          En 1702 hay 315 cofrades, entre ellos 13 clérigos.

 En 1742 eran 701 cofrades, distribuidos según los feligreses de las parroquias:

-de San Pedro 221,

-de Santa María 191,

-de San Salvador 126,

-de San Juan 109,

-de San Martín 54.

 En 1804 los cofrades eran: San Martín con San Juan 260, San Salvador, 289, San Pedro 342, Santa María 278 y Otero 90.

 Cada año el mayordomo saliente debía dar cuenta de los ingresos y gastos. Los ingresos eran las cuotas de los cofrades, limosnas, y a veces alquilaban los blandones para diversas funciones. Los gastos se empleaban en las misas, comprar cera, gastos del predicador, 18 reales (fue subiendo con los años) que le daban al muchacho que tocaba la campanilla, y pagar al sacristán que encordaba toda la noche de la función.

  A los mayordomos que después de rendir las cuentas no entregaban el importe de los alcances se les declaraba excomulgados. Así en 1683 a Domingo Díaz, que no había pagado en el término señalado “se le declare y declara por público descomulgado poniéndolo en tablillas y se haga saber al cura de Santa María, de donde es feligrés y a los demás curas desta villa para que por tallo tengan y publiquen en sus iglesias”.  

 Piden que se le aplacen las censuras hasta que pueda cobrar de sus deudores para pagar a la cofradía. Se suspende por 15 días.

 También se procedía al embargo de los bienes de los mayordomos morosos, como el caso de don José Ossorio Yebra en 1688, incluso haciendo prevalecer el embargo sobre otro decretado desde la Real Chancillería.

Con la reducción de la cuota anual en 1693 tienen que hacer un escote de 2 reales por cofrade para poder comprar la cera porque no había.

 La falta de fondos se repite y así en 1737 manda: “que se pida cada domingo la limosna que antes se acostumbraba a pedir por el que tocaba la esquila de dicha cofradía, y que la limosna que se saque cada domingo se venda en la iglesia donde se sirviere función del cabildo.

 En la relación de gastos de las cofradías de la provincia de Zamora de 1770 se gastan 900 en misas y la función y 130 en comidas y otros gastos.

         Ese mismo año se reúnen en casa de cura de San Juan, el mayordomo y cuatros de la cofradía, con el cura y algunos vecinos de Otero de Sariegos, que solicitaban la extensión de la cofradía a esa villa. Acuerdan que los vecinos de Otero puedan gozar de los sufragios y la cera de la cofradía con unas condiciones: nombrar un cobrador del escote entre los cofrades de Otero, pero sin derecho a elegir mayordomo, el transporte de la cera, y en su caso el paño y el ataúd, para los entierros de Otero, sería a cargo de los herederos del difunto. En caso de coincidencia de dos difuntos el mismo día, el funeral de Otero sería después del de Villafáfila. Las asistencias a las vísperas y misa serían voluntarias.

 La cofradía, después de la supresión de San Juan en 1784 como parroquia pasó su sede a la de S. Martín.

 

          El cuadro de la ánimas, que aún se conserva en Santa María, se realizó en 1767 y seguramente también el catafalco, pues se menciona el altar y cuadro como una unidad, y en el acuerdo con la villa de Otero antes mencionado ya se cita ·"el ataud" refiriéndose sin duda al catafalco. Cuando fue trasladado desde San Juan se colocó al lado de las puertas traseras de San Martín.

 Los efectos de la cofradía en 1794 eran un estandarte negro, un libro viejo y un libro actual de cuentas con la copia de la regla. Se mantuvo la costumbre de tocar a las ánimas el día de su fiesta desde el anochecer hasta  el amanecer, y en 1775 el obispo manda que sólo se toque la campana hasta la 10 de la noche.

 Las reglas se modificaron en 1844 por ciertos conflictos que habían surgido en la observación e interpretación de las antiguas.

