PROPIEDAD Y PROPIETARIOS DE LAS SALINAS DE VILLAFÁFILA

HISTORIA DE LAS EXPLOTACIONES  SALINAS EN LAS LAGUNAS DE VILLAFÁFILA

 

 

Las características y evolución de la propiedad de las salinas son las mismas que las del resto de las propiedades de la zona, si bien es verdad que la percepción puede estar condicionada por el hecho de que la mayor parte de las propiedades documentadas en época medieval se refieren a salinas.

En los siglos X y XI se observa en la documentación conservada dos hechos:

- la coexistencia de pequeños propietarios locales junto a grandes propietarios laicos o clérigos, personajes conocidos de la corte leonesa o de un ámbito de propiedad que trasciende al comarcal

- el interés de las principales instituciones eclesiásticas leonesas (monasterios y catedrales) por adquirir participación en la propiedad o rentas de las salinas mediante compras o donaciones desde principios del siglo X.

Pequeños propietarios         

Conocemos la existencia de pequeños propietarios locales por los documentos en los que venden sus posesiones o parte de ellas a diferentes monasterios. Estas ventas suelen estar provocadas por las necesidades tecnológicas para el desempeño de las tareas agrarias como ganado de tiro o simiente y de abastecimiento, y así lo hacen constar en las cartas:

“et acepimus de vos Iº asino... et VIex modios de triigo...”; “damus uobis ipsam hereditatem pro una uaca cum filio suo et pro X ouibus et pane et uino”,

aunque no falta la mención a bienes suntuarios como objeto de trueque:

vendimus vobis una corte cum tres casas et sua terra conclusa...et dedistis nobis una pelle agnina et III folles zumaques” o “una saia carmez et uno tapete”;

Además de la necesidad de seguridad espiritual de salvación que se trasluce de algunas donaciones en las que se lee:

“pro remedio anime mee” o “... pro animas nostras”[1]; pero la mayoría de las veces, las transacciones se hacen con dinero[2].

La moneda que habitualmente se usa en las transacciones es el sueldo de plata, pero no se puede descartar la utilización de sueldos de oro, cuando no se menciona el metal, o en un caso en que se paga por tres posadas: “XVI solidos et duos argenteos”, de lo que se puede deducir la tardía utilización de moneda visigoda que habría permanecido con carácter residual[3].

TRANSACCIONES DE SALINAS DOCUMENTADAS EN LAMPREANA EN EL S. X

AÑO

PROPIEDAD

PRECIO

933

2 pausatas

5 solidos y 6 modios de trigo

935

3 pausatas

Saia carmez y tapete

936

1 pausata

20 argenteos

936

2 pausatas

3 solidos de argenteo

936

3 pausatas

15 solidos y 2 argenteos

937

1 pausata

20 argenteos

937

1/2 pausata

11 argenteos

937

2 pausatas

1asno y 5 argenteos

937

2 pausatas

6 solidos y 1/2

937

1 pausata

5 solidos de argenteo

                                     

Estos pequeños propietarios están mejor documentados en los alrededores de la Salina Grande, donde, en la primera mitad del siglo X, entre el 930 y el 937, conocemos por las cartas de venta o donación la existencia de, al menos, 54 pequeños propietarios (calculando que los mencionados con el mismo nombre en más de un documento se corresponden con la misma persona) y en el entorno de Revellinos, como mínimo, otros 14 entre el 945 y 946, incluyendo las menciones a heredades o viñas, aunque en la mayoría de los casos son propietarios de posadas de sal.

La forma de propiedad es muchas veces compartida por el grupo familiar: se citan esposas, padres, hijos o hermanos y otras veces varios poseedores sin mención de vínculo de parentesco, en el año 996:

“damus uobis ipsam hereditatem quantam habemus inter nostros germanos atque heredes”[4].

En cuanto a la entidad de la propiedad es muy diversa, va desde media viña a tres pausatas o una corte con tres casas. El valor de las propiedades es muy desigual en función de su disparidad, así una pausata puede valer 20 argenteos mientras tres pausatas se venden por una saya carmesí y un tapete.

Aunque desde el siglo X hay una tendencia a la concentración de propiedad en manos de instituciones eclesiásticas o señores, en el siglo XII existen todavía muchos pequeños propietarios vecinos de Villafáfila, Revellinos, Otero o Muélledes que venden o donan sus pausatas o salinas, heredades que muchas veces han recibido de sus padres, como hacen constar en las cartas de compra, por lo que se puede afirmar que la pequeña propiedad nunca desapareció de la zona.

 

AÑO

PROPIEDAD

PROPIETARIO

PRECIO

1148

corte, posada y viña

Justa Domínguez hijos

14 morabetinos melequinos

1155

4 pausadas

Pelayo Miguélez y familia

9 morabetinos melequis

1165

casas, tierras salinas y viñas

Petro Ferro y Oro Miguélez

donación

1177

pausada

Petro Fedo y Justa Núñez

2 morabetinos

1178

salinas

Pedro Ordóñez y Elvira Juárez

donación

1179

salina

Domingo Calvo

13 morabetinos y 1/2 corte

1182       

2/4 de viñas, posadas

Benedicto Miguélez y Oro María Pérez

acuerdo

1182

viña y posada y una casa

Columba Petri y vir Petrus Faviez

acuerdo

1183

salina

Domingo Fenulio y Auro María

10 morabetinos de oro

1183

salina

García Martiniz

10 morabetinos de oro

1183

salina

Domingo Rojo y Marina Petri

10 morabetinos de oro

1200

salina

Antonino

renta

1283

heredad y salina

Pedro Fernández

acuerdo

 

 

A veces surgen diferencias por la posesión de las salinas como la que hubo en 1156 entre Pedro Vélaz, Martín Cid y Pedro Velídez, vecinos de Villafáfila que decían que la salina Posada de Madornil era suya, en contradicción con el monasterio de Castañeda que alegaban que la habían recibido en la donación de la infanta Sancha en 1153. Los jueces se pronunciaron en favor de los monjes, pero la existencia de esta controversia pone de manifiesto que esos vecinos explotarían la salina desde antiguo y pretenderían la posesión efectiva.

El proceso señalado por Pastor de Togneri, de absorción de los pequeños propietarios por la gran propiedad, en el caso de las salinas de Villafáfila, rebasa el siglo XIII, y es posible que algunos persistieran durante toda la Edad Media produciendo sal en explotaciones propias, pues en el siglo XV y XVI se documentan algunos propietarios particulares de pausatas y cabañas de sal.

Muchos de estos pequeños propietarios pasan, en el momento de desprenderse de la propiedad de sus salinas, a ser usufructuarios de las mismas y de las otras que previamente poseían los nuevos dueños. Así en 1182  Benedicto Miguélez y Oro Mª Pérez dan al monasterio de Eslonza sus pausatas a cambio de usufructuarlas vitaliciamente junto con la salina del monasterio que ya tenían ellos en explotación:

 “Benedictus Michaeli et uxor mea Oro Maria Petri…damus et concedimus supradicto monasterio sancti Petri et supranominate ecclesie sancte Merie illas pousadas quas habemus iuxta pousadam donni Ioanis Spora ad Sancta Eolaliam. Et ego Ioannis Spora do et concedo illam salinam quam de me tenetis ut omnibus diebus uite uestre teneatis”[5]

Vignau 1882: Doc. CV

 

  

Vignau 1882: Doc. CV

 

En 1200 Antonino recibe en arrendamiento vitalicio de la abadesa de San Pedro de las Dueñas la salina de este monasterio en Villafáfila:

“Et post obitum tuum salinas quam tu habes in loco pernominato del Rodezno tota remaneat ad nostro monasterio”.

Pedro Fernández de Cerecinos y Teresa Fernández, su mujer, reciben en 1283 el usufructo durante su vida de varias propiedades de la Orden de Santiago entre ellas:

“la nra heredad que vos teniades de nos en Pobradura que ye termeno de Villafáfila e la salina que vos teniades de la horden” a cambio de que a la muerte de ambos vuelva todo a la Orden más “una salina que vos y aviades de Santa Marina la qual salina fue de vro padre e vra madre de vos Pero Fernández”, en el mismo documento los hijos de ambos se comprometen a no reclamar estas propiedades a la muerte de sus padres[6].

La Gran Propiedad

Junto con la pequeña propiedad coexiste y se desarrolla a su costa la gran propiedad tanto laica como eclesiástica. Estos grandes propietarios no poseen sus grandes patrimonios sólo en la zona de Villafáfila, sino que los tienen distribuidos por diversas comarcas del reino y sus bienes en esta comarca muchas veces son una pequeña parte de su patrimonio.

La formación de los grandes patrimonios sigue varios caminos:

Pueden haberse obtenido por presura o apropiación de tierras que estaban sin dueño a finales del siglo IX y primeros años del siglo X. Este caso está documentado en el entorno de Revellinos con el abad Proficio:

“qua firmaberint ipsa terra prendite de illorum parte”[7].

Por concesiones reales a nobles o monasterios de villas y tierras. Conocemos varios ejemplos: Villa Travessa, San Martín y pausatas o Montenegro hechas por Ramiro II y Ordoño III al monasterio de Sahagún en el siglo X.

Ramiro II, según una miniatura del Tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela

 

Donaciones de particulares y compras por parte de monasterios.

Herencias.

Apropiaciones ilegales como la que hacía el conde Fernando Muñiz en los bienes de Sahagún antes de 1049[8].

La existencia de los grandes propietarios en la zona es conocida desde el 917 y casi siempre está en relación con su donación a diferentes monasterios de León a lo largo de los siglos X y XI, por lo que se puede decir que la gran propiedad laica de la zona va cediendo sus posesiones a diversos centros religiosos leoneses, siendo la catedral de León y el monasterio de Sahagún los principales beneficiarios de este proceso de transferencia de propiedad.

A partir del siglo XIII las instituciones eclesiásticas quedan como representantes únicos de esta gran propiedad, o al menos como los únicos documentados. Desde el siglo XII se observa también el fenómeno de la entrega, ante las dificultades de una explotación directa de estas propiedades eclesiásticas, en arrendamiento o prestimonio o foro perpetuo a vecinos acomodados de Villafáfila y alrededores que en muchos casos pudieron hacerse con la propiedad efectiva de los patrimonios eclesiásticos.

Es posible que desde el siglo XV o antes, los poseedores locales de las salinas, tuvieran la propiedad efectiva de las mismas, a cambio de pagar un pequeño foro al propietario nominal. Incluso que transmitieran en herencia las salinas a cambio de seguir con el pago del mismo foro.

Relación de grandes propietarios particulares laicos o clérigos.

- Iquila, abad de San Cipriano de Porma en León, entre muchos bienes con que dota al monasterio de monjas de Santiago de León figuran cinco pausatas en Lampreana

- El abad Proficio posee una heredad de tierras en Revellinos y varias pausatas en Arcello que vende al monasterio de Eslonza por 164 sueldos. Entre los propietarios colindantes figura Carlo abba. Ambos abades, no sabemos de qué monasterios, tenían que ser importantes personajes cuyo ámbito de propiedad necesariamente trascendería los límites comarcales.

- El conde Piloti Gebúldiz, noble leonés de ascendencia mozárabe, sobrino del obispo de León, Fruminio, cortesano de Ramiro II y Ordoño III, dotó al monasterio de San Martín de Valdepueblo cerca de Castrobol (Valladolid) con importantes bienes entre ellos:

“palacios obtimos cum suas hereditatem” en Villafáfila y siete posadas en Terrones.

- En el 962 Fortunio García, personaje documentado en las confirmaciones de la catedral de León y de Sahagún como comes y como cubiculario regio, dona una tierra en Lampreana, posiblemente relacionada con la producción de sal, pues se localiza al lado de las salinas y del término de Sahagún, a este monasterio.

- Ansur, mayordomo de palacio durante el reinado de Ramiro III, recibe en el 964 una pausata en Madornil por parte del monasterio de Sahagún.

Conocemos otros grandes propietarios que vivieron a finales del siglo X por las donaciones que hacen sus hijos o nietos en el siglo siguiente de las propiedades que habían sido de sus antepasados.

- El conde Pelayo Rodríguez vivió a finales del siglo X y participó en la revuelta nobiliaria de 991 aunque pronto volvió al favor real. Sus propiedades eran extensas por todo el reino. Debía de poseer una hacienda con salinas en Villarrín pues conocemos a varios descendientes suyos que hacen donaciones con la porción de la hacienda que les correspondió de su abuelo. Así en el año 1042 su hija Flonilde casada con Ordoño, hijo del rey Vermudo III, dona a la catedral de León la mitad en una corte y en tres posadas en Villarrín. El hijo de estos, el conde Sancho Ordóñez dona a la catedral de León la quinta parte que le corresponde en las “pausatas ubi sal operantur” que fueron de su abuelo en Villarrín. Dos años antes su sobrina Marina Peláez había donado otra quinta parte a esa misma sede.

- Otro noble que siguió una trayectoria paralela al anterior fue su coetáneo el conde Munio Fernández. Su hija Sancha junto con su marido el conde Rodrigo Galindi dotan al monasterio de San Antolín, cerca de Coyanza con varias propiedades en 1036 entre otras la mitad de lo que le pertenecía en Villarrín. La otra mitad había sido donada por su hermano el conde Juan Muñiz al monasterio de San Juan y Santo Tomás de León, donación confirmada por su viuda en 1044[9]. Supongo que entre las propiedades incluyera salinas, pues los intereses de los grandes propietarios en la comarca estaban relacionados con la posesión de salinas.

- En 1025 un tal Abiub y sus primas hicieron donación de Villa Ordoño con tierras, sernas y salinas al monasterio de Santiago de Moreruela. Al ser una propiedad compartida nos hace deducir que pertenecería al abuelo común cuyo nombre desconocemos y que sería coetáneo de los anteriores.

