COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

DE VILLAFÁFILA

 

 

 

 

Actualmente existen en Villafáfila algunas cofradías como la del Santísimo Sacramento o la de La Ánimas, cuyo origen se remonta al siglo XVI; otras como la del Sagrado Corazón de Jesús o la del Inmaculado Corazón de María fundadas a principios del siglo XX; y las nuevas cofradías semanasanteras del Cristo de la Misericordia y la de la Virgen de los Dolores. 

Muchas de las cofradías antiguas han desaparecido con el trascurso de los años y sólo conocemos noticias parciales en los libros de las diversas parroquias que han llegado hasta nosotros.

Esta cofradía fue fundada en la iglesia de Santa María el Moral, y que aun en la actualidad sigue existiendo funcionando en la misma iglesia y saliendo en procesión.

Iglesia Santa María del Moral, 1924

 

Ubicación de la iglesia de Santa María del Moral entre todas las iglesias que hubo en Villafáfila

 

1771 se hace referencia de la cofradía de Santísimo en el expediente de remisión del vizconde de Valoria, intendente de Zamora, al conde de Aranda del estado de las congregaciones, cofradías y hermandades que hay en los pueblos de su jurisdicción, Villafáfila (Zamora) (pliego VIII y ss.)

Cofradías activas  en 1770 en Villafáfila, referencia de la cofradía de Santísimo en el expediente de remisión del vizconde de Valoria, intendente de Zamora, al conde de Aranda, cofradías

 

Pendón de la Cofradía

 

Cofradía fundada en el siglo XVI para la exaltación del Corpus Cristi y del Santísimo Sacramento de la Eucaristía, contaba con especial protección por parte del concejo y en las cuentas que se han conservado del mismo figuran diversas partidas de dinero para la cofradía. Así en 1538 la villa gastaba todos los años 2.000 mrs. en la función y procesión del Corpus Cristi.  Durante esa centuria, y coincidiendo con la Contrarreforma la cofradía tuvo una gran expansión.

En 1565 la cofradía poseía un pequeño rebaño de ovejas que el regimiento permitía permanecer en los términos en tiempos que los demás ganados debían salir de la villa. En 1570 se citan los mayordomos del Santísimo.

Además del dinero que obtenía el ayuntamiento del herbaje de los ganados los regidores encargan en 1576 un terno que quedaría en poder de la villa para celebrar con solemnidad las funciones del Santísimo Sacramento.  En las cuentas del concejo de 1578 se anota el gasto de 12 reales:

 “a los gitanos por la dança del día del Sacramento”.

La devoción hacia el Corpus Cristi se incrementó con la Contrarreforma y algunos difuntos dejaban mandas para celebrar funciones en su honor.

Procesión del Corpus Cristi, por delante su pendón y detrás el cura bajo palio

 

A finales del siglo XVI falleció Diego de Almanza, un hidalgo de la villa que fue cura de la parroquia de Bretó muchos años y entre las misas y procesiones que dejó dotadas en su testamento encargó al Cabildo Eclesiástico de Villafáfila unas fiestas el día del Corpus de mañana y tarde para lo que dejó parte de sus heredades:

“Víspera y día del Corpus en Nra Sra vísperas solemnes y missa solemne y procesión por todo el pueblo con el Santísimo por Diego de Almanza, cura de Bretó.

Segundas vísperas el mismo día y procesión con el Santísimo, repartense tres mill mrs en la forma siguiente:

Primeras vísperas 500.

A la missa 500.

A la procesión 1000.

A las segundas vísperas 500.

A la procesión de la tarde 500.

Más se gasta por la intención del dicho cura de Bretó la cera destas procesiones y fiestas como lo mandó el Ldo Lope García, su último disponedor y para este gasto se aplica la rrenta que dexó el dicho Diego de Almança en Bretó y Santovenia al cabildo que son cinco cargas de pan por eredades y portillos, trigo y cebada. Todo a razón de a catorce[1].

Pero la crisis demográfica y económica de finales de siglo afectó a sus cofrades y a sus rentas. En el libro de fábrica de Santa María de 1614 se anota:

“que “a más de ocho años que los mayordomos de la cofradía del Santísimo no han dado las cuentas”.

La decadencia de la cofradía y de toda la villa en general se acentúo durante el siglo XVII.