 

  En la villa de Villafáfila, el primer día del mes de Noviembre del año 1844, los cofrades de la Benditas Ánimas que suscriben, habiendo sido citados todos, ya personalmente, ya por edictos fijados a las puertas de las iglesias, con el fin de tratar sobre varias disputas que se originaron en este y otros años para dar la cera a los cofrades que dejan de pagar algunos años el escote, como también acerca de otras faltas bastante notables en el cumplimiento de la regla y que deban repararse, acordaron, previa lectura de la regla, que se cumpla con los capítulos de la referida regla dados por nuestros mayores, sólo con la modificación siguiente:

 1º en el primer capítulo en el que se impone la multa de un cuarterón de cera al cofrade que no asista a las vísperas y misa del día de la función, se lebanta la multa, dejando a la conciencia de cada uno asistir, confiando en que todos los que puedan asistirán a pedir a Dios por la ánimas de sus hermanos para que otros hagan lo mismo por ellos, teniendo presentes aquellas divinas palabras, con la medida que midáis se os medirá.

 2º En el segundo artículo creyeron que en lugar de cuatro mrs cada semana que pone la regla de entrada se debía de reducir y redujeron a cuatro reales al tiempo de sentarse en el libro de la cofradía y después siguiese pagando un real de escote anual como de costumbre bien

  A este artículo añadieron lo que se dice en el segundo de las adicciones a la regla, a saber: que si algún cofrade no pagase el escote en un año fuera excluido, pero teniendo presente que un año es poco, lo alargan a tres años, de suerte que si en tres años dejase de pagar queda por lo mismo excluido de los cofrades y para volver a entrar necesita pedir de nuevo la cofradía y pagar la entrad

 También es la voluntad de la junta se ponga en ejecución el siguiente... yten, de las adicciones: que si alguno quisiere entrar por cofrade no se le admita solo por los mayordomos y quatros, y sí que intervengan todos con el párroco o vicario para que lo asiente en el libro.

 3º Como los artículos tercero y sesto de la regla digan que todos los lunes se diga una misa por los hermanos difuntos y otra por cada uno lo mas pronto posible después de su muerte, acordaron que todos los años se entreguen al párroco o vicario doscientos reales como ya biene de costumbre para que se cobre los derechos de la función que serán los de un entierro regular, y lo sobrante lo emplee en misas por los cofrades difuntos.

 4º Acordaron que el artículo cuarto de la regla se reducca a lo siguiente: cuando muriere un cofrade tienen obligación de asistir a su entierro uno de cada casa estando en el pueblo, siendo avisados por el llamador, y el que no asista pagará un cuarterón de cera para la cofradía, más para que no sea muy gravoso se reparte el pueblo por barrios y la obligación queda para los del barrio adonde esté el cadáver. La división es por parroquias, de suerte que todos los de una parroquia tienen que asistir cuando haya un entierro en ella cuidando de hacerse presente al mayordomo que estará a la puerta del cadáver con la lista de los cofrades.

 5º Que se cumpla la adicción al artículo cuarto en cuanto a la cera de los entierros y que todos los cofrades sean iguales.

 6º Si la cera la pidiera alguno que no sea cofrade es voluntad de la junta se le entregue pesándola antes y cuando la vuelva, echándole las mermas y además un real por cada hacha que lleve.

 7º Seguirán las 24 hachas que actualmente tiene la cofradía, las que se renovaran cuando estén muy gastadas, sin que se permita aumentar el número.

 8º Los mayordomos tomarán cuentas particulares a los cuatros y todos juntos pasarán a dar las generales a casa del párroco o vicario sin que pase de los ocho días después de la función,y pasados les estrechará a ello por parte del juez.

 9º Si sobrare algún dinero después de hacer los gastos con arreglo a las últimas cuentas quedará en depósito en poder de los mayordomos hasta que se reúna para sacar un pendón y aumentar el paño del túmulo, y comprado esto, se empleará en sufragios para los cofrades difuntos.

 10º Los mayordomos y los cuatros se reunirán en casa del mayordomo primer nombrado para elegir otro mayordomo y cuatros, mandando a casa del párroco o vicario una papeleta firmada en la que conste el nombramiento y si no convinieren pasarán todos a casa del mismo para que decida, todo esto el día de la función antes de misa.

