PREGON - SEMANA SANTA 2010 -VILLAFÁFILA

DÑA. MARÍA MARCOS SALVADOR

 

 

Señores de la Junta de Semana Santa, Señora Alcaldesa, miembros del Excelentísimo Ayuntamiento, señor párroco de la Iglesia de Santa María, estimados paisanos y forasteros, me sitúo esta tarde entre vosotros con sorpresa para mi y seguramente para muchos por lo inesperado del cargo, con gratitud porque no se me oculta cuanto significa este ofrecimiento por la confianza, la deferencia y el afecto, pero cono nos dejó escrito Cervantes “no atribuyas a tus merecimientos las mercedes recibidas, sino da las gracias al cielo que dispone así a las cosas”.

Me adelanto a esta Semana de Pasión para anunciaros lo que siempre es nuevo, aunque repetido: el renacer de la primavera, la luz y la vida porque pregonar, en origen significa promulgar en voz alta y en sitios públicos una cosa que conviene que todos sepan, porque el pregón no es una locución académica, ni una conferencia, ni una catequesis y yo no he pronunciado ninguno en mi vida.

Dña María Marcos Salvador

Dña. María Marcos Salvador

 

Aunque de una cosa estoy segura de mis recuerdos más entrañables en Villafáfila: mi familia, mis amigos y las celebraciones como Semana Santa que iniciamos con Domingo de Ramos que según manda la tradición quien no estrena no tiene ni pies ni manos, y donde se aclama la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén como señor y maestro aunque el Viernes Santo se le pida a Pilatos que lo crucifique.

En cualquier caso nuestra Semana Santa es única aunque no sea la más rica, ni la más artística, ni la más brillante pero es la nuestra, la que amamos, la que nos trae felices recuerdos de tránsito entre la infancia y la juventud, rito iniciático a la madurez conviviendo en las peñas con nuestros amigos y manteniendo las tradiciones de nuestros antepasados en todas las vertientes tanto religiosas como lúdicas, todas son parte intrínseca de nuestra cultura particular.

Soy María, nací aquí, me conocéis como la hija de Fabri la Marula y Pepito el de los Osorio, y aunque me fui con tres años nunca he dejado el pueblo, he seguido viniendo cada verano a casa de mis tías y tíos, conozco las salinas, la alameda, la carretera pedaleada en bici y hasta tuve el honor de ir a Zamora con el traje típico con el que se caso mi bisabuela representando al pueblo con otras chicas.

Mi familia ha procurado que no perdiésemos las raíces y puedo aseguraros que en casa era raro el día en que mis padres no hablaban del pueblo o nos contaban anécdotas, a veces tristes, la mayoría muy divertidas y siempre sumamente enriquecedoras.

Afortunadamente he podido conocer todas las fiestas y también vivir y sentir procesiones: el miércoles el Cristo de la Misericordia, yo casi siempre entro en esta iglesia por la puerta lateral y ahí está él, con los brazos abiertos para darnos la bienvenida a su casa y siempre recuerdo al anónimo del siglo XVII como esta iglesia y muchas de sus imágenes, permitidme que lo recite

No me mueve, ni Dios, para quererte

El Cielo que me tienes prometido:

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

Tu me mueves, señor; muéveme al verte

Clavado en una cruz y escarnecido;

muéveme ver tu cuerpo tan herido;

muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.

no tienes que me dar porque te quiera;

pues aunque cuanto espero, no espera,

lo mismo que te quiero, te quisiera.

 

Este año se recupera la tradición de sacar al Cristo de la Vera Cruz con el recorrido que se hacía antiguamente, me alegra y permitidme que felicite a la Junta por tan magnífica idea, pues la Cofradía es típicamente semanasantera y data como mínimo del 1571. Determinadas tradiciones siempre es bueno recuperarlas, nos enriquecen como personas y como colectivo.

 

El viernes todos esperamos a María, San Juan y el Nazareno, como imagen que procede de la iglesia de San Martín, representa a Cristo camino del Calvario, su rostro abatido, resignado, con la cruz a cuestas, sabe que va a morir. Es la imagen más venerada, más querida de nuestro pueblo, a él se le pide, se le ruega, a él se le hacen promesas.

 

Por la noche la procesión de las Angustias, nadie como las madres que han perdido un hijo saben cuál es el dolor de esta madre; esta imagen procede de la iglesia de San Pedro como el Cristo de la Urna y que cada cuatro años se dramatiza el descendimiento de la cruz y su posterior enterramiento, como en nuestras vidas, como en nuestras familias, lo hacemos juntos todo el pueblo.

 

Pero no Olvidemos el momento más esperado, la procesión del Encuentro, todos pendientes de las inclinaciones después de una larga madrugada, de chocolate con churros, de algo de aguardiente, todo típico, tan tradicional como el pulpo del viernes santo, siempre bien rutiado según mis tías.

 

Pero el sábado, la procesión de la Soledad la más entrañable para mi, mi participación la primera vez me impactó sobremanera aunque mi madre nos lo había contado tantas y tantas veces, vivirla es otra cosa: todas las mujeres de luto, acompañando a la Virgen en silencio, no importa el frío o la lluvia, la Soledad no puede, nosotras no queremos dejarla sola, es la solidaridad de las mujeres, madres, hijas, hermanas, todas iguales, todas juntas.

 

Ahora, enseguida la subasta de los Santos, todo es parte del a tradición, como las procesiones, como la tendencia de Villafáfila a la nocturnidad, tanto que ya en el siglo XVIII nos amenazaban con la excomunión si nos las acabábamos antes de anochecer o si los mozos solteros persistían en reunirse en cuadrillas y alborotar en la noche por salir a cucar.

 

Cuando el próximo domingo celebremos la resurrección, seguro que todos habremos sido capaces de vivir esta semana con intensidad y compartir con nuestros paisanos nos habrá hecho mejores personas, más nobles, más cercanos, más humanos.

 

La Semana Santa dura siete días, la Pascua cincuenta pero muy pronto, apenas pase un año volverá a ser Semana Santa, volveremos a estar juntos, participando en nuestra tradición con todo lo que conlleva, también la limonada, todo nos une, todo nos lleva a vivir.

 

Muchas gracias por vuestra atención, por vuestras atenciones, por vuestro afecto, porque aquí están mis raíces, aquí está enterrada mi madre, por soy de Villafáfila.

 

María Marcos Salvador.

 

28 marzo 2010, Villafáfila


 

Autor:

José Luis Domínguez Martínez.

“Con todo mi afecto y agradecimiento a Dña. María Marcos Salvador”.

 

Texto:

Dña. María Marcos Salvador.

Pregonera de la Semana Santa 2010

 

Fotografía:

José Luis Domínguez Martínez.

 

Transcripción y montaje:

José Luis Domínguez Martínez.

 

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