LA CAPA CASTELLANA EN VILLAFÁFILA |
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LA CAPA CASTELLANA La capa castellana o española es una prenda de vestir típica española. Se trata de una prenda de abrigo tradicional larga, suelta, sin mangas y abierta por delante que se sujeta al cuello y cubre casi todo el cuerpo, ensanchándose gradualmente hacia la parte inferior que sirve para poner encima del traje o vestido. ORIGEN E HISTORIA LA CAPA CASTELLANA Las tribus celtíberas ya empleaban capa en su indumentaria, denominada sago. Los romanos la adoptaron capa abierta en los costados y sujeta con una fábula en el hombro, y los árabes nos dejaron su albornoz, capote cerrado con capucha. La capa ha sido un elemento histórico de primer orden que antiguamente marcaba rangos sociales Los promotores de la capa española fueron los Duques de Béjar cuando crearon la Industria Textil Lanera hacia el siglo XIV y XV en Béjar (Salamanca). Poseían enormes rebaños de ovejas y, en época del esquileo, por los meses de abril o mayo, una vez hecha la pelada, lavaban las lanas en el río. Comprobaron que el agua del río de Béjar, el río Cuerpo de Hombre, era excepcional para el lavado y para el tintado. El lavado era fino, sedoso y dulce en la lana y el tinte se mantenía sólido y permanente. Los Duques de Béjar dedicaron una cuidada atención a esta Industria Textil, y dado el gran consumo de capas, se dedicaron por completo a la fabricación de este artículo.
Allá por la Edad Media, la capa era manto obligado de todos los estamentos: capuces para los guerreros, tabardos y lobas para los nobles, capas magnas para los religiosos y capotillos de aldeas para los campesinos. La denominación de capa española comienza a coger auge a partir del siglo XVI y es usada especialmente por el hombre. También llego a utilizarse en Francia con el conocido nombre de capa española. En el siglo XVI, la capa era signo y medida exterior del linaje: el largo iba inversamente proporcional al rango económico que tenía la persona, el rey por ejemplo usaba un tipo de capa que llegaba a la cintura o menos, los nobles y caballeros a media pierna, la burguesía mercantil por la rodilla y conforme bajaba el estamento social iba bajando la capa. La gente más humilde usaba capas que casi llegaban al suelo. Hoy en día la medida ideal o establecida es tres o cuatro dedos por debajo de la rodilla. Hay quien se atreve a diferenciar dos tipos de capa, la castellana más larga y la española que llega hasta la corva.
En el siglo XVII, todavía pervive el ferreruelo, cápita corta que solía o terciarse galanamente sobre un hombro, pero también hacen moda otras muchas capas y mantos. Anguarina, Calatañazor, Soria. El siglo XVIII nos trajo dinastía borbónica y gustos franceses: las capas cortesanas se fabrican con tejidos más ligeros y de más vivos colores. La longitud de la tela se hace cuestión de estado y hasta provoca un motín popular contra un ministro ilustrado: Esquilache. La influencia no llega a campesinos y pastores, que siguen con sus anguarinas de lana o paño grueso para celar los fríos, o sus corozas de paja para escudarse de las lluvias. Una de sus manifestaciones más conocidas, dentro de los acontecimientos que han marcado la historia es en el Motín de Esquilache consistió en unas revueltas populares que tuvieron lugar en Madrid y en provincias españolas en la primavera de 1766. En la capital el motín estalló en Semana Santa, el 23 de marzo de 1766, los sublevados saquearon la residencia del ministro Leopoldo de Gregorio y Masnata, marqués de Esquilache bajo el grito de Muera Esquilache.! Fueron producidos por causas profundas (carestías, subidas de precios, xenofobia contra gobernantes extranjeros); el desencadenante fue la aplicación drástica de reformas en el uso de las capas y sombreros (acorto el largo de las capas y las alas de los sombreros). Carlos III tuvo que capitular ante los amotinados y deponer al ministro marqués de Esquilache. El día 25 el pueblo en armas, dueño de Madrid, se amotinaba de nuevo exigiendo la vuelta del monarca, que había huido a Aranjuez. El rey prometió el retorno. En casi todas las provincias, en las semanas siguientes, tuvieron lugar revueltas locales contra la administración, las más violentas fueron las ocurridas en el País Vasco (Vascongadas en la época), Cuenca, Zaragoza. Los amotinados expusieron al monarca sus peticiones entre las que estaba la derogación de las disposiciones de la indumentaria. También aprovecharon para conseguir también fines políticos, como la prohibición de nombrar altos cargos extranjeros.