 11º Todos los años el domingo más próximo a la toma de cuentas se pondrá a la puerta de San Martín el resumen de ellas firmado del párroco o vicario y los mayordomos salientes.

12º Todos los años el día de todos los santos se pondrá a la puerta de San Martín una copia del artículo segundo de este acuerdo, firmada por el párroco o vicario.

 13º Acordaron que siga la costumbre respecto a los sacerdotes teniéndolos por cofrades con sola la asistencia sin pagar escote ni pagarles los derechos a los que asistan con pelliz, pero se abonen cinco reales a cada uno de los que se vistan de dalmáticas.

 14º Acordaron que todos los que actualmente son cofrades se tendrán por tales, sin más entrada pero con la obligación de cumplir este acuerdo y los que hayan de ser mayordomos tienen que firmarle y de no hacerlo se nombrarán otros, con lo que se concluyó la junta que firmaron los que supieron.

 La cofradía siguió funcionando sin grandes cambios hasta la actualidad, salvo pequeñas modificaciones en sus reglas.

 

 Así el quince de noviembre de 1891, reunidos en la iglesia de San Martín, un número considerable de cofrades acordaron:

 Primeramente: Cuando haya una defunción en cualquiera de las cuatro parroquias alumbrarán treinta hachas para el día del entierro y quince si tuviere dos oficios y si tiene uno alumbrarán las treinta.

 Segunda: en lo sucesivo no se admitirá ningún cofrade sin haber pagado antes una peseta de entrada, si pasa de 50 años no se le admitirá.

 Tercera: las matrículas obrarán en poder del cura párroco desde el momento que hagan el cobro los cuatros.

 Cuarta: que el nombramiento de cuatro será por antigüedad y con anuencia del párroco.

Y para hacerlo constar lo firmaron en Villafáfila a quince de noviembre de 1891.

 En los entierros solemnes se usaba el catafalco de la cofradía, que se remonta al siglo XVIII, y era alquilado por los que no eran cofrades.

 Todavía las personas mayores recuerdan la función de la Ánimas en la iglesia de San Martín, cuando se colocaba el catafalco, adornado todo alrededor con lamparillas en vasos de colores por las anilinas que le añadían al agua.

Capellanías

Santa María y Santa Marina

Fundada probablemente en el siglo XV, por Juan Álvarez y su esposa Aldera. Era de patronato laico, teniendo el derecho de presentación Jerónimo de León, de Revellinos; el Convento de Santo Domingo de Zamora y el Excmo. Sr. Marqués de Astorga. Antes habían tenido ese derecho el Marques de Astorga, el Prior y monjes de Montamarta, descendientes de Juan de Villagómez, y descendientes de Álvaro de León.

Sus bienes estaban constituidos por dos vinas (9 cuartas) y 26 tierras con cabida total de 27 cargas.[33]

Tenía una renta de 8 cargas de pan y obligación de decir una misa semanal.[34]

Los Cocos (o de la Concepción)

Fundada hacia 1562, de presentación de la familia los Cocos, con una renta de 2 cargas de pan, una misa mensual, por obligación y unos bienes que consistían en 9 y 1/2 cargas repartidas en 2 tierras[35].

Los Barrios (o  de la Consolación)

Fundadas por Pedro de Barrio, hermano de Luis del Barrio, vecino que fue de Villalpando y apodado el "perulero", porque estuvo en el Perú y trajo de allí mucho oro y plata. A su muerte dejó una mándina de mil ducados, para la construcción de una capellanía aneja a la Iglesia de San Martín con tres capellanías para sus descendientes.

Tenía tres capellanes, uno de los cuales era el capellán mayor. Era de presentación de la familia de los Barrios.

Tenía una renta de 300 reales por cada capellán y como carga 25 misas anuales cada uno de ellos. Su patrimonio estaba constituido por un Censo y por 22 y 1/2 cargas, distribuías en 21 fincas[36].

Esta Capellanía tenía su residencia en la capilla de Jesús Nazareno, en el NE de la iglesia, la cual fue construida a expensas de su fundador.

Escudo de la familia de los Barrios

Los Robles.