En 1677 varios curas y otros vecinos clérigos y laicos de Villafáfila:

“Atendiendo a que la cofradía del Sanctísimo Sacramento de esta villa neçesita de rreforma por no tener renta para poder cumplir con las obligaciones que se deven para çelebrar las festividades de el Sanctísimo Sacramento, determinaron, a expensas de los cofrades que entraren, a haçerlas y çelebrarlas en la mejor forma que se pueda”

y procedieron a elaborar unas nuevas ordenanzas y regla para la cofradía, que se conservan en el Archivo Diocesano de Zamora.

 

Regla de la Cofradía del Santísimo de Villafáfila. Archivo Diocesano de Zamora

 

La sede de la misma se fija en la iglesia de Santa María del Moral.

Los fines de la cofradía eran:

- Celebrar solemnemente todas las festividades del Santísimo Sacramento.

- Asistencia y acompañamiento al viático cuando saliera a casa de los enfermos

 “quando se llebare el Sanctíssimo a algún enfermo que fuera cofrade a de acudir la cofradía con su guión, Palio y quatro çirios y los qie quieran llebar velas ençendidas para ganar las yndulgençias, que las lleven de sus cassas. Y  para esto an de avisar de parte del enfermo al Abad que fuere de la cofradía para que mande llebar las ynsignias”.

Si algún cofrade estuviera en peligro de muerte le velarían dos hermanos de la cofradía, alternándose hasta su muerte o mejoría. Si moría, los que le estuvieran velando se encargaban de hacerle la sepultura o mandarla hacer a su costa. Al entierro del cofrade asistirían todos los miembros, bajo pena de un cuarterón de cera, llevando el guión de la cofradía y cuatro cirios. En un principio se estableció la obligación de que cada uno de los cofrades mandara decir una misa por cada hermano que falleciera, pero en 1683 se redujo a la obligación de una misa anual que debía mandar decir cada cofrade.

Altar con toda la calle engalanada, suele ser habitual por los vecinos engalanarlas al paso de la procesión por su calle

 

En uno de los días de la octava de Difuntos se hacía un oficio general de Vísperas, Misa y Procesión alrededor de la iglesia por los cofrades difuntos celebrada por todo el Cabildo Eclesiástico, con asistencia obligada de todos los cofrades presentes que no estuvieran impedidos. Asimismo se celebraba una misa rezada mensual.

Regla de la Cofradía

 

La mañana de Pascua de Resurrección y el viernes siguiente al jueves del Corpus, la cofradía mandaba decir una misa cantada con asistencia del cabildo y procesión general por las calles de la villa, con las insignias y cuatro hachas de la cofradía.

La gran celebración de la cofradía era la del domingo siguiente al Corpus, conocido como el Domingo del Señor. El sábado por la tarde se decían las vísperas en Santa María. El domingo por la mañana los cofrades acudían a la iglesia de San Martín con las velas y las insignias y salían en procesión hasta Santa María, donde se celebraba la misa, volviendo la procesión hasta San Martín, donde se dejaba la hostia en un trono y altar dispuesto al efecto por el abad, “con el mayor aseo, pompa, ornatos de seda y luçes que pudiere”, siendo velado por dos cofrades que se alternaban hasta por la tarde en que se sacaba al Santísimo en procesión por todo el pueblo, regresando a la misma iglesia. Después de la procesión se procedía a elegir los oficiales para el año siguiente.

Además todos los terceros domingos se celebraba una misa y procesión de la Minerva que estaba dotada en Santa María por María Ana Sisona, de Benegiles, a la que debía asistir toda la cofradía:

Terceros domingos del mes tiene obligación el cabildo de decir misa solemne en Nra Sra y procesión alrededor de la iglesia con su Divina Magestad por Ana Sisona y Lorenzo de Muélledes, su marido, vecinos de Benegiles.

Repartense 748 mrs a cada festividad. Pagó en dinero de contado a rrazón de a veinte el millar, metióse el dinero en el arca. Y si acaeciese a caer esta festividad en día de Pascua, cumple el cabildo con decir por la intención de los fundadores quatro misas rezadas.

A todas estas funciones debían acudir los cofrades con velas encendidas, a costa de la cofradía, que además debía disponer de los cuatro cirios para los entierros y las cuatro hachas para las procesiones.