Productoras de lana como Béjar (Salamanca) fueron las que realizaron las primeras capas del siglo XIX. Es por esta razón por la que uno de sus precursores iniciales corresponde al Duque de Béjar[1]. En el siglo XIX logra ascender a los ambientes más selectos y logra ser imagen de elegancia y estilo. Su uso se hace muy popular. Pero la capa tal como la conocemos proviene del siglo XIX era utilizada su momento cumbre fue a finales del siglo XIX La capa clásica no ha evolucionado, los patrones siguen siendo los mismos que se utilizaban en el siglo XIX. Capas hay muchas, pero capas españolas sólo hay una. Representa toda una tradición en el vestir español más distinguido. Es una prenda exclusiva que aporta, a quien la viste, elegancia, estilo y singularidad. El especialista en Protocolo Social y Etiqueta, Miguel del Amo, profesor de la Escuela Superior de Moda de Madrid explica a ‘Emotional Landscapes’: «Durante el Romanticismo era indispensable en bailes y en la Ópera. Lo que más me gusta es su uso dentro de la Etiqueta española. La capa española se puede utilizar como prenda de abrigo del Frac, máxima Etiqueta en nuestro país. El modelo 1901 de Capas Seseña es el más clásico y adecuado para actos de Etiqueta, que es el que contempla el protocolo. Por supuesto otros modelos nos servirían para asistir a eventos, pero no con Frac». Pero a comienzos del siglo XX comienza el declive de su uso. Poco se fue relegando por las nuevas prendas de vestir. La capa que tomamos de referencia pertenece hoy día a la familia Domínguez-Martínez, procedente al menos de D. Pantaleón Domínguez Rodríguez (Villafáfila 1889-1929 Madrid), hijo de D. Pedro Domínguez Prieto (Villafáfila S.S 1847-1924 Villafáfila) y de S.P. Elena Rodríguez Díaz. Casado en 1913 con Dña. Severina Tejedor del Teso “Chonche”[2] (Villafáfila 1890-1975 Villafáfila). Se sabe que en su boda se casó con la capa en el año 1913.
La capa paso por herencia a D. Isidro Domínguez Tejedor “Chonche” (S. Mª Villafáfila 1914-1999 Zamora) casado con Dña. Esperanza Calzada Gómez (Villafáfila 1916-2012 Benavente). A su vez la capa pasa a D. Isidro Domínguez Calzada “Chonche” (1944 Villafáfila), casado con Dña. María Esperanza Martínez Fidalgo, “Chonche” (1948 Villafáfila). Y por último a sus hijos Domínguez Martínez[3]. Esta capa ha servido como modelo para fotografiarla.