Fundada por D. Francisco Robles, que fue cura de esta parroquia, del que se nos dice que estaba enterrado en ella debajo de una piedra que está a la puerta principal[37], y que en su testamento otorgado en 28 de agosto de 1594, mandó: 1º vestir el día de San Martín seis pobres (o los que se pudiese según las rentas) y "casar" huérfanas, todos los años, teniendo que ser unos y otras de la parroquia de San Martín. 2º 4.000 maravedís de renta en cada año para arder la lámpara del Santísimo de esta iglesia. 3º La tapicería y guardamacíes, cada año, para el adorno del Monumento 4º:

Quedó fundada una capellanía, en el altar mayor, de tres capellanes, uno Mayor y dos Menores, de los cuales, si no fueran parientes del fundador, tiene que residir en la en esta villa, y que ayuden al párroco en los Oficios de Semana Santa y Pascuas y si no residen en la villa, que vaquen las capellanías y presente de nuevo. El Capellán Mayor ha de ser pariente de los dos fundadores y residente de esta villa.

Eran de presentación de la estirpe de los Robles. Tenían cada capellán por obligación decir 25 misas anuales y como renta 20 ducados.

Los bienes por capellanía, vienen así especificados: Capellanía 1ª o Mayor, 8 censos y 21 tierras con una cabida total de 27 y 1/2 cargas, 2ª Capellanía, 2 censos y 22 tierras con cabida de 23 carga y 3ª Capellanía, 7 censos y 20 tierras con cabida de 30 cargas[38].

Ermita

Solo hubo una dentro de la Jurisdicción de esta parroquia,

La de la Magdalena

Todavía se conserva una calle actualmente con el nombre de La Magdalena, que indicará la proximidad o dirección para llegar a esta antigua ermita, que se documenta en el siglo XVI y que seguramente proviniera de una antigua parroquia despoblada.

Ubicación ermita de la Magdalena

La primera mención que he encontrado es de 1513 junto con las otras ermitas de la villa y extramuros, cuando falleció la viuda de Collantes, María Vázquez, deja mandado en su testamento “A la Vera Cruz e a Sª Mª de Villarigo e a Sª Mª Madalena e a Sª Marta e a Sª Mª la Nueva, hermitas desta villa, a cada una medio real para sus obras”.

Se incluía dentro de los límites parroquiales de San Martín y por ella pasaba una de las procesiones de las Letanías que recorrían las parroquias y ermitas de la villa en el siglo XVI el martes antes de la Ascensión: Martes processión de San Martín por la Magdalena a decir missa a Nra Señora y vuelve a San Martín…

Durante el siglo XVI un Pedro García vivía en sus inmediaciones y es conocido con el apelativo de La Magdalena para distinguirlo de otros homónimos

Ya a finales del siglo XVI estaba caída y el obispo de Astorga, en la visita que hizo en 1597 a la villa se acercó hasta la ermita y anota en el libro de fábrica de San Salvador “por vista de ojos vio caída la ermita de la Magdalena desta villa y profanada, que en ella y alrededor della le informaron que se apañaba el porquero y bueyero de la dicha villa, y que personas de buen celo avían mandado de tres y más años a esta parte hasta en cantidad de casi trescientos reales, que por tanto cometía y cometió el hacer y solicitar hacer la dicha obra al doctor Cruz [cura entonces de San Martín] pues está en baxo de su campana, y a Francisco de Valencia, como vecino de la dicha hermita, y mando notificar, so pena de excomunión mayor paguen las mandas y legados a Hernando de Caramazana, arcipreste, y acuda con el dinero necesario al dicho Francisco de Valencia como se fuese gastando

Ubicación ermita de la Magdalena

La obra debió de hacerse y la ermita permaneció en pie durante casi otro siglo. En 1695 se anota en el libro de fábrica de San Martín “por quanto si Ilma fue informado que la ermita de La Magdalena, extramuros desta villa está muy menoscabada”, manda que se arregle y pide a los vecinos que contribuyan con limosnas para dicho fin y a los curas de la villa que pidan por las casas y las eras. El resultado no debió de surtir efecto y ya en 1730 estaba completamente derrumbada, por lo que el obispo da licencia para cerrar y tapiar el sitio donde estuvo la ermita poniendo dentro una cruz, ya antes se había trasladado la imagen de La Magdalena que estaba colocada en el altar mayor de la iglesia en 1738, pero antes de 1794 se trasladó a un altar lateral (A.P.V. 52. Libro de Fábrica de San Martín).