Establecieron la obligación de mantener encendida la lámpara del Santísimo en Santa María, para lo cual pedirían limosna todos los domingos y los días en que saliera el viático a los enfermos, y lo debían hacer los cofrades por turnos

“y esto por sus personas, no fiando de los criados, y si estubieren ocupados, tengan obligaçión los tales cofrades a buscar otros cofrades para que pidan la dicha limosna”.

Altar al Santísimo, los vecinos utilizan sabanas y diversos utensilios para realizarlos

 

En la iglesia la cofradía tenía un arca para guardar la cera, ornamentos e insignias.

Los oficiales que regían la hermandad se elegían anualmente: a  la cabeza y el gobierno de la cofradía estaba a cargo de un abad, que era el encargado de llevar el guión a las procesiones; cuatro oficiales llamados quatro, que asistían y ayudaban al abad, y el domingo del señor uno estaría en el altar de San Martín, otro en el de Santa María, otro iría al Ayuntamiento para preparar el paso del santísimo por el mismo, y el otro llevaría los ornamentos de una iglesia a la otra, además debían llevar las varas del palio; dos alcaldes que se encargaban de repartir las velas para las funciones, de gobernar las procesiones, de cobrar a todos los cofrades la cuota anual de 4 reales, y la de entrada de los nuevos; y un mayordomo que debía encargarse de encender la lámpara, llevar las insignias, encender las hachas, prevenir brasa para el incensario, y llevar cuenta del cobra de la penas. Sólo los oficiales elegían a sus sucesores y a ellos les daban cuentas, con asistencia de los cofrades que quisieran.

Se prohíbe la admisión como cofrades de “gente reboltosa, de mal vivir y sospechosa”, y la admisión era a título individual, no pudiendo hacerse admisiones familiares.

Las cuotas como cofrade eran cuatro reales anuales en dos pagas, una en julio y otra en enero, y a la entrada una libra de cera en cuatro velas de “a quarterón”, y al morir había que dar a la cofradía otros cuatro reales.

Se prohíbe dar:

“comidas ni colaçiones particularmente en las Yglessias, y el abad las quisieredar, no se le quite, pero no sea a costa de esta cofradía”.

La modificación de la regla debería hacerse en cabildo de todos los cofrades por mayoría.

El aviso para la asistencia a los entierros de los cofrades consistía en nueve campanadas con la campana pequeña de la torre de Santa María, que todavía se conserva como campana del Santísimo, por parte del mayordomo.

Momento que el Sr. Párroco de la localidad, bajo el palio, bendice con la custodia a dos niñas que son hechas al Santísimo en un Altar

 

Para señalar la cera perteneciente a esta cofradía:

“se le ponga una señal de colorado para que se diferencie de otras cofradías”.

Para ganar las indulgencias de la cofradía, sus miembros, además de llevar las velas encendidas en las funciones y entierros:

“an de rreçar çinco veçes la oraçión del Pater Noster con el Ave María, por el estado de la santa madre yglesia y concordia entre los reies y prínçipes chistianos y extirpaçión de las eregías, como consta de la bula de esta cofradía”.

Firma de la regla

 

Firman esta regla y estatutos el 24 de julio de 1677:

Antonio Durán, abad de la cofradía y cura de San Martín (además de comisario del Santo Oficio de la Inquisición), Pedro Álvarez de Muelas, cura de Santa María, Juan Aguado, cura de San Salvador, Alonso Gutiérrez, cura de San Juan, Santos Martínez, cura de Santa Marta, Domingo Ferreras, Francisco Díaz, Antonio Herrero, Leandro de Cuellar, cura de San Pedro, el licenciado Diego Gutiérrez,  el escribano Manuel de Vitacarros, Pedro Rosinos, Antonio Charro, Antonio Caballero, Francisco Fernández, Francisco Escaja y Antonio Mateos.

El año siguiente fueron aprobados estos estatutos por el obispo de Astorga, don Francisco Aguado.

Custodia

 

La nueva cofradía organiza grandes funciones en honor del Santísimo, de las que tenemos el testimonio de Antonio Moreno de la Torre, rico vecino de Zamora, que dejó escrito un diario de esos años.

“Salió Villafáfila, sábado 2 de julio 1678, día de la Visitación. Domingo la fiesta del Santísimo. Fue cumplida. Fuego, mojiganga, procesión.