ORÍGENES ACTUALES Los promotores fueron los Duques de Béjar cuando crearon la Industria Textil Lanera hace más de seiscientos años en Béjar (Salamanca). Poseían enormes rebaños de ovejas y, en época del esquileo, por los meses de abril o mayo, una vez hecha la pelada, lavaban las lanas en el río. Comprobaron que el agua del río de Béjar, el río Cuerpo de Hombre, era excepcional para el lavado y para el tintado. El lavado era fino, sedoso y dulce en la lana y el tinte se mantenía sólido y permanente. Los Duques de Béjar dedicaron una cuidada atención a esta Industria Textil, y dado el gran consumo de capas, se dedicaron por completo a la fabricación de este artículo. Es por esta razón por la que uno de sus precursores iniciales corresponde al Duque de Béjar En el siglo XIX logra ascender a los ambientes más selectos y logra ser imagen de elegancia y estilo. Su uso se hace muy popular. LA CAPA La Capa es prenda de vestir larga, suelta, sin mangas y abierta por delante que se sujeta al cuello y cubre casi todo el cuerpo, ensanchándose gradualmente hacia la parte inferior que sirve para poner encima del vestido. Se llama “española” o “pañosa” a la de hombre, de paño, amplísima de vuelo y con unas bandas de terciopelo de color vivo como forro en los bordes delanteros. La capa posee ciertas características generales; una de las primeras es que los colores más habituales son el negro (principalmente), azul marino, marrón. Se suele incluir una fíbula (generalmente con formas similares a las de un botón charro). Suele emplearse completamente en lana de oveja, o en proporciones de 90% lana y 10% cachemira. En la actualidad se suele incluir alguna cantidad de poliamida al tejido. El embozo, es decir, la parte que cubre el rostro se realiza casi siempre en terciopelo de algodón 100%, y se tiñe también en diversos colores: rojo, granate, verde. Se trata de una prenda de vestir larga y abierta por el torso delantero, sin mangas. Originariamente empleada por hombres, ya a finales del siglo XX comenzaron a existir modelos para mujeres.
DESCRIPCIÓN DE LA CAPA Se utiliza para su confección el paño tejido exclusivamente en el pueblo de Béjar (Salamanca), cuya fama es mundialmente conocida por su característica y especial fabricación y en el cual las aguas de su río Cuerpo de Hombre, son las que dan las calidades de sus ricos tintes. Otra de las interesantes peculiaridades del paño de Béjar es que confeccionada la capa cuando se hace el corte, no se deshilacha o vulgarmente dicho, no salen hilos.
La capa se compone de: Tipos de capas, Hay dos: la capa lisa y la capa bordada, bien a mano o a máquina. Colores de la capa. Pueden ser: azul, negro, marrón o verde botella. Esta capa no suele llevar vivo. Se decora con pasamanería en el cuello, esclavina y borde delantero En la parte trasera, abertura o escusón decorada también con pasamanería. Cuello.
Esclavina, capa corta que se lleva suelta sobre otras prendas o que va cosida al cuello de una prenda larga generalmente de abrigo.
Embozo y contraembozo (vista interior) es generalmente de terciopelo, y de distintos colores, según el modelo de la capa.
Broches son dos, y es el adorno que remata la prenda. Son de filigrana salmantina; de cordón negro de seda; de plata; de oro; de brillantes; etc. Los broches son grandes y el largo un poco más que la clásica Madrileña.
Abertura o escusón, que está en la parte trasera de la capa, en la zona inferior.