- Antes del año 1049 el conde Fernando Muñoz tenente de Campo de Toro y Zamora se había apropiado de bienes, entre ellos cabañas y pausatas, de Sahagún en Lampreana, que tiene que devolver a instancias del rey Fernando I[10]. En el año 1060 Munio Fernández, que parece ser su hijo, recibe en herencia de Osorio Fernández y Dª Visclavara bienes en Villarrín[11].

- Antes del año 1050 el abad Félix de San Miguel de la Vega de Besnerga había recibido de Munio Rodríguez y de su mujer doña Adosinda varias pausatas en Lampreana[12].

-También debieron tener posesiones en el entorno de Villarrín el conde Gutier Alfonso pues su hija Flonilde las dona a su nieto Pelayo Vermúdez en el 1078, que a su vez en el año 1084 éste las cede a Sahagún, añadiendo en 1104 la parte que le había correspondido de su padre Vermudo Fernández, a su vez descendiente del citado conde Pelayo Rodríguez[13].

- Sancha Rodríguez, hija de Rodrigo Fernández de la Valduerna poseía un abundante patrimonio distribuido por la actual provincia de León y Zamora, cuando firma el concierto con el Maestre de Santiago por el que recibe el usufructo de:

“Villafáfila con todas sus aldeas e con todos sus terminos e derechos que alli abemos”,

A cambio Sancha se compromete a entregar a su muerte todo lo que tiene en Valderas, Valdejamuz, Valduerna, Páramo, Benavente, “e quanto e en Salinas e en Villafáfila”[14].

En la baja Edad Media tenemos constancia de que la nobleza emergente como los Enríquez poseían salinas en Villafáfila, pues en el año 1426 fundan mayorazgo D. Alonso Enríquez y Dª. Juana de Mendoza en favor de su hijo segundogénito Enrique, y entre otros bienes figuran que le atribuyen:

“y las salinas que son cerca de Villafáfila”[15], que más que unas salinas concretas, parece tratarse de la aldea de Salinas.

A principios del siglo XVI, además de persistir muchos pequeños propietarios, las propiedades de pausatas estaban muy dispersas, incluso la de los grandes propietarios como el Comendador o el Monasterio de Moreruela.

El Patrimonio Real en la comarca.

Las referencias a las propiedades de los reyes y de sus familias de salinas, demuestra su interés por la posesión patrimonial de las mismas como fuente de recursos. En 1075 Alfonso VI distingue claramente las rentas procedentes del portazgo, de las obtenidas de sus salinas propias, que había recibido en herencia de sus antepasados:

“quod antecessores mei posederim in illa villa que dicitur Lampreana”.

Desde el siglo X se documenta la propiedad real de algunas salinas, en el año 945 el rey Ramiro II dona al monasterio de Sahagún las villas de San Martín y Villa Travessa y doce pausatas “cum suis adiacenzis”, es decir, con todos sus aditamentos, a cambio de tres aceñas en Olivares. Aunque el documento parece ser falso, estas villas debieron ser donadas en algún tiempo al cenobio del Cea.

Al poco tiempo en 951 Ordoño III concede al monasterio leonés los montes de Montenegro que debían ser patrimonio de la corona, para que se sirvan de ellos para obtener leña para sus pausatas de Lampreana. Casi un siglo después Fernando I concede Villa Travessa, junto con un prado, una salina, “ipsa salina ruviosella”, y una serna, por lo que la antigua donación no debió de tener efecto o había sido revocada. Sabemos que en 1073  a Alfonso VI le pertenecía en Lampreana:

“que ad partem regis pertinent, tam de portatico quam de salinis ipsius regis...in ipsa  uilla de nostro regali”,

es decir, la villa que era de realengo, y al rey pertenecía también el portazgo de la sal, además de sus salinas propias:

“quod anteccesores mei possederunt in uilla que dicitur Lampreana”.

 Dentro de la villa sus vecinos estaban sujetos a las rentas feudales que le pertenecían al rey, además de poseer casas y heredades, pues en la donación le añade

“unum hominem quem decimus excusatum.... cum suo solare e sua hereditate”[16].

El carácter de propiedad patrimonial se deduce de la posesión de salinas no sólo por parte de los reyes, sino que también se documentan las que poseían sus hijos como la infanta doña Sancha hija de la reina Urraca I, que en 1153 entrega al monasterio de Castañeda dos salinas entre otros bienes. Alfonso IX en el siglo XIII se refiere varias veces a “salinis meis de Villafáfila”, que debía poseer por herencia, aparte de la que obtuvo por confiscación a los freires templarios en Muélledes, San Feliz y Lampreana, y que les devuelve en 1211[17]. Con la donación a la Orden de Santiago de la villa en 1229 le entrega todos los bienes y rentas que al rey pertenecen, en las que se incluiría las salinas que se documentan como propias de la Orden desde el siglo XIII.

Alfonso VII según una miniatura del Tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela

 

El origen de estos patrimonios reales en la comarca pudo ser por:

Presuras, pues el rey tenía derecho de posesión de la tierras abandonadas o baldías.

Confiscaciones a nobles rebeldes.

Permutas con otros grandes propietarios.

A mediados del siglo XII el patrimonio real de Lampreana fue sometido a diversas donaciones y concesiones. El Emperador hace donación de Santo Tirso y San Pedro al monasterio de Santa Mª de Sar en La Coruña en 1152 “cum omnibus suis salinis”; y en 1155 al monasterio de Eslonza de una heredad y dos iglesias en Villafáfila. La infanta doña Sancha, su hermana, había hecho donación al monasterio de Marcigny sur Loire en Francia de una heredad en Villafáfila en el año 1131, y en 1153 una heredad en Bamba y unas salinas en Madornil, al monasterio de San Martín de Castañeda. En 1158 el rey Fernando II dona al monasterio de Moreruela una heredad en San Pedro, Oterino y Villa Ordoño, que con seguridad incluía salinas.

Después de la organización de la Puebla Real los monarcas siguieron teniendo patrimonio en Lampreana, tanto de salinas “de me salinas de Villafáfila”, como otras heredades, de la que van haciendo donación a diferentes monasterios: Roncesvalles en 1207, al Cister en 1211. Algunas de estas salinas se las había expropiado a la orden del Temple a la que le devuelve sus salinas de Lampreana, San Feliz y Muélledes en 1211. En 1214 Alfonso IX entrega la “hereditatem de Bretocino et de Villa Fafila quas habeat de meo rregalengo”[18], con lo que el patrimonio real quedaría mermado. Por fin, en 1229 el mismo rey dona a la Orden de Santiago Villafáfila con todos sus derechos y pertenencias entre los que figuraban además de las rentas feudales, diversas tierras, huerta y cabaña de sal. Anteriormente Alfonso IX debió de donar la villa de Villarrín a su nieta Dª Mencía y la aldea de Fortiñuela al monasterio de Santa María de la Puente.

La gran propiedad eclesiástica

Es la mejor conocida porque los archivos de las catedrales o monasterios se han conservado en mejor estado que los de otras instituciones o particulares.

Localización de las instituciones eclesiásticas con propiedades en las Salinas de Villafáfila durante la Edad Media

 

Desde principios del siglo X se documenta el interés de algunos monasterios leoneses en la adquisición de propiedades en la comarca de Lampreana, bien sean tierras, casas, viñas o salinas. Destaca el caso del monasterio de Sahagún que mediante compras o donaciones de particulares o reales consiguió formar un importante patrimonio en la zona. Parece que los años finales del siglo X y primeros del IX, coincidiendo con la época de la actuación de Almanzor en los reinos cristianos, se produjo un retroceso en las adquisiciones patrimoniales, pero desde 1025 y a lo largo de toda esa centuria observamos el fenómeno de donaciones por parte de nobles de una serie de bienes en la comarca a diferentes monasterios leoneses que van surgiendo ahora, con motivo de su dotación fundacional o de donaciones de cuantiosos bienes diseminados por todo el reino.

A partir de mediados del siglo XII se produce la entrada de las nuevas instituciones en la participación de la propiedad en la zona, bien patrimonial, bien de iglesias o de rentas, coincidiendo con el momento de fundación de la villa y del auge de la misma y de la explotación de las salinas en este siglo. Junto a viejos conocidos como Sahagún, la catedral de León, que se hace con el patrimonio de los pequeños monasterios leoneses, o de Eslonza que amplía notablemente su patrimonio en Villafáfila, aparecen los cistercienses de Moreruela, Castañeda o Sobrado, principalmente, y las Ordenes Militares.

La administración de los bienes tiene dos modalidades. Los grandes propietarios eclesiásticos de salinas las explotan directamente como Sahagún en el siglo X y XI, a cargo de algún monje que vive en Lampreana, o a partir del siglo XII se establecen centros rectores en la villa, formados por prioratos o iglesias, cabezas de la administración del patrimonio, que controlan directamente las explotaciones, las adquisiciones o los arrendamientos, como el caso de la iglesia de Santa María para el monasterio de Eslonza, o la de San Juan para la catedral de Astorga o Santo Tomé de Bamba para el monasterio de San Martín de Castañeda, y especialmente las granjas cistercienses como Santo Tirso de Sobrado o las de Villafáfila, Villa Ordoño y Oterino de Moreruela, pero a partir del siglo XIII, es frecuente que los monasterios, sobre todo en los centros monásticos con menos bienes o los más alejados de Villafáfila, entreguen sus salinas y sus otras propiedades en arrendamiento o en usufructos vitalicios a diversos particulares que les aseguran unos rendimientos, quizás menores, pero más seguros y constantes. Sirva de ejemplo la actuación del Monasterio de Vega, cuando en 1165 la familia de Pedro Ferro le hace entrega al monasterio de sus heredades en Villafáfila “cum salinas in IIIIor partes” a cambio reciben esa heredad y la que el monasterio tenía previamente en Villafáfila en arrendamiento “et demos de nostro e de suo renda que solent dare ad Monasterio de Vega” durante su vida y la vida de alguno de sus hijos bajo la misma condición “et si filio vel filia remanserit de suis que bono homo fuerit, et fecere que fecit suo pater”. Si los arrendatarios no cumplían los contratos las propiedades revertían al monasterio, como ocurrió en 1176, cuando Justa Petriz, hija de los precedentes y su marido Pedro Vidas, deben entregar definitivamente la propiedad antes citada por la deuda contraída que no pueden pagar:

“pro debito quod devimus dare ad priorisa et non potuimus habere”; la deuda ascendía a “XVI modios de sal et una vacca et uno asino et tota bona de illa casa[19].

Durante el siglo XV son frecuentes también los aforamientos o entrega a foro de las cabañas de sal por parte de monasterios a vecinos de Villafáfila que las explotan directamente, pero no se trata de foros perpetuos sino más bien de arrendamientos temporales, que se denominan foros:

 “cuando se caso este testigo puede aber sesenta años [1468], luego aforo una una cabaña de sal del monasterio de Moreruela en la dicha villa de Villafáfila e la tuvo aforada mas de veynte años”[20].

Instituciones eclesiásticas con propiedades de salinas o rentas de sal en Villafáfila y comarca

1- Convento de monjas de Santiago de León

 Cenobio femenino de la capital del reino, es el primer propietario de pausatas citado en 917, cuando el abad Iquila, anteriormente mencionado, le hace donación de una serie de propiedades entre ellas cinco pausatas en Lampreana. En 954, Justa, conversa, hace otra donación que incluye otra pausata más[21].

Este monasterio pasó a integrase en el patrimonio de la catedral leonesa y sus bienes, que no vuelven a citarse, pasarían a formar parte de los de aquélla.

2- Iglesia catedral de León

Según un documento fechado en 922, el rey Ordoño II concede a la iglesia de Santa María de León el portazgo de dos días de la sal en Lampreana. Este documento está falsificado a fines del siglo XI o principios del XII. Lo que sí es seguro es que en el año 1073 el rey Alfonso VI a los canónigos y ministros de la sede leonesa la décima parte del portazgo de la sal y de las salinas del rey en la villa de Lampreana, además les añade un hombre excusado con su casa y heredad encargado de recogerlo y defender sus derechos.

En los años 1075 y 1077, los descendientes del conde Pelayo Rodríguez le donan diversas porciones de heredades entre ellas posadas en las que se trabaja la sal.

Estas rentas procedentes de la sal debían de ser cuantiosas pues los obispos hacen diversas mercedes con partes de ellas. Así en 1084 el obispo Pelayo dota al hospital que funda cerca de la catedral con la décima parte de la sal que le había concedido el rey y otra décima es donada por el obispo don Pedro al monasterio de San Marcelo en 1096.

Por una relación de bienes de la catedral leonesa del año 1116, conocemos que tenía posesiones en Lampreana, en Villarrín, en Muélledes, en Carragosa, en Otero y en Terrones, que habría ido adquiriendo por donaciones o compras no documentadas o procederían de monasterios que en el siglo XI pasaron a depender directamente de la sede leonesa y sus bienes incrementarían el patrimonio de aquella. Algunos de estos monasterios como Santiago de León, San Antolín de Coyanza, San Juan Bautista, San Vicente y San Martín de Valdepueblo, poseían bienes en Lampreana como veremos después.

La última referencia a los bienes de la catedral leonesa la encontramos en un documento de c. 1240 en el que se hace una relación de algunas rentas que pertenecían al cabildo “de las salinas de Villafáfila reditus quator annos”. Esta renta “reditus” sería el diezmo del portazgo que le concedió Alfonso VI[22].

No se puede rastrear el destino que siguieron esos bienes. Con el decaimiento de la producción de la sal a fines de la Edad Media, su interés iría disminuyendo y la posesión de las tierras pudo pasar a manos de personas particulares que mediante foros perpetuos se harían con la propiedad efectiva, como ocurrió en el caso de algunos monasterios. No obstante, todavía en el siglo XVIII, la iglesia de León poseía en Villarrín 84 fanegas y media de tierra[23] seguramente procedentes de las antigua salinas.