La calle de la Magdalena pertenecía a dos parroquias, las casas situadas al sur, los pares, a San Martín y los impares a Santa María. A la parroquia de San Pedro pertenecían unas casa que lindaban con los corrales de San Marcos, “a la laguna de la Magdalena”, que creo que se refieran a una laguna que se formaba antes de llegar a la calle de la Magdalena, en lo que hoy es la calle del Rosario.

Apenas quedan restos pero es posible que se localizara en una de las eras que están al final de la calle de la Magdalena, concretamente en donde se aprecian algunas piedras y una pequeña laguna en la era de los Trabadillos, donde  se localizan restos cerámicos que se remontan a época tardorromana y visigoda.

Desaparición de la Iglesia.

En 1953 se intentó una profunda reparación, se destecha casi toda ella se derriban las paredes este y sur, y levantadas ambas a media altura, se suspenden las obras por falta de medios, sin que se reanuden en lo sucesivo. El solar fue vendido en el año 1992 se vendió a Caja España, en el fue realizado, en su bajo, locales y pisos.

TRATADO DE LA CONCORDIA DE VILLAFÁFILA

         En esta iglesia de San Martín se firmo la CONCORDIA DE VILLAFÁFILA, por parte de Fernando el Católico en 27 junio de 1506

La política antifrancesa de los Reyes Católicos, por la posesión del reino de Nápoles (Italia), fue motivo de los matrimonios de sus hijos con los de otras monarquías europeas.

Uno de ellos fue el de doña Juana de Castilla con don Felipe de Austria Conde de Flandes. La muerte de los hermanos mayores de doña Juana elevó al matrimonio a Príncipes de Asturias en 1502 y a Reyes de Castilla en 1504 a la muerte de la reina doña Isabel, cuando se encontraban en Flandes.

Felipe

Juana

Isabel

Fernando

Siempre fue don Felipe de Austria muy francés hasta el punto de que el rey Luis XII de Francia decía de él que: “Era más francés que el vino de Orleans”. Las ideas políticas de don Felipe necesariamente habían de chocar con las de su suegro don Fernando el Católico, sin embargo, éste en las Cortes de Toro, de 1505 hizo proclamar como reyes de Castilla a sus hijos doña Juana y don Felipe y a él como administrador de Castilla en tanto éstos no estuviesen en ella. Estas contrarias posiciones políticas hicieron que se celebrase la Concordia de Salamanca (1505) entre don Fernando y el señor de Veyre, representante del rey don Felipe, que éste no aceptó. Doña Juana enferma (Juana la Loca) fue ignorada completamente por ambos. Los Reyes de Castilla en su viaje a esta llegaron a La Coruña, donde se les unió la nobleza castellana. Hacia allí caminó el rey don Fernando, mientras el rey don Felipe, como huyendo de él, se dirigió por Orense a las Tierras del conde de Benavente en Sanabria. En Remesal, aldea de esta tuvieron lugar las primeras conversaciones entre ambos que posteriormente continuaron en la Iglesia de San Martín de Villafáfila, donde llegaron a las conocidas “Capitulaciones de Villafáfila” entre los reyes don Fernando el Católico y don Felipe el Hermoso sobre el reino de Castilla.

Placa ubicada en el antiguo lugar situada la iglesia de San Martín

         


Autor:

José Luis Domínguez Martínez

 

Biografía - Textos:

 

Pérez Bragado Camilo: Villafáfila: Historia y actualidad de una villa Castellano-leonesa y sus iglesias parroquiales. 1996. pág. 409 y 410.