La capa suele llevar de los cuatro metros y medio a los cinco, en paño de doble ancho. Ello según largura. Modelos de capa: La madrileña, (un poco por debajo de la corva). La Castellana, (a la altura del tobillo). La Andaluza, (más corta que la madrileña). Características de la capa Castellana: Su color clásico es el pardo o marrón. Esclavina larga, cuello alto, embozos del mismo color, o sea, marrón. Esta capa no suele llevar vivo. Los broches son grandes y el largo un poco más que la clásica madrileña[4]. LA FABRICACIÓN La capa española lleva un trato muy especial en la fabricación. En sus orígenes después de lavar las lanas se pasaba al tintado de las mismas. Es confeccionada en diferentes tonos: en negro y en “azul tina”. Para conseguir este color se utilizaba miel de romero y orín. El proceso del tintado se llevaba a cabo en grandes artesas de madera hechas con duelas o en tinas. Una vez tintada la lana se pasaba a su fabricación. Primero se hilaba, en un principio a mano, después en rústicas máquinas, luego en tornos semi-mecánicos y actualmente en selfactinas ultra modernas. A continuación, se tejían en los telares de braceros, en un primer momento, luego en telares de garrote, después extendiéndose a otros más modernos y automáticos hasta llegar a los actuales que son muy sofisticados. Para finalizar la fabricación se acababan las capas en unos batanes muy característicos y por procedimientos rústicos para enfurtir estos pasos a base de un gran rodaje en agua de las telas, que después se trataban con cardillos silvestres para percharlas, tal y como hoy se hace, para sacarlas el pelo, que se igualaba después con una operación que se llama “tundido”, así se logra el pelo que da ese tono único a las capas de Béjar. Algunas de las zonas productoras de lana como Béjar (Salamanca) fueron las que realizaron las primeras capas del siglo XIX. El secado de las piezas se hacía, al igual que en la actualidad, al aire libre y al sol, consiguiendo así un acabado insuperable y único. Una vez realizados todos estos pasos ya podemos confeccionar la capa. Las técnicas actuales se compaginan con algunas de las antiguas y se consiguen unas prendas únicas. MODISMOS: Andar (o ir o estar) de capa caída. Padecer gran decadencia en bienes, fortuna o salud. Capa rota: Persona que se envía disimuladamente para algún negocio de consideración. De capa y gorra: Con traje de llaneza y confianza. Defender a capa y espada: Proteger a una persona con todos los medios posibles. Derribar la capa: Echarla hacia la espalda, desembarazando la acción de brazos y piernas. Echar (o hacer) la capa a alguien: Ocultar los defectos de una persona, ampararla. Echar la capa al toro: Intervenir en un asunto en favor de otra persona. Hacer de su capa un sayo: Obrar según su propio albedrío y con libertad en cosas o asuntos que sólo a ella pertenecen o atañen. Pasear la capa: Callejear. Sacar la capa: Justificarse o argüir bien en algún trance apretado. Salir de capa de raja. Pasar de trabajos y miserias a mejor fortuna. Tirar de la capa: Advertir a una persona de algún mal, defecto o peligro para que no caiga en él. SINÓNIMOS: Mantón: Pañuelo grande de abrigo. Manto: Prenda de vestir amplia, semejante a la capa, que cubre la cabeza, los hombros y parte del vestido. Herreruelo: Capa no muy larga, con cuello y sin esclavina. (Ferreruelo). Capuz: Vestidura antigua, larga y holgada, con capucha. Capote: Prenda de abrigo semejante a la capa, con mangas, un agujero para meter la cabeza y menor vuelo. Palio: Antigua prenda de vestir semejante a un manto que llevaban los griegos sobre la túnica prendida con un broche. LA CAPA CASTELLANA EN VILLAFÁFILA Igualmente, que la historia de la capa, la que nos ha llegado a la actualidad a muchas familias son de parte de mitad del siglo XIX a principio del XX, que su propietario según la disponibilidad económica la capa era de mayor o menor calidad, en su tela o bordado, pero todas ellas con las mismas características, una prenda de abrigo que se nota por su peso. Utilizadas en celebraciones en actos festivos de toda clase, además de ser una prenda que se usaba en el vestir, incluso usada el día de boda. Estas capas han ido pasando de unas generaciones a otras por herencia de bisabuelos o abuelos que le da un plus adicional, emocional, a la prenda. Que se ve en algunos momentos de celebración. Hay muchas más de las que pensamos, algunas descansan en los arcones esperando a que tú te la pongas.
No solo la capa se utilizaba para eventos o vestir, al ser una prenda fuerte se utilizaba para el frío como vemos en la siguiente foto incluso utilizada para labores en el campo.
Combinación de traje típico de femenino y capa en el hombre
Incluso hasta de niños les llevaban una similar capa como vemos a continuación.
No solo la capa ha sido utilizada en estos eventos, también en las celebraciones de los quintos. Lo que ha hecho darle un empujón y volver a ser más considerada y con más estima.