3- Monasterio de Sahagún

El monasterio de Sahagún, fundado a finales del siglo IX en la ribera del Cea, tiene en el siglo X una rápida expansión territorial. En la zona de Lampreana sigue una política sistemática de adquisiciones, casi seriadas, de tierras y salinas. Así en el año 930 tenemos noticia de la primera donación y en el período 930-937 adquiere 17 y media posadas, 2 y 1/2 viñas, 1 tierra y una corte con tres casas, tierras y herreñal y previamente poseían un término denominado “de Frates”, junto al que compran varias posesiones, que incluía la iglesia de Santo Martino.

Se documentan 7 donaciones, tres de ellas reales (aunque una posiblemente falsificada). También ocho compras y una donación de pausatas o viñas en cuyos límites figura el “término de frates” por lo que se ve claramente la política de concentración de propiedades en torno a La Salina Grande y Villa Travessa. Esta aldea junto con la de San Martín figura en una donación que junto a 12 pausatas les hace Ramiro II, aunque parece que el documento es una falsificación hecha en torno al año 1100:

“concederemus ibiden deserbiendum Sancti Martini et Villa Travessa et duodezi posatas cum suis adiacenzis unde nobis ex inde portatico non preendant...et deincep omnis ipse populus qui in ipsa villa avitant”.

Ruinas del Monasterio de Sahagún

 

Mínguez mantiene que estas villas pudieron haber sido donadas al monasterio en algún tiempo; pero lo cierto es que estas actas han sido totalmente rehechas con objeto de ampliar los privilegios y agravar la sujeción de los habitantes de estas villas[24], y el número de doce pausatas que reciben del rey, parece que puede corresponder al número de ellas que figura en el título que figura en el becerro de las adquisiciones que hicieron entre 930-937:

“vendicio de pausatas de Lampreana de duodecim homines”, que pudo servir de referencia para el falsario.

Repasando la documentación anterior y posterior vemos que al menos la iglesia de San Martín ya pertenecía al monasterio desde el 934 “iuxta eclesia vestra de Sancto Martino in Lampreana”[25], sin embargo, Villa Travessa parece ser que fue donada por Fernando I, en un contexto de restitución de los bienes “honores et portaticos de sale” de Sahagún que habían sido arrebatados por el conde Fernando Muñiz, tenente de Campo de Toro y Zamora. En el preámbulo de esta carta o “testamentum” se relata que, hallándose el rey en el monasterio de Sahagún para rezar, le mostraron y le hicieron leer los frailes “testamenta” que hicieron sus antecesores los reyes Alfonso V y Vermudo III, y del “princeps domnus Ranimirus”, y conoció que las cartas eran verídicas y legítimas, por lo que les hace un escrito de restauración, para que en adelante no le hagan daño en sus propiedades y les añades para su servicio Villa Travessa:

“inquietationem in omnes vestras pausatas, neque in vestras cabannas, uel in omnes uillas de Lampredana seu de Campos…et adhuc adicimus ad seruiendum ibi Uilla Trauessa...et prato et serna”,

añadiéndole la exención de jurisdicción propia que ya figuraba en el documento de 945:

“et non permittimus qui uobis ibidem disturbacionem faciat nec inmodice, non episcopus, non comes, neque rex qui post nos sucesserint in regno”.

La posesión de Villa Travessa le duró poco al monasterio pues en 1060 se la permutan de nuevo al rey Fernando II a cambio de  Villela que estaba más cercana a Sahagún.

A fines del siglo en 1084 reciben de Flonilde Gutiérrez:

 “in Lampreana in villa que vocitant VillaRegi meam porcionem cum suas salinas” donación confirmada por su nieto Pelayo Vermúdez en 1104.

En 1106 Martín Froílaz le dona:

 “in terra de Lampredana, Molldes, meam porcionem”[26].

Otras propiedades fuera del territorio de Lampreana, pero en estrecha relación con los que poseían en ella, fueron las que adquirió el monasterio a orillas del Esla entre Bretó y Moreruela. Así la donación de Matilla, Montenegro y del piélago de Juan Corva por parte del rey Ordoño III en 951 se vincula con las pausatas de Lampreana “Simili modo adicimus vobis ibidem deserviendum ad illas vestras pausatas de Lampreana illo monte Megro y amnis Estula cum suo Pelago que dicunt de Joanes Curbo” y Matilla, probablemente para utilizar la leña de estos montes en la fabricación de la sal, pues además de estos montes, le añade la donación del monte de Magretes, del que especifica que es para el pasto de sus rebaños o cualquier otra utilidad que quieran darle “ad pastum pecoribus vestris vel ad operandum quidquid vobis necessarium fuerit”. Veinte años más tarde compran otro monte en el mismo lugar de Magretes, en el actual término de Bretó (Las Maragatas) y “Zacarias confirmo abidante in Lampriana conparavi illum montem”. En la confirmación de una donación de tierras en Villaveza figura “frate Belit in Lanpreana avitante”[27]. La mención de estos frailes que vivían en Lampreana nos puede dar pie a pensar que estarían al cargo de la administración de la hacienda de Sahagún en la comarca, que, además de los bienes inmuebles: iglesias, viñas, tierras, salinas, estaría constituida por rebaños de ganado afincados en Lampreana, para aprovechar esos pastos, pues era más difícil tráelos desde las inmediaciones del monasterio a pastar en los montes junto al Esla, a no ser que contara con administradores cercanos.

 

año 

Bienes

Localización

Propietario anterior             

Precio 

Colindante

930

tierra

Santo Martino 

Lupi pbs

pro remedio anime mee

 

930

1/2 viña

Villa Travessa

Senda y dos hijos

pro animas nostras

 

933

2 pausatas

Lacuna M. Campo

Aboharon

5 sólidos y 6 modios de trigo

 

934

1 corte

Sancto Martino

Sesnando y su hijo prb

1 piel de cordero y 3 f. zumaques

si

935

3 pausatas

Lacuna y Campo

Gudesteo y Teton 

Saia carmez y tapete

si

936

1 pausata

Campo

Ambrino

20 argenteos

si

936

2 pausatas

Lacuna M. Campo

Alarigo et Fredegundia

3 sólidos de argenteo

 

936

3 pausatas

Laguna, Campo y Coreses

Recemondo

15 sólidos y 2 argenteos

 

937

1 pausata

Lacuna Maiore

Piniolus et uxor Sesildi

20 argenteos

si

937

1/2 pausata

Campo

Andemio/Sahagún

11 argenteos la 1/2

 

937

2 pausatas

Lacuna Maiore

Sando et uxor Gontilli

1 asno y 5 argenteos

 

937

1 viña

Villa Travessa

Graciosa y dos hijos

2 sólidos

si

937

1 viña

Villa Travessa

Mariay dos hijas

4 sólidos de argenteo

si

937

2 pausatas

Lacuna, Campo

Sabarico

6 sólidos y 1/2

si

937

1 pausata

Lacuna Maiore

Almundar et Auria,

5 sólidos de argenteo

si

945

2 aldeas  y 12 pausatas

Lampreana

Ramiro II

donación (Falsificado)

 

951 

monte

Montenegro

Ordoño III

donación

 

962 

1 tierra

Lampreana

Fortunio Garcia

donación

si

971

monte

Magretes

María y Basilia

20 sólidos argento

 

1049

Aldea, serna y prado

Villa Travessa

Fernando I

donación

si

1084

salinas

Villarrín

Flonilde y Pelayo Vermudez

donación

 

1106

heredad

Molldes

Martín Froilaz Ovequiz

donación

 

 

             

Del patrimonio de Sahagún se detrae la pausata de  Madornil en 964, en que el abad se la vende a Ansur, mayordomo, por precio de un sólido de argento, precio que parece simbólico por lo reducido respecto a su valor real, y que serviría para compensar otros favores.

A partir del siglo XII el monasterio de Sahagún, que tenía consolidado su patrimonio en la zona, que se había incrementado con los bienes del monasterio filial de San Salvador de Villacet, debía de tener dificultades para la explotación y mantenimiento del mismo, y procede a una política de desprendimiento de heredades, bien con donaciones, permutas o arrendamientos que le permitieran la percepción de unas rentas fijas que le aseguraran el suministro anual de sal o grano, mejor que proceder a la administración directa. Ya en el 1108 dona la heredad de Villarrín a Jimena Fernández, pero con objeto de obtener alguna donación de ella a su fallecimiento[28].

En 1182 debido a diferencias con el monasterio de Moreruela se ven obligados al reparto entre ambos cenobios del monte de Magretes, que habían comprado los cluniacienses en 971, y estaba próximo al coto cisterciense. Actuaron de divisores cuatro vecinos de Villafáfila, posiblemente los cuatro alcaldes[29].

En 1197, el abad de Sahagún, junto con el prior de Val de Villacet, entregan a Lupo, (un vecino rico de Villafáfila ) toda la heredad que poseen en Muélledes, en la que se incluiría salinas,  a cambio de 16 ochavas de sal, un carnero, veinte panes, dos cántaros de vino y con el cargo de recibir en su casa al abad o algún monje cuando viniesen a Villafáfila; además, a su muerte Lupo tiene que entregar al monasterio un tercio de sus bienes propios[30].

En 1201 el abad Pedro concede a otro vecino hacendado, Fernando Gutiérrez, todas las heredades de Villafáfila y Bretó “totam illam nostram hereditatem quam habemus in Otero de Fradres scilicet ecclesiam Sancti Facundi, cum suis terris et uinies et salinis”, procedente de las antiguas compras y donaciones del siglo X; “et ecclesiam Sacti Michaelis de Villafafila”, que habrían edificado en la villa tras la organización como Villa Real a mediados del XII; “et hereditatem de Magretes”, la mitad que le restaba después de su reparto con Moreruela; “et hereditatem de La Pedrera et hereditatem de Matiela que est in Breto cum sua molinera” procedente de la antigua donación de Ordoño III. A cambio aquel se compromete a dar al monasterio todos los años quince cargas de sal y treinta monedas de oro y la obligación de reedificar la iglesia, repoblar la aldea, y labrar por cuenta suya y entregar al monasterio la mitad de los bienes muebles y semimuebles que tenga en esas heredades en el momento de su muerte. Fernando Gutiérrez se compromete a dar al abad una buena procuración de alimentos cada año y a recibir a los frailes que estén en tránsito por Villafáfila en su casa dándoles un buen trato[31].

En 1254  el abad procede a la permuta de todos los bienes del monasterio en Montenegro y las heredades de Muélledes, seguramente a requerimiento de Moreruela y debido al poco aprovechamiento que haría de ellos, pues en los montes pastaban los ganados de Villafáfila y sus vecinos cortaban la leña, por otras heredades que Moreruela poseía en Prado, Quintanilla y Villalpando[32].

Sobre el destino de las propiedades de Sahagún en Villafáfila sabemos que en 1332 todavía presentaba al cura de la iglesia de San Miguel de Villafáfila[33].

El patrimonio debió de seguir siendo arrendado y tal vez a descendientes de Fernando Gutiérrez. Sólo sabemos que a su muerte en 1523, el arcipreste de Villafáfila, Fernando Fernández, funda una Pía Memoria de misa diaria en la iglesia de San Juan, a la que dota con diversos bienes “todo el término redondo de San Fagundez y Monaster de Vega”, lo que nos da una idea de la agrupación de las propiedades, que formaban un término redondo, como lo aseguran los vecinos en 1530, además una lindera grande rodeaba los términos de San Fagunde, testimonio de su diferenciación del resto de los términos de Villafáfila e indicativo de que formaban el término de una antigua aldea. El año antes de la muerte del arcipreste se cita en un apeo “una posada del arcipreste que es de San Fagunde”, lo que confirma el destino de las propiedades del monasterio leonés, incluidas las salinas.

 Como la Memoria persistió hasta 1806, en que sus propiedades fueron vendidas, consecuencia de la desamortización de Godoy de 1798, y existen apeos de las mismas por los que podemos conocer que las propiedades de Sahagún se encontraban en torno al Prado de San Fagunde entre la Salina Grande, la Raya de Otero y Villafáfila.

4- Monasterio de San Pedro de Eslonza

Situado entre las vegas del Parma y el Esla, fue uno de los principales monasterios del reino de León, con un amplio dominio territorial. Desde el siglo X inicia la adquisición de tierras y pausatas en el área de Revellinos, posiblemente relacionado con el abastecimiento de sal, pero es en el siglo XII cuando lleva a cabo la formación de un patrimonio considerable en torno a Villafáfila.

En 945 compran unas tierras junto a Revellinos por veinte sueldos y en 946 adquiere nuevas tierras en Revellinos junto con casas, cortes y huertos y posadas en Arcello por un precio de 164 sueldos, suma importante de la que se desprende la calidad de estas propiedades. Con estos antecedentes a mediados del siglo XII el monasterio, y en su nombre uno de sus frailes, “Johanni Spore, obedenciali monasterii Sanct Petri Elisoncie”, procede a la adquisición de propiedades, casas, iglesias, pausatas, tierras y viñas, de un modo sistemático, encontrándose algunas de ellas limítrofes. Algunas de las adquisiciones son compras pero también reciben donaciones de particulares y reales. Quizá la propiedad más importante para el monasterio fuera la iglesia o monasterio de Santa María.

En 1147 el concejo de Terrones con el presbítero Cipriano a la cabeza proceden a la donación “dabimus isto monasterio de Uillafafila pernominata Sancta Maria” Tal vez la posesión de este monasterio no fuera efectiva, pues en 1155 el emperador Alfonso VII, hace una nueva donación o confirmación del mismo, junto con una heredad y la mitad de otra iglesia Santiago en Villafáfila:

“facio kartam donacionis seu confirmacionis...de hereditate de Uilla Fafila que es mea propia ereditas, et illa prenominata monesterio Sancte Marie tota ab integra et medietati Sancti Iacobi”.