Lunes novillos y un toro de muerte. 3 comedias públicas, el autor es Salazar.

Para colgar y hacer altares fue Almaraz; mucha gente de Zamora. Hay 7 leguas.

Pasélo muy bien por ser Moreno[2], que los hay en la villa y Monroyes, que es todo uno Vítor a los mayordomos, fijóse en Consistorio[3].

Por este testimonio sabemos que además de las funciones religiosas que se organizaban, por parte de la cofradía, en las que se engalanaban las calles con colgantes y se erigían altares para lo que contrataban a especialistas de Zamora, la festividad se completaba con fuegos artificiales y mojigangas o representaciones teatrales con máscaras, que eran propias del carnaval, pero en el siglo XVII, diversos autores teatrales como Calderón de la Barca escribieron textos dramático-religiosos para el Corpus. Esos primeros años la fiesta continuaba el lunes con corridas de toros y representación de comedias, ese año del autor del Siglo de Oro Agustín de Salazar, que alcanzó fama en el siglo XVII con sus comedias mitológicas.

Comedia de Agustín de Salazar 

 

Las funciones laicas para celebrar el día del Corpus o el Domingo del Señor se remontaban a siglos anteriores, como dije antes, en las cuentas del regimiento del año 1578 se anota entre otras partidas:

“más pagué doçe reales a los gitanos por la dança del día del Sacramento”[4]

El 19 de mayo de 1679 figura en el libro de acuerdos del concejo:

“por quanto la villa en cada año de sus propios debe dar a la cofradía del Santísimo y a su abad en su nombre, para ayuda de sus fiestas, si las hace, y atendiendo a que se a presentado a esta villa el Ldo Pedro Álvarez de Muelas, cura de Santa María y abad del cabildo de esta villa y de la cofradía, cómo viene dispuesto a hacer fiestas con el beneplácito de la villa, para que para ayuda de ellas de sus propios se le dé lo acostumbrado, por lo cual acordaron y mandaron que se le dé libranza en los propios de la cantidad acostumbrada.

Aunque en el Catastro de Ensenada de 1752 no figuran bienes inmuebles de esta cofradía los bienes que tenía la cofradía fueron desamortizados en el siglo XIX, pues en 1904 se solicita al ministerio de Hacienda una indemnización por ello.

Niños en un altar al paso de la Cofradía del Santísimo para ser bendecidos

 

Esta cofradía permanece activa la actualidad, conservándose la celebración de la Minerva de los terceros domingos y la procesión del Corpus llevando bajo palio la custodia, con la construcción de altares por las calles adornadas y la costumbre de "echar" a los niños pequeños al paso del Santísimo.

Procesión del del Santísimo, con su pendón, y el párroco llevando la custodia bajo el palio, acompañados de los niños que han hecho comunión, tirando pétalos de rosas a su paso

 


Autor:

Elías Rodríguez Rodríguez:

historiasdevillafafila.blogspot.com.es

http://historiasdevillafafila.blogspot.com.es/2016/06/cofradias-de-villafafila-i-cofradia-del.html

villafafila.net - https://villafafila.net/santisimo/santisimo.htm

 

Biografía-Texto

 

Manuel de la Granja Alonso y Camilo Pérez Bragado:

Villafáfila: Historia y actualidad de una villa castellano-leonesa y sus iglesias parroquiales, pág. 456  y 457.

 

Fotografías:

Elías Rodríguez Rodríguez.

José Luis Domínguez Martínez.

 

Transcripción y montaje:

José Luis Domínguez Martínez.

 

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[1] Las hipotecas sobre los bienes inmuebles o censos solían estar referenciados a 14.000 el millar, es decir que por un préstamo hipotecario sobre una casa o una tierra  de 14.000 mrs. había que pagar cada año 1.000 mrs de intereses al año, es decir el 7%. En el siglo XVII se rebajó el interés a 20.000 el millar, es decir el 5%.

[2] Vivía en la villa en esos años, doña Tomasa Moreno, viuda de don Diego Hernández-Monroy y un hijo de ambos casado. Sería una parienta suya.

[3] Lorenzo Pinar F.J. y Vasallo Toranzo L.: Diario de Antonio Moreno de la Torre (1673-1679). Zamora 2001.

[4] Taboada Olv. 267-1.