Otro de los momentos que ha tenido de auge la capa en Villafáfila ha sido desde el año 2010 que a través de la Junta Pro-Semana Santa con la recuperación de la Procesión de la Vera Cruz el jueves santo a la noche, fue introducida la capa en la procesión llevándola los la cargadores y personas que van desfilando. Este nuevo impulso hizo incluso que se confeccionaran nuevas capas. Donde la elegancia de la capa se funde con la procesión.
Autor: José Luis Domínguez Martínez. Este trabajo lo dedicado a la Srta. Leire Montero Mateos, que a través de un trabajo personal sobre trajes típicos femeninos para sus estudios en el IES de Astorga 2020 y que fue premiado. Ello ha sido preámbulo del inicio de este trabajo y su estructura, incluso dicha Srta. es parte de este trabajo, al salir portando la capa de referencia de la familia Domínguez-Martínez en la procesión de la Vera Cruz del 2022.
Biografía-Texto:
Manuel Granja Alonso y Camilo Pérez Bragado: Villafáfila, historia y actualidad de una villa castellanoleonesa y sus iglesias parroquiales. 1996. pág. 366.
M. Granja: También Villafáfila tiene traje regional. La Opinión de Zamora, 17-9-1995.
Referencias sobre la Capa Española tomada de los Amigos de la Capa de Madrid. Historia de la Capa, La Capa Española y Pañosa. http://www.amigoscapamadrid.com/capa2.htm
https://porsolea.com/la-capa-espanola-cultura-y-tradiciones
https://es.wikipedia.org/wiki/Capa_española
https://es.wikipedia.org/wiki/Corpiño
https://emotional-landscapes.com/embozados
José Luis Domínguez Martínez. Datos personales.
Capa de referencia de la familia Domínguez-Martínez procedente de D. Pantaleón Domínguez Rodríguez (Villafáfila 1898-1929 Madrid), ha servido como modelo para fotografiarla.
Fotografía: Amigos de la Capa Madrid. http://www.amigoscapamadrid.com/capa2.htm https://albertinatorres.blogspot.com/2012/11/la-musica-y-la-danza-juegan-un-papel.html https://cuadernodesofonisba.blogspot.com/2016/03/felipe-ii-pintado-por-sofonisba.html https://es.wikipedia.org/wiki/Marqu%C3%A9s_de_Esquilache#/media/Archivo:Giuseppe_bonito-esquilache.jpg https://www.todocandelario.com/costumbres/traje_choricero_candelario.jpg https://www.todocandelario.com/costumbres/traje_candelaria.jpg https://trajestradicionales.es/polainas/545-polainas-mod-pico-sacro.html José Luis Domínguez Martínez.
Transcripción y montaje: José Luis Domínguez Martínez.
Todo texto, fotografías, transcripción y montaje, los derechos son pertenecientes a sus autores, queda prohibida sin autorización cualquier tipo de utilización.
Todo texto y fotografía ha sido autorizado al almacenamiento, tratamiento, trabajo, transcripción y montaje a José Luis Domínguez Martínez, su difusión en villafafila.net, y cualquier medio que precie el autorizado. [1] García Contreras, Modesto (1966), Mi capa: canto a la capa española. [2] Chonche: es un apodo convertido de personal a familiar de Villafáfila, que proviene de Alfonso Tejedor Zamorano (S.S 1848-1919) casado con Dña. Fernanda del Teso García (S.P 1856-1926) y que traspaso el apodo a sus descendientes por una de las ramas del apellido Tejedor. https://villafafila.net/tejedor/tejedor.htm [3] Por rama tanto paterna como materna conllevan el apodo Chonche. [4] Referencias sobre la Capa Española tomada de los Amigos de la Capa de Madrid. Historia de la Capa, La Capa Española y Pañosa. http://www.amigoscapamadrid.com/capa2.htm
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