Antiguas ruinas del Monasterio de San Pedro de Eslonza

 

En esta iglesia de Santa María se establece un priorato del monasterio al frente del cual hay un monje encargado de la administración del patrimonio. Desde 1143 hasta 1182 está a cargo del patrimonio del monasterio el citado Juan Spora, que vivía en las dependencias de la misma iglesia ese último año:

“et eclessie Sancte Marie in qua Iohanes Spora hábitat”, al lado de la cual debía poseer otras casas “iuxta suas domos de Iohannes Spora”.

En 1201 por lo menos vivían tres clérigos en Santa María:

“Dominicus Suuarez tenente domum sancte Marie. Martinus presbiter capellanus. Martinus Bartolomeus monacus”.

Alguno de los bienes estaba arrendados o entregados a particulares bajo ciertas condiciones. Así en 1174 vende uno de los suelos que poseía por un bajo precio, a cambio de que permaneciera el adquiriente con sus hijos como feligreses de la iglesia:

“uendo unum solarem...ut tu et filii tuum.. in eo morantes...aut prope semper sint feligreses illius ecclesie”.

En 1182 dos familias donan viñas, pausatas tierras y casa, pero conservan el usufructo durante los días de su vida, junto con la posesión de otra salina de San Pedro

“et ego Ioannis Spora do et concedo uobis illam salinam quam de me tenetis ut omnibus diebus uite uestre”.

Parece que la entrega de esos bienes se hace como compensación de deudas que tenían con el monasterio de la tercia de los diezmos que debían pagar a la iglesia de Santa María de donde eran feligreses:

“et totum de nostra tercia erit et in nostra tercia erit recontum”.

Donaciones del Monasterio San Pedro de Eslonza en Villafáfila

 

 

año

bienes   

localización

precio

945

tierras

Revellinos

20 sólidos 

946

tierras, cortes, casas, ermita y pausatas

Revellinos. Arcillo 

164 sólidos

1143

viña

Villafáfila

5 morabetinos melequinos

1147

monasterio de Santa María

 Villafáfila

donación

1148

corte, posada y viña

Villafáfila. Requejo

14 morabetinos melequinos

1151

corte y heredad

Villafáfila. Revellinos

7 morb. y 9 ox de centeno

1153

heredad, viñas

bago malo

9 morabetinos melquis

1155

heredad e iglesias

Villafáfila

donación real

1155

tierra

Revellinos 

5 morabetinos

1155

4 pausadas

Villarigo, Abrollar, Otero y Requejo

9 morabetinos melequis

1155 

tierra

Revellinos

4 morabetinos melequis

1165

iglesia

Villafáfila

convenio

1177

pausada

Laroia

2 morabetinos

1182

2/4 de viñas, pousadas

 Stª Eulalia, Fortiñuela y Villafáfila

acuerdo

1182

viña y posada y una casa

Villafáfila

acuerdo

1182

2 tierras

Revellinos

acuerdo

1186

iglesia

Revellinos

confirmación

1199

tierra

Villafáfila

donación

1201

1/2 iglesia de Santiago 

Villafáfila

donación

 

 

A veces surgieron pleitos sobre algunas posesiones. Ya en 1160 tuvieron que llegar a un acuerdo con el obispo de Astorga sobre la tercia de Santa María, en 1165 firman un convenio para evitar controversias sobre la posesión de la iglesia de Santiago, cuya mitad les pertenecía, con el otro propietario, más tarde, en 1201, conseguiría Eslonza la propiedad entera. A fines del siglo XIII el monasterio presentaba al cura que se obligaba a pagar unas cantidades fijas anuales en razón de la tercia, entre las que se mencionan “dos dossenas de quesos de sal”[34].

Sobre el destino de estas propiedades no podemos precisar cuál fue. Las de Villafáfila pudieron seguir un proceso similar al de Sahagún, pues en el siglo XVIII en la relación de eclesiásticos con bienes en Villafáfila no figura el Monasterio de Eslonza, la rectoría de Santa María sólo tenía una casa, y la fábrica de la iglesia tenía 14 fanegas de tierras y 2.000 reales de principal en censos, que podrían ser antiguos y estar fundados sobre las antiguas propiedades. En las linderas de otros propietarios se cita en La Raviosa “una tierra de los frayles de Eslonza”. Sin embargo las posesiones en Revellinos y en San Agustín, procedentes de las adquisiciones del siglo X, y de otras compras en el siglo XII, se mantenían, así en Revellinos poseían 97 cargas en varias parcelas, una de ellas a 50 pasos del pueblo de 36 cargas, y otra a Los Granados de 12 cargas, y varias entre 6 y 10 cargas, superficies que en esa época no son frecuentes y nos da una idea de la extensión de las adquisiciones medievales. En San Agustín posee dos pequeñas parcelas en el pago de Los Villares.    

5- Monasterio de San Martín de Valdepueblo

Situado en el término municipal de Mayorga, en la actual provincia de Valladolid, pero rayando con León, poseía desde su fundación en el año 954 casas en Villafáfila y salinas en Terrones:

“in Villafáfila palacios obtimos cum suas hereditates, et in Terrones pousadas VIIem”.

que procedían del patrimonio de su fundador, el noble mozárabe, Piloti Gebúldiz.

En el siglo XI se integró en la catedral de León a la que pasarían sus propiedades.

6- Monasterio de Santa Marta de Tera

Este monasterio zamorano recibe en el año 979 una corte en Villa Ordoño, y en 1115 parte de una heredad en Muélledes. Seguramente en ambos casos incluyeran alguna salina. Ne he rastreado el devenir de estas propiedades por ausencia en la documentación manejada.

Monasterio de Santa Marta de Tera

 

7 - Monasterio de Santo Tirso

Creo que se trata de un monasterio antiguo situado en el pago de Santo Tirso en Villarrín, pues en el tumbo de Sobrado, al que pertenecía la aldea de Santo Tirso, se encuentra un documento en dos versiones de 996 y de 1000, de una venta que hacen Abiuve y su esposa Aderela a:

“Michaeli abbati, una cum fratibus tuis uel congregatione de Sancto Tirso et de Sancta Cruce et de Sancto Michaeli et de Sancto Saluatore de hederitate...in Lampreana i uilla que uocitatur Maladones...pro una uaca cum filio suo et pro X ouibus et pane e uino”[35].

Esta advocación no figura en ningún otro documento del Tumbo, por lo que es de suponer que estuviera en la iglesia de Santo Tirso cuando ésta pasa a Sobrado en 1166, por donación de la condesa doña  María, quien la recibe ese mismo día del prior de Santa María de Sar, que a su vez la obtuvo de Alfonso VII en 1152.

8- Monasterio de Moreruela

El monasterio cisterciense de Moreruela tuvo sus orígenes en un viejo monasterio fundado por Atilano en el siglo X, bajo la advocación de Santiago.

Entre la documentación de la catedral de León se encuentra una carta de donación de 1025 a “congregationem de Sancti Iacobi apostoli, scita est in territorio Campos, iuxta flumen Ceia, monasterio Moreirola, qui fundauit illa patrem nostrum Ikilani abbati”[36]; es dudoso que se trate del monasterio de Moreruela, pero el hecho de que el objeto de la donación sean “illas nostras uillas in Lampreiana uilla Dordonio et fere in Sancto Petro...et uilla Aucteriolo ad integro...cum suas pausatas, cum suas alinas, cum suas fontes, cum suos arugios qui discurrent de illas fontes y de illas salinas”, que fueron objeto de donación real por Fernando II en 1158 al monasterio de Santiago de Moreruela: “illa villa mea que vocatur Villa Ordoni et est villa illa in Lampreana...et cum ecclesia sua Sancti Petri et Auterol”[37]; y que la advocación de Santiago fuera la mantenida por el monasterio de Moreruela desde el siglo XI, me hacen pensar que se refiera al cercano monasterio. En el año 1042 Fernando I dona la villa de Junciel a Keia Habze para que a su muerte pase al monasterio de Santiago de Moreruela.

Una de las primeras zonas de expansión del monasterio cisterciense es la de Villafáfila y su entorno. En 1160 reciben donación de heredades en Falornia. En 1162 ya habían establecido una granja, que era la fórmula de explotación del patrimonio de los monjes blancos, en VillaOrdoño y Oterino, además de poseer viñas en Villafáfila.

En 1182 mediante un convenio con el monasterio de Sahagún se reparten entre ambos la heredad de Maguetes que había sido comprada por el monasterio leonés en 971, pero que dada la cercanía al coto del monasterio cisterciense era muy importante para Moreruela; en esta partición intervienen como divisores cuatro vecinos de Villafáfila, que sospecho se trataba de los alcaldes de aquel año y los testigos del documento son vecinos de los pueblos colindantes: de Muélledes, de Benavente, de la que dependía Bretó, de Villafáfila y de Oter de Frades, que pertenecía a Sahagún. La participación de vecinos de Villafáfila como divisores de la heredad y como testigos sólo se explica porque sus términos incluirían o serían rayanos con Maguetes.

Ruinas del Monasterio de Moreruela

 

El interés de Moreruela por estos territorios cercanos a la abadía continúa y, de hecho, en 1254 el monasterio de Moreruela recibe mediante permuta todas las heredades que Sahagún tenía en Muélledes y en Montenegro. Estas propiedades debían de ser problemáticas en cuanto a sus límites y usos, por lo que al monasterio de Sahagún no le reportarían muchos beneficios, pero que el monasterio de Moreruela pretendía poner en valor, dada su cercanía. Así el mismo día de la permuta se firma otro documento por el que el monasterio de Sahagún se libera de la obligación de hacer sanas las posibles reivindicaciones de Moreruela sobre aguas y términos:

“Si por aventura nos mas podieremos ganar de las aguas e de los terminos.... mas si lo nos quisieremos demandar, nos lo demandemos… e vos aiudarnos a bona fe, sin mal enganno, con cartherizas e con testimonios como los vos avedes”[38].

Esta permuta fue fuente de conflictos con la villa de Villafáfila desde entonces hasta la actualidad.

En Villafáfila los monjes de Moreruela no sólo estaban interesados en la adquisición de bienes raíces sino que pretendieron participar en las rentas decimales que generaba la sal, en 1206 reciben del rey Alfonso IX la mitad del diezmo de las salinas de Lampreana, concesión que chocaba con el disfrute de la tercia por parte del obispo de Astorga desde la época del Emperador en 1154, y no tardó en surgir un pleito entre ambas instituciones ante el pontífice romano, que debió de resultar favorable a Astorga.

Las propiedades de Villafáfila debían ser ya importantes a principio del siglo XIII, pues en 1208 ya tenían entidad de granja que era el sistema de explotación de las propiedades “grangiam de Villa Fafila et grangiam de Autero cum salinis et aliis pertinencis suis”, esta granja de Autero debía estar situada en la aldea de Oterino, en Villarrín, donde a finales de la Edad Media poseen varias heredades concentradas.

Además de la granja de Villafáfila, tenían en la villa un cellarium, que era una especie de almacén que poseían en las principales villas (Salamanca, Zamora, Benavente, Toro, Villalpando y Tordehumos), como centro de recogida y distribución de granos.

Estos bienes se incrementan en 1214 por una donación que hace Alfonso IX  de la heredad de su realengo en Villafáfila, quizá como compensación a la pérdida del pleito antedicho.

Los grandes conflictos entre el monasterio de Moreruela y los vecinos de Villafáfila, que se mantuvieron a lo largo de toda la existencia de monasterio, surgieron a raíz de la adquisición de Montenegro por aquel, pues en esos montes pastaban los ganados de los vecinos de Villafáfila y cortaban leña en ellos.

Sillón de San Atilano del Claustro de Monasterio de Santa María de Moreruela, que se encuentran hoy día en la iglesia de Santa María del Moral de Villafáfila

 

Con el cambio de propietario se debieron prohibir estas prácticas lo que originó que el concejo de Villafáfila restringiera el uso de las propiedades que el monasterio tenía en Villafáfila:

“les contrariaban sus ganados, que son de la casa de Villafáfila, e las aguas e sus poços para si ye para sus vuertos e les querian abrir carrera por la xosa que ha y el monestario”;

el abad recurrió al rey Alfonso X, que concede un privilegio para que no puedan prendar ganados del monasterio, ni a sus vasallos ni otras cosas. Después de dos años de diferencias, en el año 1256 hicieron una avenencia ante tres jueces por la que el monasterio permite a los vecinos de Villafáfila pacer y pastar en parte de los montes que fueron de Sahagún, a cambio el concejo de Villafáfila permite que:

 “los frades del monesterio que moraren en Villafáfila que pazcan con conceyo en sus términos y en aguas...dexenle las usar...e en la xosa que a el monesterio e cavo la casa...”.

Se deduce que el monasterio tenía casa, huertos, una josa y pozos y aguas se supone que para hacer sal, además de tener ganados, y que algunos frailes moraban en la villa al cargo de la hacienda. Las relaciones entre ambas instituciones, concejo y monasterio, anteriormente a la permuta de los montes de Montenegro habían sido buenas y esperaban que en el futuro lo siguieran siendo:

“e por muchos amores que el abad y el conbento rreçivieron e rreçiviran del conçejo de Villafáfila”.

Pero las cosas no debieron discurrir sin problemas, pues en el año 1311 el abad se queja al rey Fernando III, que en Montenegro se hacen muchas fuerzas y robos e muertes, y el rey le concede la merced de que no entre en su coto ni adelantado, ni merino, ni alcalde a hacer justicia, sin duda y, vistos los antecedentes, los causantes de estas fuerzas debían de ser los vecinos de Villafáfila en el uso o abuso de los derechos a esos montes.