 

Granja Alonso, Manuel: El Arte de una Villa Castellano-leonesa Villafáfila. 2008. pág. 21. 22, 23 24, 43, 45, 59, 76, 81, 85, 96, 97, 102, 117.

 

Elías Rodríguez Rodríguez:

Ermita de la Magdalena

http://villafafila.net/ermitamagdalena/ermitamagdalena.htm

Hospitales de Villafáfila s. XVI y XVII.

www.villafafila.net/hospitales/hospitales.htm.

Cofradía de Jesús Nazareno

http://villafafila.net/cofradianazareno/cofradianazareno.htm

Cofradía de las Ánimas

http://historiasdevillafafila.blogspot.com.es/2016/09/cofradia-de-las-animas.html

 

Apuntes sobre las campanas de Villafáfila

http://historiasdevillafafila.blogspot.com.es/2017/10/apunte-sobre-las-campanas-de-villafafila.html

 

Fotografías:

Elías Rodríguez Rodríguez.

Manuel de la Granja Alonso.

José Luis Domínguez Martínez.

 

Transcripción y montaje:

José Luis Domínguez Martínez.

 

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[1] Archivo Histórico Nacional (AHN), Códice nº940, folios 20 y 372.

[2] Flórez, E. España Sagrada, Madrid, tomo XVI, escritura XLI.

[3] Granja Alonso, M. de la, Villafáfila: Historia y actualidad de una villa castellano-leonesa. Zamora, 1996, p. 85 y ss.

[4] Granja Alonso, M. de la, op. cit., p. 201

[5] Lib. Fáb. San Martín, 1566-1647,  pág. 8 vta.

[6] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744,  pág. 38.

[7] A.R.Ch.V. Registros de Ejecutorias. C.195-29.

[8] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744,  pág. 37 vta.

[9] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744,  pág. 99.

[10] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744, pág. 12.

[11] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744, pág. 101 vta.

[12] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744,  pág. 8.

[13] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744,  pág. 15.

[14] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744,  pág. 16.

[15] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744,  pág. 29.

[16] Lib. Fáb. San Martín, 1744,-1808, pág. 33.

[17] Lib. Fáb. San Martín, 1808, pp. 18 y 19. GRANJA ALONSO, M. de la, Estudio histórico, religioso, agrícola y del Real Monasterio de Santa María de Moreruela de la Orden Cisterciense, Zamora, 1990, p. 413.

[18] AHN. Clero. Moreruela. Libro 18.276.

[19] Granja Alonso, M. de la, op. cit., p. 201

[20] Lib. Fáb. San Martín, 1566-1647, pág. 219 vuelta.

[21] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744, pág. 55.

[22] Lib. Fáb. San Martín. 1673-1744, p. 38.

[23] Martínez Martínez, Mª. Del C., La emigración castellana y leonesa al nuevo mundo (1517-1700) Junta de Castilla y León, Valladolid 1993.

[24] Lib. Fáb. San Martín, 1808-1896, pág. 316 vta.

[25] Lib. Fáb. San Martín, 1566-1649, al final.

[26] Lib. Fáb. 1566-1640, pág. 219 vta.

[27] Lib. Cofradía del Carmen, pág. 17.

[28] Lib. Cofradía del Carmen, pág. 36 vta.

[29] Lib. Cofradía del Carmen, pág. 104 y ss.

[30] Martínez Martínez, Mª. del C., La emigración castellana leonesa al nuevo mundo (1517-1700),  Junta de Castilla y León, Valladolid, 1993.

[31] Granja Alonso Manuel y Camilo Pérez Bragado: Villafáfila, historia y actualidad de una villa castellano leonesa y sus iglesias parroquiales, pág. 441 y 442, 1996.

[32] Lib. de Cofradía, 1865, pág. 15 ss.

[33] Lib. Fáb. San Martín, 1566-1649, pág. al final.

[34] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744, pág. 30 vta.

[35] Lib. Fáb. San Martín, 1566-1649 y 1673-1744.

[36] Lib. Fáb. San Martín, 1566-1649 y 1673-1744.

[37] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744, pág. 19 vta.

[38] Lib. Fáb. San Martín, 1673-1744, pág.