 

Sillón de San Froilán del Claustro de Monasterio de Santa María de Moreruela, que se encuentran hoy día en la iglesia de Santa María Mar de Villafáfila

 

Ante la disputa el monasterio consiguió que Montenegro fuera considerado coto del mismo. En 1453 surgió de nuevo la discordia por el pasto de La Tabla, que el monasterio incluía dentro de Montenegro y los vecinos de Villafáfila prendaron varios carneros del monasterio, que posteriormente el alcalde declaró que habían sido mal prendados y obligó a devolverlos. Esto debió de hacer que el concejo volviera a prohibir el uso de las aguas saladas al monasterio, que se vieron obligados a desplazarse con sus ganados a Villarrín para salgarlos:

“e yendo por la cañada al termino de Villarrín, lugar e judesdiçion del marques de Astorga, a dar agua a la salgada a donde otras muchas veces e años con liçençia e probision de los buenos onbres del concejo de dicho lugar de Villarrín solian yr e pasar libremente”.

Ante estas dificultades el monasterio debió de dejar la explotación directa de sus heredades y las entrega a fuero. Así en 1404 toda la heredad que poseía en Revellinos: suelos, casas, tierras, prados, huertos y viñas son entregadas a foro perpetuo por 100 mrs. y 2 gallinas al año; poco más tarde, en el año 1447, hacen un foro a Martín Rodríguez, hijo de Rodrigo Mateos, de una tierra en Villafáfila. Por esa época, era suprior del monasterio un tal Alonso de Villafáfila. La cabaña de hacer sal que tenían en Villafáfila, también la aforaban en el siglo XV, pues en 1523 Salvador Façera, de 81 u 82 años recuerda:

“cuando se caso este testigo, que puede haçer sesenta años (1468), luego aforo una cabaña de façer sal del monasterio de Nuestra Señora de Moreruela e la tuvo aforada mas de veynte años”  (Ceballos).

Por un apeo de 1528 sabemos que la cabaña de Moreruela contaba con 25 posadas o ralladeros y dos hoyos y varias tierras, pero la cabaña debía de estar ya abandonada pues en el prado de la misma, se habían metido las linderas del propietario colindante.

Además de las tierras y de las salinas Moreruela seguía manteniendo en Villafáfila una casa con bodega y seguramente huerto a finales del siglo XV, pues en 1499 se documenta su lagar, junto al Pozo de beber, no sabemos si abandonado o arrendado y en  1513 se citan las cercas de Moreruela a las afueras del casco urbano, que corresponderían a las tapias de la josa.

En las inmediaciones de Villarrín el monasterio poseía varias salinas, seguramente procedentes de las antiguas heredades de Villaordoño, Oterino y Muélledes, que arrendaban a los vecinos de Villarrín según constaba en la documentación conservada en el archivo del monasterio:

“habiéndonos informado de varios vecinos antiguos del dicho Billarrín si habían conocido o habían oydo decir si en aquel término había habido salinas, respondieron que en el archivo del Real Monasterio de Padres de Moreruela abía escritos que pagaban algunos vecinos de Villarrín cierta porción de fanegas de sal en bía de arriendo, y que constaban de veinte y cinco salinas”[39].

9- Monasterio de monjas de San Vicente de León

Hacia el año 1030 el presbítero Justo dona a este monasterio femenino varias heredades entre otras viñas:

“alia super Lampreana, et alia iuxta ipsa de Lampreana ad illa veiga”.

10-Monasterio de San Antolín del Esla

En 1138 la condesa Sancha Muñoz, hija del conde Munio Fernández, dota a este monasterio, situado en las cercanías de Valencia de Don Juan, entre otros muchos bienes, con la mitad de su herencia:

“...in Lampreana Villa Regine....Item in Rego Severi, qui est in territorio Ad Torabe prope monasterium Morairiola”.

11-Monasterio de San Juan Bautista y Santo Tomás de León

El conde Juan Muñiz, hermano de la anterior había hecho donación de la otra mitad de sus bienes y en 1044 su viuda la condesa doña Utrozia lo confirma.

12- Monasterio de San Miguel de Vega de Besnerga (León)

En el año 1050 el abad Félix hace donación a este monasterio de varias pausatas en Lampreana una de ellas en Madornil:

 “Item et en Lampeiana pousatas, una in Kalvellos Matronil”[40].

Los bienes de estos cuatro monasterios pasaron a formar parte del patrimonio de la catedral de León.

13-Monasterio de San Salvador de Villacet

Este monasterio fue fundado en 1042 por Oveco Muñoz y su mujer Marina en el actual Belver de los Montes. Entre los bienes fundacionales figura:

“et in Lampreana villa que dicunt Prato, ab integro”[41].

En el siglo XII el monasterio de San Salvador pasó a depender del de Sahagún como priorato. En el año 1197 el abad de Sahagún y el prior de Val de Villacet dan a Lupo la heredad de Molledes que es de San Salvador a cambio de 16 ochavas de sal, un carnero, veinte panes y 2 cántaros de vino, el hospedar en su casa al abad o algún monje, y entregar a su muerte un tercio de sus bienes[42], lo que nos induce a pensar que la heredad estaría formada por salinas, tierras de pan llevar y viñas.

14- Iglesia catedral de Astorga

El territorio de Lampreana pertenecía desde antiguo a la diócesis de Astorga, pero no tenemos constancia documental de la participación de su catedral en propiedades o rentas en la zona, hasta el siglo XII, al contrario de la de León que inició mucho más pronto su intereses en la zona, aunque esta percepción puede estar sesgada por la escasez de documentación medieval conservada en la catedral astorgana. En 1101 el obispo Pelayo de Astorga compra una heredad en Muélledes[43]; en 1117, el prelado hace donación de sus bienes a la obra de la catedral, pero exceptúa su propiedad en Lampreana. La iglesia de Astorga recibe otra heredad en Muélledes en 1135.

Cuando realmente se hace importante la participación de la iglesia de Astorga en las rentas de la comarca es con la donación por parte de Alfonso VII de las tercias, es decir, la tercera parte de todos los diezmos, incluido los de sal, de Villafáfila y toda la tierra Lampreana en 1154[44], que se ve completada con la donación de las tercias de Villarrín por la infanta Elvira en 1157[45]. Estos derechos decimales pronto tuvieron que ser defendidos contra otras entidades eclesiásticas que se negaban a pagarlos o que pretendían derechos sobre ellos. Así en 1160 el monasterio de Eslonza tuvo que reconocer y pagar por la tercia de la iglesia de Santa María, cuatro modios de sal y un sueldo al año. En 1162 poseían además de las tercias de todas las iglesias de Villafáfila y de Lampreana, la iglesia de San Martín y otras dos iglesias[46]. La posesión de iglesias era otra forma de participar en la distribución de las rentas que se generaban en la villa, a través de los diezmos. En 1172 el obispo Fernando, en el reparto que hace de las rentas de la iglesia de Astorga entre el cabildo y el prelado, concede a los canónigos la tercia de la sal de Lampreana.

Catedral de Astorga

 

Las rentas de estas iglesias debían de ser sustanciosas y el obispo de Zamora intenta arrebatarle las iglesias de San Pedro de Muélledes y de Villarrín, en 1181, por lo que el obispo de Astorga tiene que recurrir a Roma[47]. El establecimiento de iglesias por parte de algunos monasterios suele llevar consigo la disputa de los diezmos que el obispo siempre pretende que se le entreguen Así en 1185 llega a un acuerdo con el monasterio de San Claudio de León sobre su iglesia de San Clemente de Fortiñuelas, con la obligación de pagar la mitad del diezmo. Nuevamente en 1207 el diocesano tiene que establecer pleito en Roma contra el monasterio de Moreruela que pretendía la mitad de los diezmos de la sal por donación de Alfonso IX.

En 1228 el centro administrador local de las rentas de Astorga en Villafáfila es la iglesia de San Juan:

“In Villa fafila et in Lampreana, ecclesiam Sancti Ioanis cum pertinenciis suis et vineas et hereditatem et tercias ad cellarium episcopi pertinentes”[48].

Con el concejo de Villafáfila también surgieron pleitos sobre la cantidad de los diezmos y primicias de la sal que debían pagar los vecinos al obispo, y en el año 1235 firman un convenio entre ambos, que ya había sido establecido años antes, en vida del rey Alfonso IX, y por su mediación, pero entonces no se había puesto por escrito. En este convenio se fija que el obispo de Astorga recibirá 5 eminas de sal de cada torva de sal, y que pueda llegar a tener en Villafáfila y su término por cualquier procedimiento de compra, donación u otro, hasta cuatro yugadas de bueyes y veinte aranzanas de viñas y cuatro torvadas de sal[49].

Con el transcurso de los tiempos siguió recibiendo donaciones: en 1287, el cura de San Martín le dona la mitad de sus bienes a su muerte, y en 1307 reciben una huerta con árboles, pozo y accesorios en Villafáfila, que linda con una viña perteneciente ya al obispo.

En 1310 el Cabildo de la catedral de Astorga y el obispo don Alfonso firman un contrato con el infante don Juan, en el que, a cambio de ciertas concesiones del infante, le hacen entrega por los días de su vida de:

“el nuestro Cillero de Villafáfila con todos aquellos nuestros derechos que son de la nuestra Messa”;

y hace una relación pormenorizada de las pertenecías de la Mesa Episcopal.

- la mitad de la iglesia de San Martín

- un huerto cerca de Santa María la Nueva

- la salina de Santa Marina

- un par de casa y de solares que rentan de fuero cada año 5 sueldos

- una tierra en que fue la Puebla

- viñas

- casas  en el Azogue que están alquiladas

- la mitad de las tercias de las iglesias de San Andrés, San Pedro, Santa Marta, San Salvador y Revellinos.

- la tercia entera de Santa María del Moral

- dos moyos de trigo, tres de cebada y dos de sal de cada una de las iglesias de San Pedro del Otero, Sobradillo, Villarigo, Oter de Sirago, Sant Agostín y Videianes.

- un moyo de sal de las iglesias de San Feliz y de San Miguel

- cinco ochavas de cada cabaña de sal

- cuatro yoguerías de heredad, una salina y tres partes de casa en Muélledes.

Los herederos del Infante D. Juan pretenden quedarse con estos bienes a su muerte, y el obispo obtiene del rey D. Enrique III un privilegio de confirmación:

“de la sentencia en que se declaró pertenecer a su ilustrísima el cillero de Villafáfila que pretendían gozar los herederos del infante D. Juan”[50].

Aparte de estos bienes de la mesa episcopal, el cabildo y el arcediano del Páramo, donde se integraba el arciprestazgo de Villafáfila poseían bienes como la iglesia de San Juan que no se cita en la relación de la mesa episcopal porque sus rentas pertenecían al arcediano.

En 1495 los Reyes Católicos envían una provisión para que don Pedro Pimentel y el concejo de Villafáfila den posadas a los criados del obispo de Astorga a sus justos precios, pan y vino y mantenimientos a precios razonables y trojes para guardar pan de sus rentas y diezmos[51].

En 1499 las tierras habían sido arrendadas y las traía un hidalgo de Villafáfila:

“tierra del Obispo que trae Mansilla”.

Las viñas también estaban en 1507 entregadas a fuero por un periodo de tres vidas al clérigo de Villafáfila, Juan González:

“yo tengo las vyñas del obispo en los termynos desta dicha villa las quales tengo por tres vidas con su fuero”,

y seguramente la cabaña de hacer sal que tenía este clérigo a fuero podría ser la del Obispo[52]. De la cabaña del obispo todavía se citan varias posadas y el Caño del obispo, que debía ser un manantial artesiano entubado, en 1522 y 1528, pero en el Catastro de Ensenada de 1752 no figuran propiedades del obispo de Astorga en término de Villafáfila, por lo que supongo que los arrendatarios y foreros acabarían haciéndose con la posesión efectiva de las antiguas propiedades.

15- Monasterio de Marcignit -sur - Loire (Francia)

En 1131, la infanta Dª. Sancha, hija de la reina Dª Urraca y de Raimundo de Borgoña, dona a este monasterio francés, varias heredades entre las cuales se cita una heredad en Villafáfila[53]. No volvemos a tener más noticias del uso o destino de esta propiedad pero seguramente fuera la misma que años más tarde pasa a disposición del Monasterio de Castañeda, entre cuyos documentos se incluye la citada donación.

16- Monasterio de Santa María de Sar (La Coruña)

En 1152 recibe de Alfonso VII, el Emperador, una heredad en Lampreana, de la que sabemos que incluía salinas:

“...eclessia de Sancto Tirsso cum omni hereditate sua, e eclessiam Sancti Petri cum omni sua hereditate et salinis”.

Esta heredad es permutada  por el prior D. Pedro de Sar a la condesa Dª María a cambio de otras heredades en Galicia[54].

Monasterio de Santa María de Sar (La Coruña)

 

17-Monasterio de San Martín de Castañeda (Zamora)

En 1153 la infanta Dº Sancha dona al monasterio de San Martín de Castañeda, todavía bajo la regla Benedictina “sub regula Sancti Benedicti” según se apunta en la donación, una heredad en Bamba, que incluía una posada en Salinas y otras en la Salina Grande:

“mea propia hereditate quam habeo in Lampreana, scilicet de Bamba...et habet suam pausatam in Salinas et sua herencia in Lacuna Maior et alia pausata in Madornil”.

La propiedad de esta última pausata le fue disputada al monasterio por ciertos vecinos de Villafáfila, sobre lo cual hubo pleito  en 1156 ante una especie de tribunal compuesto por el obispo D. Pedro de Astorga, el abad de San Claudio de León, canónigos de Astorga y otros muchos parroquianos laicos y clérigos de Villafáfila que determinaron que la posada era de San Martin de Castañeda. El interés de Castañeda por estos pagos continúa y adquieren diversas viñas, cortinas o huertos en Bamba[55].

En 1193 el papa Inocencio III confirma las posesiones de San Martín de Castañeda, entre las que se citan “eclesiam Sancto Tome de Bamba”[56], de lo que deducimos su pertenencia al monasterio y probablemente serviría como centro administrador de todos sus bienes en la comarca como ocurría con otros monasterios. Después de la despoblación de Bamba, sería más dificultosa la administración directa de las propiedades y en 1463 los monjes entregan a foro estas posesiones y las de Villalpando y Cañizo a Martín de Barrio, hijodalgo vecino de Villafáfila, originario de Sanabria y cliente del Conde de Benavente, por 1.500 mrs. al año puestos en el monasterio a costa del arrendatario, la mitad por el día de San Andrés y la otra por Santiago[57]. No puedo determinar si un proceso similar acontecería con las pausatas o cabañas de hacer sal de Castañeda, lo que sí es cierto es que los hijos del citado Martín de Barrio tenían una cabaña de sal a fines del siglo XV.

Adquisiciones de San Martín de Castañeda

 

 1153

 heredad y salinas

 Bamba y Madornil

Infanta Sancha

 donación

 1155

 viñas

Bamba

Cipriano Peláez y Ximena

 1morabetino y un carro

 1155

 5 viñas

Bamba

Sebastian e hija y Pelayo y mujer

 4 ovejas y 4 corderos

 1155 

 1 viña

Bamba

Sebastián e hija

 2 solidos y 1/2

 1157

 cortina con viñas y perales

 Bamba  

Domingo Salvador 

 15 morabetinos

 1193 

 iglesia

Bamba 

 

 confirmación

 

 

Monasterio de San Martín de Castañeda

 

18-Monasterio de Vega (Valladolid)

Este monasterio de monjas benedictinas fundado a orillas del Cea, entre Sahagún y Mayorga, poseía una heredad en Villafáfila desde antes de 1165, año en el que reciben una donación de Pedro Ferro y su mujer, de una casa en la villa y una heredad con casas, salinas, tierras y viñas en la aldea de Prado:

“una casa cum suo exido in Villafafila, ad portam de Sancti Johannis, et in Prato uno corral cum suas casas e cum suas salinas in IIIIº partes et cum terras et cum vineas”,

a cambio del usufructo de estos bienes y de la citada heredad del monasterio y del pago de una renta anual por los donantes, continuando algún hijo de estos, si fueran “bono homo”, con la misma obligación y contrato. Pero el pago de la renta debió de ser gravoso para los descendientes de Pedro Ferro, pues su hija y su yerno en 1176 tienen que entregar al monasterio estas heredades por no poder atender a la deuda que ascendía a:

“XVI modios de sal et una vaca et uno asino et tota bona de illa casa quod non poutimos habere”[58].

La heredad de este monasterio debía de estar situado al sur del término de Villafáfila, pues en apeos del siglo XVI se cita “a do diçen Monaster de Vega, a la raya de Muélledes”, y una de sus posadas se hallaba al sur de la Salina Grande, hacia Otero, y pasaron a formar parte del patrimonio del arcipreste Fernán Fernández, junto a las antiguas propiedades de Sahagún en Villafáfila, y a su muerte en 1523 fundó con ellas una Pía Memoria de misa diaria “La Memoria”, que ha quedado en la toponimia menor de Villafáfila.

18-Monasterio de Sobrado de los Monjes (La Coruña)

El mismo día que la condesa Dª María recibe del prior del monasterio de Sar la heredad de Santo Tirso en Lampreana en 1166, se la dona al abad de Sobrado, monasterio cisterciense gallego. Pronto establecen una granja en esta heredad, pues a los pocos años, en 1179 ya confirma “In Sancto Tirso: Petrus Faber magistro cf., Rebote staleiro...” cuando el monasterio compra una salina en Muélledes por 43 morabetinos. La adquisición de salinas continúa esos años: en 1183 compran dos salinas más en el mismo lugar, siendo “magistro dum Garcia de Sancto Tirso”. En 1185 el papa Lucio III confirma las propiedades del monasterio de Sobrado entre las cuales se cita “...ecclesia Sancti Tyrsi in Campis…”.

Pronto surgieron conflictos territoriales y disputas con otros propietarios de la comarca; en concreto en 1186 sustancian, ante el rey D.  Fernando II con la curia real en Ciudad Rodrigo, una disputa sobre la heredad de Villares “que iacet inter Sanctum Tyrsum et Moledes”, con los frates de la Orden de Santiago que afirmaban que “quod hereditas illa pertineret ad uillam de Castro Toraph”, mientras los monjes decían “hereditas de Villaribus illis erat et fuerat ab antiquo ecclesie Sancti Tyrsi”. La disputa venía desde años antes cuando vivía el maestre Pedro Fernández y el abad Egidio que trataron un convenio. La explotación de estas propiedades sigue el sistema de las granjas cistercienses, al frente de las cuales había un magister grangiam, que era un monje encargado de dirigir la explotación y uno o varios monjes más, en 1203 se citan “fratyer Petrus Cidade magister grangie Sancti Tirsi, frater Rodericus es, frater Martinus Cidade ts…”. y algún converso y siervos y criados.

Monasterio de Sobrado de los Monjes (La Coruña)

 

Durante el siglo XIII siguieron adquiriendo propiedades en la comarca, por donación como la que hace Miguel Salgado, vecino de Villafáfila, de una tierra en Villaveza, o Pedro Fernández de Muélledes de un campo en Villares junto a otro “agrum fratum Sancti Tirsi”.

Los monjes suelen permanecer en la granja un tiempo pues al frente de la misma sigue en 1215 “Petrus Civitas”, que es el mismo Petrus Cidade anterior, y se vuelve a citar a “frater Rodericus y frater Ioannes Froiletes”. En 1222 aparece un nuevo maestro en la granja: “Petro Fortunii magister Sancto Tirsso”, el último documentado[59].

A principios del siglo XV los monjes de Sobrado hacen aforamiento de sus propiedades en varios territorios de las provincias de León, Valladolid y Zamora, y se citan propiedades en Villafáfila, que no sabemos si corresponden a las anteriormente descritas u otras no documentadas dentro de este pueblo[60].

En algunos apeos del siglo XVI de Villarrín, se citan los aramios de Santo Tirso, por lo que supongo que sus propiedades se dejaron de cultivar en la Baja Edad Media, y posteriormente se integraron en los términos de Villarrín.

19-Monasterio de Gradefes (León)

Sólo tenemos noticia de una donación a este monasterio cisterciense femenino situado en la ribera del Esla, que hacen Pedro Ordóñez y su mujer doña Elvira Juánez en 1178[61]. Hacen carta de donación de una heredad situada en Otero de Sariegos, para remedio de sus almas y las de sus padres, de la que se quedan con la mitad en usufructo vitalicio, y por lo que reciben un caballo de robra. Posiblemente se trataría de alguna propiedad relacionada con las salinas, para obtener sal para el consumo del monasterio, como se refleja en una anotación posterior en el documento “dentro de los términos descriptivos del formulismo diplomático, se alude excepcionalmente en este documento a “salinis” debido al enclave del lugar objeto de la donación”[62].

Monasterio de Gradefes (León)

 

20-Monasterio de San Claudio (León)

El interés o vinculación de este monasterio con Villafáfila es anterior a la constatación documental de sus propiedades. En 1156 hallándose en Villafáfila su abad, don Fernando, forma parte, junto al obispo de Astorga, el arcediano y otros clérigos y laicos, de un tribunal encargado de dirimir una disputa entre varios vecinos de Villafáfila y el monasterio de Castañeda sobre una salina.

Sabemos que San Claudio poseía una iglesia en Villafáfila desde tiempos del obispo don Arnaldo (hubo dos con ese nombre, uno en la década de los 40 y otro en 1174 - 1175), que fue consagrada por un hereje, que se simulaba obispo, con asistencia de los arcedianos. Posteriormente los monjes de San Claudio piden a su sucesor que consagrase dicha iglesia y le darían la tercia, pero no quiso asentir a ello. El papa Alejandro III manda al obispo que consagre gratis la iglesia sin que pretenda conseguir de los monjes cosa alguna[63].

En 1185 se firma un convenio entre el abad y el obispo, por el que aquel se obliga a pagar la mitad de los diezmos de la iglesia de San Clemente de Fortiñuela[64], aldea integrada en el alfoz de Villafáfila, situada a La Somadica. Por tanto este monasterio participaba en la renta de la sal a través de los diezmos que percibía.

21-Orden Militar de Santiago

En 1181 el rey Fernando II dona la villa para que instalen la casa principal de la orden en el reino de León. Esta donación no se hace efectiva hasta 1229 cuando Alfonso IX hace entrega definitiva de la misma. Los freires se hacen con el señorío de la villa que se mantiene en su poder con distintos avatares hasta 1541, cuando es vendido por el Emperador Carlos a don Bernardino Pimentel 1º Marques de Távara. Al frente de la fortaleza de la villa y administrando las heredades de la Orden se nombra un comendador.

Al entregar Alfonso IX a la Orden de Santiago en 1229 la villa de Villafáfila, recibe la jurisdicción y todas las rentas y derechos que el rey tenía en Villafáfila, incluyendo los derechos forales. Asimismo la donación incluiría todos los bienes raíces que el realengo mantuviera en Villafáfila en esas fechas. En la primera donación de 1181, que no tuvo efecto, el rey Fernando I hacía entrega al maestre Pedro Fernández  de todo lo que pertenecía al realengo, según había estado a la muerte de su padre el Emperador Alfonso VII, en el caso de Villafáfila, y especifica: con todos los hombres con sus heredades, con los prados, ríos, montes, fuentes, tierras cultivadas e incultas y con todos sus términos. Pero en el intervalo transcurrido entre las dos donaciones el patrimonio del realengo se había visto mermado por las sucesivas concesiones de rentas de las salinas “de me salinas de Villafafila” a diferentes monasterios: a Roncesvalles en 1207, al Císter en 1211 (algunas de estas salinas se las había expropiado a la orden del Temple a la que le devuelve sus salinas de Lampreana, San Feliz y Muélledes en 1211), como de sus heredades. En 1214 Alfonso IX entrega la:

“hereditatem de Bretocino et de Villa Fafila quas habeat de meo rregalengo”[65].

A pesar de estas mermas el patrimonio de la orden en Villafáfila estaba formado por heredades de pan y viñas en la villa y las aldeas, por una cabaña de sal con sus posadas y ralladeros, por diversos herreñales y huertas, por casas en la villa. Además de lo recibido de mano del rey los maestres y comendadores se encargaron de aumentar el patrimonio sobre todo por medio del prestimonio, es decir la entrega en usufructos de unos bienes a cambio de que a la muerte del usufructuario volvieran a la orden aumentados con otros bienes propios.

Así en 1277 entregan el usufructo de Villafáfila a Sancha a cambio de otros bienes en Salinas y Villafáfila:

“con todas sus aldeas e con todos sus terminos y quantos derechos hy avemos y devemos aver”.

La primera referencia concreta a las salinas de la que tenemos en 1283 cuando el maestre entrega a Pedro Fernández unas salinas que eran de la Orden pero que él consideraba que eran suyas, y unas casas a cambio de que a su muerte todo revierta a la orden.

En 1332 la orden cede a Juan Alfonso de Benavides la villa y tierra de Villafáfila y se mencionan  los

“heredamientos e salinas e viñas e casa que vos e la vra orden abedes” y en la referencia posterior se mencionan “e que labraremos las viñas...fagamos dexar para la vra orden en la dicha villa de Villafáfila seys yuntas de bueyes bien aliñadas con todos sus aparejos e cient cargas de pan sembradas”;

De donde se deduce la explotación directa de las heredades de la orden por medio de bueyes de labranza y el cultivo de las viñas. La referencia a dejar sembradas cien cargas de pan, se supone que trigo y cebada puede darnos una idea de la extensión de las propiedades que se aproximarían a las doscientas cargas, teniendo en cuenta la alternancia del barbecho.

Hasta el tiempo del comendador don Pedro de Ledesma a mediados del siglo XV, la heredad de Palacio, que así se conocían las tierras de la Orden, eran explotadas directamente por los criados del comendador, mediante mulas de labranza, pues todavía en 1494 los visitadores intentando averiguar los bienes de la encomienda:

“ovimos informaçion de onbres que vieron alli echa casa e vieron alli onbres del comendador Pedro de Ledesma, que fue comendador de esta dicha encomienda de Castrotorafe e agora de Peñausende y que dentro de la dicha casa vieron tener las mulas de labranza del dicho comendador y de su padre”.

De ese mismo año data 1494 la primera referencia pormenorizada a los bienes y rentas de la encomienda, que llevaba don Pedro Pimentel por cesión del conde de Benavente, entre las que se mencionan:

“Vesitamos las viñas de la encomienda y vimoslas estar bien reparadas y dar de renta a don Pedro Pimentel cada un año 5500 mrs. Otrosy en el libro de la visitaçión del prior don Garçia Ramirez y en la relaçión del secretario Juan de la Parra dize que rentaban las viñas desta villa 800 cantaros de vino, nosotros no sopimos tal porque las hallamos arrendadas.

Vesitamos las salinas de la sal que son de la dicha encomienda las quales vimos y estan buenas y labran en ellas la sal y rentan cada año 6000 mrs los quales asimismo lleva el dicho don Pedro.

Otrosy vesitamos una huerta que es junto con la villa que es de la dicha encomienda la qual esta bien reparada y es de arboles peros y mançanos la qual renta cada año 800 mrs. los quales lleva el dicho don Pedro.

Otrosy tiene ciertas tierras en esta dicha villa y en las aldeas que rentan 48 cargas de pan por medio cada un año las quales asimismo lleva el dicho don Pedro”.

En la averiguación más exhaustiva que se hace en 1497, tanto de vecindad como de rentas del comendador, se sabe por juramento de diversos vecinos que el comendador tiene:

- “una cabaña que puede valer en renta nueve mill e quinientos mrs.

- el escribanya desta dicha villa renta este año quinze mill.

- en esta dicha villa tiene siete dezmeros que estan arrendados este dicho año por diez mill mrs.

-que tyene el dicho comendador çiertas viñas que estan arrendadas por tres años y se cunple el dicho arrendamyento este presente año y renta en cada un año quatro mill mrs.

- renta el castellaxe y portazgo siete mill mrs en cada un año.

- renta la martynyega y yantar segund lo oye desyr a otros vesynos desta dicha villa quatro mill mrs

-una huerta que esta junto con esta dicha villa ochoçientos mrs.

-la mesa maestral seys mill mrs.

- las tierras rentan quarenta y ocho cargas de trigo y çebada, mitad trigo y mitad çebada”.

En 1499 los bienes de la encomienda producían las mismas cantidades, sin embargo, en 1501, con el mayordomo del comendador don Enrique a cargo de la hacienda las rentas de la heredad de Palacio son:

“Tiene las viñas la encomienda en esta villa que rentan cuatro mill e quinientos mrs.

Tiene mas en las salinas que estan arrendadas este año en 18.000 mrs.

Tiene una huerta junto a esta villa que renta mill mrs.

Tiene çiertas tierras en esta villa y aldeas que rentan 48 cargas de pan mediado”.

Las heredades de la encomienda desde la ocupación de la villa por el conde de Benavente, eran arrendadas a vecinos de Villafáfila. Al no ser explotadas directamente con el paso de los años los propietarios colindantes iban alterando los lindes, y ciertas tierras podían pasar a manos de particulares. Así en 1503:

algunos vezinos de Revellinos e se quexaron e fizieron saber que, en el dicho logar de Revellinos, el conçejo de Villafáfila vendio çiertas tierras a personas para viñas e huertos, e que dizen que viene mucho daño al conçejo de Revellinos e mucho provecho a los que las conpraron, e çertificaronles que eran vendidas tierras en termino de Villafáfila y Revellinos a personas particulares en cantidad de cuatriçientos mill mrs....que algunos vezinos del lugar de Revellinos en los tienpos pasados sin para ello tener liçençia de la orden ni de otra persona alguna vendieron çiertos pedazos de tierra de la orden para herreñales por çiertas quantias de mrs. que por ello les dieron, e luego a los poseedores, Lorenço Benito e Pº de Belver e Juan Herrero, vezinos del dicho lugar e mucho perjuiçio de los otros vezinos y del conçejo, dieron su mandamiento e mandaron al conçejo de Revellinos, so pena de 10.000 mrs. para la camara de sus altezas, que dentro de tres dias primeros siguientes derrocasen los dichos herreñales de manera que sean libres y exentos”.

Escudo de la Orden de Santiago

 

Pero no sólo las tierras de la encomienda eran objeto de apropiación o menoscabo a favor de otros particulares, sino también las posadas de la cabaña de Palacio sufrieron la intromisión de los salmenteros con posadas colindantes. En 1508 los visitadores reciben quejas:

“por parte del procurador del conde de Benavente, comendador que es de la encomienda de Castrotorafe fue presentada una petiçion diçiendo, que en la dicha villa e sus terminos habia una cabaña de fazer sal que tiene heredamientos de posadas e ralladeros e vertederos de sus rasas, e en los quales le tienen ocupadas e tomadas çiertas posadas de rallar sal e partes de pedazos de otras contra voluntad del dicho comendador, e pedia a los dichos visitadores que mandasen fazer informaçion de parte de homes antiguos que supiesen de las fuentes de la misma cabaña e fuentes de...e se la mandasen retituyr las dichas posadas o pedazos dellas, las quales tiene ocupadas Pº de Movilla, vezino de esta villa, o otro en su logar a quien le vendio la dicha cabaña, de lo qual se ovo ynformaçion estando presente el dicho Pº de Movilla, el qual dixo ser verdad que fue de la dicha orden salvo que se lo avian dado por un pedazo de muladar, junto con la cabaña de la orden, donde echa la çeniza que sacan de la dicha cabaña. Los dichos visitadores mandaron al dicho Pº de Movilla que mostrase la escritura de trueque para ver si tenian poder para ello, y esta segun a la ley capitular y a los estableçimientos de la orden que en este caso se requiere. El dicho Pº de Movilla dixo que no tenia ningun instrumento salvo posesion e testigos e que el lo avia conçertado e moderado que puede aber un año y medio siendo comendador Fernando de Vega. Los visitadores dixeron que, visto el pedimiento de los pedazos de posadas e los dichos testigos e su consello de dicho Pº de Movilla, le mandaron restituir en la dicha orden los dichos pedazos de posadas segun e como lo tenian antes e asi se mostro al dicho Pº de Movilla y de tomo posesion dellos Gregorio de Villamediana mayordomo del comendador, asi lo mandaron, despues el susodicho Pº Ferrandez de Busto caballero visitador susodicho puso en la posesion al dicho Gregorio de Villamediana en los dichos pedazos de posadas que faran una caga e media de trigo, y tomo posesion en el dicho nonbre e rallo e fizo avtos de posesion”.

Durante los primeros años de la encomienda del conde de Benavente se incluían en la relación de las rentas de Villafáfila las que poseía la encomienda en Muélledes y San Pedro:

“Tiene una heredad de tierras de pan llevar en la dicha villa que se llama la heredad de Palaçio la qual le renta 86 fanegas de trigo y 86 fanegas de çebada y çenteno, tiene una heredad de tierras en el termino de San Pedro de Muélledes que vale de renta en cada un año 110 fanegas de trigo y 110 de çebada y çenteno, con el diezmo que lleva el dicho comendador de la ermita de San Pedro, que es de nueve partes las dos. Tiene mas otra heredad de tierras en termino de Muélledes que le renta un año con otro20 fanegas de trigo y 20 fanegas de çebada y çenteno.

Tiene otra heredad de tierras en el lugar de San Agustín, aldea de Villafáfila, que le rentan 24 fanegas de trigo y 24 fanegas de çebada, le rentan çiertos herreñales en el dicho lugar 3 f anegas de çebada, renta una viña junto con el dicho lugar 238 mrs.. En Revellinos otra heredad de tierras de pan llevar que le renta un año con otro 7 fanegas de trigo y 7 fanegas de çebada.

De la renta de una cabaña de salinas 8000 mrs. De la renta de çiertas viñas 3000 mrs. De la renta de una huerta 1000 mrs. De la renta de çiertas casas 450 mrs..

Se observa un mantenimiento e incluso incremento de las rentas de pan, y una disminución de las rentas de las viñas y de las salinas, debido al progresivo deterioro de las mismas y su pérdida de productividad

A pesar de ser el conde de Benavente persona poderosa no se libraban las heredades de la encomienda de intromisión por parte de los vecinos, durante el desempeño de la misma por parte de don Alonso Pimentel, y, después de la guerra civil de las Comunidades, se hace un apeo de los bienes de la encomienda en Villafáfila y su tierra debido pues:

“a su notiçia es venido que algunos vezynos desta dicha villa se an entrado e tomado y ocupado y tienen tomadas, entradas y ocupadas muchas de las tierras y vyñas que su señorya del dicho señor conde como comendador desta encomienda a e tiene en esta villa y sus terminos y otras estan perdidas sin se saber dellas por rrazon de aver mucho tienpo que no se an apeado”.

Lo mismo ocurría con las posadas de la cabaña  de sal:

“algunos vezinos tienen tomados y enajenados muchos de las posadas e ralladeros que la dicha cabaña que el dicho comendador tyene en esta villa y muchos estan perdidos syn saber ny gozar dellos”.

Por estos apeos conocemos el número, la situación y la extensión de la heredad de Palacio, a principio del siglo XVI, que podía estar ligeramente disminuida pero que, con la información que se toma de hombre antiguos, se puede aproximar a la situación de finales del siglo XV.

En resumen la heredad de tierras se aproxima a las doscientas cargas de sembradura, pues se contabilizan 191 cargas más dos ochavas, sin contar dos tierras en Revellinos de las que no figura cabida en el apeo, para un total de 117 parcelas. La distribución por pueblos es de 149 cargas y 1 ochava en Villafáfila, 34 cargas y 1 ochava en San Agustín y 8 cargas más dos tierras sin medir en Revellinos. Según las calidades 102 cargas y 1 ochava eran de trigo, 53 cargas y media de cebada, 24 cargas y 5 ochavas de centeno, y casi 11 cargas de herreñales para sembrar cebada o centeno para recogerlo en verde. Además la superficie plantada de viña ascendía a 57 cuartas, de ellas 51 en Villafáfila, 5 en San Agustín y dos en Revellinos, distribuidas en 18 viñas y un campo que se había perdido el majuelo. Completaban la heredad una huerta en Villafáfila, que arrendaban, y los fueros sobre 3 casas, unas eras y la plaza pequeña de la villa y 1 fuero sobre una casa en Revellinos y un herreñal en San Agustín. En la distribución de las parcelas por los distintos pagos observamos que los herreñales estaban situados en la villa y aldeas y en los antiguos despoblados, casi siempre situados junto o en lugar de las antiguas iglesias. Así, un herreñal junto a la puerta de la iglesia de Villarigo, y referencia a parcelas en San Clemente, Sobradillo o San Pedro del Yermo junto a las Torres de dichos lugares, de la que se conservaba la de San Clemente.

La explotación salinera de palacio se componía de una cabaña con sus aderezos (fuente, pozo, muladar, etc.) y 26 posadas y ralladeros distribuidos por los alrededores de las lagunas.

En tiempo del comendador Pedro de Ledesma, a mediados del siglo XV, el mayordomo que tenía en Villafáfila le tenía arrendada la cabaña para trabajarla por su cuenta, por medio de criados:

“el padre deste testigo que se llamaba Garçia de Caramaçana que fallesçio a la edad de çinquenta años y puede aber sesenta años que fue fallesçido que era mayordomo del comendador de Castrotorafe y tenia una cabaña de sal del dicho comendador e la tuvo siete o ocho años... e yba por leña con los mozos del dicho su padre a los montes de Távara para fazer sal”[66].

El destino de todos estos bienes pasó a manos de don Bernandino Pimentel, que mantuvo la cabaña en activo durante algún tiempo, para ser abandonada en la década de los sesenta del siglo XVI.

22-Hospital de Santa María de Arbas

Fernando Gutiérrez, uno de los vecinos hacendados de la villa, dona una heredad en Villafáfila y una viña en el camino de Benavente a Toro (a la orilla de La Vereda) en el año 1197[67] a este hospital de peregrinos, fundado en las alturas del Puerto de Pajares.

Hospital de Santa María de Arbas

 

23-Monasterio de San Pedro de las Dueñas (León)

Este monasterio poseía en el siglo XII una salina en territorio de Lampreana, sin especificar el lugar concreto, y una bolonera, o artilugio de pesca en el río Esla, que arriendan por diez ochavas de sal anuales y 100 barbos y la mitad de anguilas, a Antonino, a cambio de que a su muerte sean para el monasterio las salinas que él tenía en el Rodezno[68]. Esta era una forma habitual de incrementar los patrimonios de los monasterios.

Monasterio de San Pedro de las Dueñas (León)

 

24-Orden Militar de San Juan de Jerusalén

En el año 1200 la Orden Militar de San Juan concede en usufructo los bienes que tenía en Villafáfila y Cerecinos a Fernando Gutiérrez y a su mujer, a cambio de los bienes que éstos tenían en Villalobos[69]. No tenemos más noticias de los bienes de estos caballeros, que en algún momento de la Edad Media recibieron la villa de Vidayanes, que se administraba desde la encomienda de Rubiales.

La situación de la heredad de San Juan en Villafáfila la conocemos por un deslinde del término de Fortiñuela en 1530:

“fasta el termino que dizen de Cantarilla y tiene alli San Juan de Rodas de la Encomienda cierta heredades”.

En otra parte de ese documento se cita el término de Alcantarilla  como uno de los términos redondos de Villafáfila y su tierra,  además del de San Fagunde y el de San Pedro de Eslonza, por lo que es de suponer que sería de cierta extensión.

En 1627 se apea el término de Alcantarilla en Revellinos formado por una parcela de 12 cargas y otras ocho tierras más pequeñas, alcanzando una superficie de algo más de 27 cargas[70]. La localización en el vallejo que forma el arroyo del Riego hace conjeturar que dedicarían parte de la heredad a la explotación salinera, pues en 1560 se cita una pausata en Cantarilla[71], y a alguna de las tierras apeadas en 1627 se les da el calificativo de salobral.

Escudo de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén

 

25-Monasterio de Roncesvalles (Navarra)

Este monasterio del Pirineo navarro obtuvo de Alfonso IX doscientos maravedís de renta anuales en las salinas de Villafáfila, en 1207[72].

Monasterio de Roncesvalles (Navarra)

 

26-Abadía del Císter (Francia)

Igualmente este rey concedió en 1211 a  la abadía del Císter la renta anual de 300 mrs. en las salinas de Villafáfila[73].

Posteriormente esta renta debió de pasar a la abadía de las Huelgas de Burgos, pues en su documentación se encuentra la confirmación de esta donación por Alfonso X en 1255[74].

Abadía del Císter (Francia)

 

27-Orden del Temple

Esta orden militar poseía salinas en la comarca, posiblemente en Villafáfila, en Muélledes y en San Feliz:

suas salinas quas habebant in Lampreana et in Sancto Felice et in Moladas”,

que le habían sido confiscadas por Alfonso IX y le son devueltas en 1211[75], pero no se rastrea el destino posterior de esa heredad.

Escudo de la Orden del Temple

 

28-Monasterio de San Marcos de León

El monasterio de San Marcos, de la Orden de Santiago, poseía desde antes de 1241[76], la tercia de los diezmos de Villafáfila y su tierra por donación del maestre don Rodrigo Iñiguez:

“el maestro con sus freires...el previlegio que avian e dieron al prior e a los clerigos de San Marcos...”.

Pronto surgieron conflictos por la percepción de las rentas decimales entre el monasterio y los clérigos de Villafáfila y su tierra. Llevaron la disputa ante el obispo de Astorga, don Nuño, y ante el arcediano de Villafáfila, que determinó el siguiente acuerdo sobre la división de los diezmos: 

-1 / 3  de todo para el obispo de Astorga, que lo distribuía entre él y los canónigos.

-1/ 3 del pan y del ganado y 1 / 6 de sal, vino y serondallas (zarandajas o frutos tardíos) para el convento de San Marcos.

-1 / 3 del pan y del ganado y la mitad de la sal, vino y serondallas para los clérigos.

“que en esta carta vieren dar por consello del obispo don Nuño de Astorga, e por abtoridade de maese Fernando, arçidiano dese logar quien a sabor que para tal den vien, paz e amor entre si posoron por plazer de ambas las partes que, salva la terçia parte entregamiente destas cosas de suso dictas al obispo de Astorga, que los freyles de San Marcos ayan la mediatade de todo lo dezmo del pan e del ganado como de suso es dicto, e los clerigos ya dictos que ayan la outra mediatade, e del vino, de sal y de serondallas e de los  otros ayan los clerigos que dicto son de suso de Villafáfila e de so termino, las tres partes del dezmo e los freyres ia dictos la quarta”[77].

Monasterio de San Marcos

 

Esta composición no fue definitiva y nuevamente se entabló pleito entre el convento de San Marcos y los clérigos de Villafáfila, en el año 1379 ante el obispo de Astorga:

“Era  de mill e quatº e diez e siete años, myercoles diez y nueve dias de henero ante el honrado padre señor frey Alfonso, por la graçia de Dios y de la santa yglesia de Roma obispo de Astorga, en presençia de my Diº Alvarez, notº apcº por la yglesia de Astorga en la dicha cibdad, y de los testigos de yuso escritos, este dia, ante el dicho señor obispo, paresçieron en juizio, de la una parte Pero Ferrandez, canonigo de la yglesia de Astorga y procurador de don Diego Alfonso, prior del monesterio de San Marcos de León y del convento del dicho monesterio, y de la otra parte Juan Ferrandez de Cimanes, home de don Pero Martínez, arcediano del Páramo en la  en la yglesia de Astorga y procurador que es de Gutierre Fernández, arcipreste de Villafáfila, y de los clérigos moradores en el dicho lugar de Villafáfila y de su termino”.

La diferencia sobre la distribución de los diezmos era la sustancia del pleito:

“el pleyto contenido que es entre los dichos prior e convento e entre los dichos arcipreste y clerigos so la razon de los diezmos que el dicho prior y convento demandan a los dichos arcipreste y clerigos de Villafáfila”.

La sentencia, vistos las pruebas y los testigos, volvió a ser favorable al convento de San Marcos:

salva primeramente la terçia parte de todos los diezmos del pan del termino la dicha villa de Villafáfila y del ganado y del vino y del sal y de las serondallas de los huertos e de todas las otras cosas que pertenesçian a nos, de las otras dos partes que finaran de los dichos diezmos, a los dichos prior y convento del dicho su monesterio a de aber la meytad del diezmo del dicho pan y la meytad del diezmo del ganado que fuere criado en las casas de las feligresias que no fueren a transyerra, e la quarta parte del diezmo del vino y del sal y de serondalla de los huertos”.

Las rentas decimales eran sustanciosas y objeto de donaciones, trueque y conflictos. En 1332, don Juan Alfonso de Benavides y su mujer doña Mayor Vázquez recibieron en usufructo del maestre de la Orden de Santiago la villa de Villafáfila, y el convento de San Marcos les otorgó la percepción de los diezmos que le correspondían:

“estando en posesion el dicho monesterio de coxer e llevar los dichos diezmos e Juan Alfonso de Benavides e doña Mayor Vazquez su mujer por nra abtorydad e mandado”.

A la muerte de Juan Alfonso de Benavides ordenada por el rey Pedro I en 1364, la villa volvió a pasar a poder de la Orden de Santiago, pero los diezmos no debieron de reintegrarse a San Marcos por lo que el convento inicia el expresado pleito con el arcipreste y los clérigos de Villafáfila y su tierra, sentenciado en 1379.

A continuación el convento leonés  entabla un nuevo pleito ante el abad de Santa Marta de Tera, como vicario del maestre, con el comendador de Villafáfila y Castrotorafe por la posesión de los diezmos de la primera, fallando nuevamente en favor de monasterio.

Un siglo después, otra vez los diezmos de San Marcos fueron objeto de usurpación por el nuevo señor de la villa, en esta ocasión don Pedro Pimentel, que administraba el señorío de la villa por cesión del Conde de Benavente, su hermano, que la había ocupado por la fuerza en 1467, teniendo que recurrir de nuevo a la defensa de sus derechos en 1482.

29-Monasterio de Benevívere en Carrión de los Condes (Palencia)

Este monasterio debió poseer en algún momento la iglesia de San Martín de Villafáfila pues en 1250 Inocencio IV toma bajo su protección el monasterio de Benevívere y confirma sus posesiones entre las que se cita “Sancti Martini de Villafafila”[78]. Con la anexión de la abadía de Nuestra Señora de la Puente de Deustamben a fines de la Edad Media se hacen con la posesión del término de Fortiñuela.

Dans le Monastère de Bénévivere dibujo de Jean-Charles Danjoy (1841)

 

30-Priorato de Nuestra Señora de la Puente

Situado a orillas del río Esla, entre Villaveza del Agua y Milles, junto a un antiguo puente de Deustamben, fue abadía hasta el siglo XV en que pasó a ser un priorato de la de Benevívere, por bula papal de 1415[79].

Poseía desde la Edad Media la aldea de Fortiñuela, poblada hasta mediados del siglo XV, cuyos términos llegaban hasta el arroyo del Riego, donde con seguridad se encontraban pausatas, y en Villafáfila cerca de la Salina de Barillos, una posada de sal. A finales del siglo XV, para asegurar las rentas, pues los priores no residían en el priorato y sufrieron la usurpación de mismo por parte de Rodrigo Pimentel, hijo del conde de Benavente en 1487, arrendaron Fortiñuela a los vecinos de San Agustín por:

 “80 c. de pan mediado, la mitad del diezmo y ciertas gallinas”[80].

31-Monasterio de Santa María del Valle (Zamora)

Este monasterio franciscano, situado cerca de San Román del Valle, poseía por lo menos ocho posadas de sal en Villafáfila a principios del siglo XVI, pertenecientes seguramente a una antigua explotación salinera[81].

Monasterio de Santa María del Valle (Zamora)

 

32-Monasterio de Montamarta (Zamora)

Este monasterio jerónimo tenía en Villafáfila una cabaña de hacer sal y catorce posadas, aparte de otras posesiones en Muélledes y Villarrín cercanas a las lagunas, que podrían ser antiguas posadas de sal[82].

Propiedad concejil               

El concejo de Villafáfila poseía algunas posadas en el siglo XVI, posesión que se podría remontar a la Edad Media, y podrían proceder de asignación de posadas durante el proceso de organización de la villa en el siglo XII, o de propiedades abandonadas o no explotadas por sus dueños, de las que se hacía cargo el concejo. Las que se documentan en 1522 y 1528 e situaban al Rebudiadero de la Salina de Barillos y a Los Llamares[83]. Además tenemos referencia de una posada de San Agustín en la orilla de la Salina Grande, que posiblemente perteneciera al concejo de esta aldea, y que estaba arrendada a una vecino de Villafáfila[84].

El concejo de Villafáfila no producía sal directamente, sino que arrendaba los rayaderos para obtener ingresos, y en 1543 se mencionan entre los propios de la villa:

“tenhya este dicho conçejo otros mill mrs poco mas o menos de çiertos ralladeros que arrendaban de salinas para hazer sal”; el producto de los mismos no era igual todos los años pues otras veces se mencionan: “çiertas posadas que se dizen ralladeros de hazer sal que rentaban e suelen rentar a la dicha villa tres o quatro ducados cada año e algunos años menos”[85].


Autor-Texto:

Elías Rodríguez Rodriguez.

Propiedad y propietarios de las salinas.

Historia de las explotaciones salinas en las lagunas de Villafáfila. Págs. 84 a 105.

Zamora: Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2000. ISBN 84-86873-87-8.

 

Fotografías:

Elías Rodríguez Rodríguez.

José Luis Domínguez Martínez.

Gual Camarena.

wikipedia.

masvalevolando.blogspot.com.

Dans le Monastère de Bénévivere dibujo de Jean-Charles Danjoy (1841).

 

Transcripción y montaje:

José Luis Domínguez Martínez.

 

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[1] Mínguez 1976 Doc. 36;  Loscertales 1976 Doc.: II 46.

[2] No sabemos lo que puede corresponder a “folles zumaques” pero parece ser algo relacionado con curtidos, bien foles u odres curtidos u hojas de zumaque empleadas para curtir.

[3] Cabero 1987: 28.

[4] Loscertales 1976 II. Doc.: 278.

[5] Vignau 1882: Doc. CV.

[6] AH.N. O.O.M.M. carp. 88, nº 27.

[7] Vignau 1882. Doc. CCXI.

[8] Herrero 1988: doc. 534.

[9] Ruiz Asensio doc. 970 y doc. 1010.

[10] Herrero: doc. 534.

[11] Ruiz Asensio 1989: doc. 1121.

[12] Ruiz Asensio 1989: Doc. 1074.

[13] Herrero 1988.

[14] OSUNA 2151 / 11.

[15] Gómez Ríos, 1997.

[16] Ruiz Asensio 1989: Doc. 1190.

[17] González 1944: Doc. 274.

[18] Alfonso Antón: doc. 69.

[19] Serrano 1927: Doc. 59 y 70.

[20] A.R.Ch.V. Ceballos f. Leg. 1321.

[21] Yáñez: doc. 3 y 13.

[22] Ruiz Asensio 1989.

[23] Trancón 1990.

[24] Mínguez 1976: Doc.99 y pág. 135

[25] Mínguez 1976: Doc. 36.

[26] Herrero 1988: Doc. 534, 612 y 816.

[27] Mínguez 1976: doc. 132, 302, 264.

[28] Herrero 1988: Doc. 1162.

[29] Alfonso Antón, 1986: Doc. 25.

[30] Fernández Flórez 1991: Doc. 1511.

[31] Fernández Flórez 1991: Doc. 1511 y 1544.

[32] Alfonso Antón 1986: Doc. 132.

[33] Álvarez Palenzuela 1997: Doc. 2130.

[34] Vignau 1882: Doc. XIV, LXXVIII, XCIII, XCVI, CV y CXXV.

[35] Loscertales 1976 II: Doc. 278 y 46.

[36] Ruiz Asensio 1989: Doc. 824.

[37] Alfonso Antón 1986: doc. 10.

[38] Fernández Flórez 1991: doc. 1725.

[39] A.G.S. D.G.R. II 3401.

[40] Ruiz Asensio 1989: doc. 943, 970, 1010 y 1074.

[41] Fernández Herrero 1988: Doc. 473.

[42] Flórez 1991. Doc. 1511.

[43] Tumbo Negro fº 157.

[44] Flórez 1742: Apéndice 29.

[45] Tumbo Negro fº 72 v.

[46] Quintana pág. 682.

[47] Tumbo Negro de Astorga: fº 244 r.

[48] A.D.A. Cámara Episcopal, perg. 2/40. Publicado por Cabero, 1989: 45.

[49] Cabero 1989: Doc. IV.

[50] A.D.A. Índice. Reales. Nº 6.

[51] A.G.S. R.G.S. 1495-XI 3878.

[52] OO.MM. Pleitos 21933.

[53] A.H. P.Za. Desamortización. Caja 159 -1.

[54] Loscertales II: Doc. 264 y 43.

[55] Rodríguez González 1966: Doc. 25, 28 y 33.

[56] Mansilla 1955.

[57] A.H.P.Za. Desamortización 148.

[58] Serrano 1927: Doc. 59 y 70.

[59] Loscertales 1976: Doc. II. 19, 195, 265, 266, 267, 268, 269 y 277.

[60] Beceiro 1998: 228.

[61] Adule. Gradefes 131.

[62] Turino Burón 1998 I: Doc. 138.

[63] Tumbo Negro 244 v.

[64] A.D.A. Particulares 572.

[65] Alfonso Antón: doc.69.

[66] A.R.Ch.V. Ceballos f. Leg.66, 1321.

[67] Martínez Sopena Regesta nº 786.

[68] A.D.Le. S.Pº de las Dueñas 22.

[69] R.A.H. Colección Salazar O-3 hoja 136.

[70] A.H.N. OO.MM. Lg.7475-11.

[71] A.H.N. Nobleza Osuna 2157-1.

[72] Martínez Sopena. Regesta nº 836.

[73] González 1944: 273.

[74] Lizoaín Garrido, J.M. 1985.

[75] González, 1944 274.

[76] A.D.Le.

[77] A.D.L. San  Marcos. Legajo 4º, nº 30.

[78] QUINTANA 1987 612.

[79] A.H.N. Clero C. 3570.

[80] A.R.Ch.V. Moreno f 2794-1.

[81] A.H.P.Za. Desamortización C 238.

[82] A.H.P.Za. Desamortización C.238.

[83] A.H.N. Nobleza. Osuna 2152-16.

[84] A.H.P.Za. Desamortización C. 238.

[85] A.R.Ch.V. Pérez Alonso f. 515-1.