LOS MUERTOS EN VILLAFÁFILA A CONSECUENCIA DE LA GUERRA CIVIL 1936-1939. ESTUDIO CUANTITATIVO |
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Un congreso de historia de Zamora puede ser una buena ocasión para tratar de hacer una aproximación a los muertos de la Guerra Civil en la provincia de Zamora, tema que se ha tratado poco y parcialmente[1]. Yo solamente trato de aportar un grano de arena al asunto, mediante una reseña de los fallecidos durante el conflicto fratricida en un pueblo zamorano, concretamente en Villafáfila. La imposibilidad de manejar las fuentes judiciales por no hallarse entre los fondos disponibles del A.H.P. las correspondientes al Partido Judicial de Villalpando, la parcialidad y subjetividad de las fuentes orales que cada vez son más escasas por el fallecimiento de los testigos que vivieron aquellos días, y la dificultad de encontrar fuentes escritas que traten los pormenores de la represión, no me permiten hacer un trabajo completo sobre la vida y muerte en esta villa de la Tierra de Campos zamorana durante los años de la Guerra Civil, pero con los datos recogidos de algunos testimonios de personas que se acuerdan de aquellos años, junto con la consulta del Registro Civil y de los Registros Parroquiales se puede, al menos, hacer una relación bastante exacta de los fallecidos como consecuencia directa de hechos violentos de la guerra y de la represión de retaguardia. El primer problema que se plantea es cómo seleccionar los muertos que se deben incluir, en un estudio local, pues la diversidad de las fuentes puede inducir por un lado a omisiones por no contener las personas que fueron asesinadas los primeros días después del alzamiento, o por otro lado a duplicidades por incluir a una misma persona entre las víctimas de su lugar de vecindad o de naturaleza, y en el sitio donde fue muerto. Yo en este trabajo cuantitativo sólo incluyo los fallecidos que estaban avecindados en Villafáfila en 1936, fueran naturales o no de la villa. Para conocer sus nombres contamos con los datos del Libro de Difuntos de la parroquia de Santa María[2]. Por una Disposición General del Muy Ilustre Sr. Provisor y Vicario General del obispado de Astorga, de 8-X-1937, Boletín del Obispado de Astorga del 10 de octubre, para que fueran inscritos en los registros parroquiales de la diócesis de Astorga todos los feligreses muertos a causa de la guerra, hubieran fallecido en la parroquia o fuera de ella, el párroco de entonces, D. Francisco Lera, anotó en el Libro de Difuntos de la parroquia de Santa María de Villafáfila, los que habían fallecido, tanto en el frente como a causa de la represión. Sin embargo, no todos los curas pusieron la misma diligencia. En el caso de Villarrín solo se anotaron los “caídos”, en el frente, en total 16, con un lenguaje patriótico y grandilocuente, sin dejar constancia de los que fueron ejecutados en la cárcel de Zamora unos días antes que los de Villafáfila. No sabemos qué fuentes de información utilizó el párroco, y si fueron inscritos realmente todos los feligreses que murieron. En el caso de algunos de los fallecidos en el frente indica que lo sabe “por comunicación del capitán de su compañía”, y de otros tendía noticia directa de sus familiares. Los que fueron ejecutados en Zamora después de los consejos de guerra están enterrados en el Cementerio de la capital y sus nombres figuran en las relaciones de los enterrados en el cementerio, por lo que sus nombres pudieron ser notificados al párroco por el capellán del cementerio o por sus familiares. De un feligrés que fue ejecutado en Benavente la noticia fue pública en la villa. Respecto a las dos personas que fueron perseguidas por los campos de Villafáfila, donde se hallaban ocultos, por los falangistas y los guardias civiles en madrugada del 12 de agosto, el párroco tuvo noticia directa como todos los vecinos, pues los hechos fueron de dominio público, y anota a propósito de Vicente Fernández que “falleció suicidado en el campo de la Jana”, y de Felipe Martínez apunta que “apareció muerto y fue reconocido por varios vecinos de esta villa cerca del Puente de Quintos”. No incluyo otros fallecidos en la guerra que eran naturales de Villafáfila pero que previamente habían emigrado del pueblo. Así se me ha planteado la duda sobre la inclusión de 3 jóvenes naturales de Villafáfila: Felipe Fernández del Río (n.1915), Justo Gutiérrez Escudero (n.1914), y Julio Ruiz de Uña (n.1918), que murieron en el frente y que figuraban en la relación de caídos en una lápida instalada en la Cruz de los Caídos que estaba adosada a la iglesia hasta los años 80, pero que no están anotados en el registro parroquial, bien por descuido del cura, o seguramente porque antes de iniciarse la guerra sus padres habían emigrado de la villa por lo que no los contemplo en las cifras de muertos que utilizo para hacer las medias numéricas, pero si los relaciono en el cuadro con los nombres.
Naturales de Villafáfila también eran tres fallecidos sobre los que sí me consta que habían emigrado pocos años antes de la contienda el pueblo para buscarse su vida en otros lugares donde encontraron la muerte, aunque sus familias regresaron posteriormente a Villafáfila. Así Felipe Tejedor Torío murió los primeros días de la guerra en Puentedeume, siendo policía municipal. A Martín Rodríguez, “El Rojote”, lo mataron en el Hospital de Bilbao donde estaba herido de guerra después de la entrada de las tropas nacionales, y sus cuatro hijos fueron Niños de la Guerra evacuados a la Unión Soviética y a Bélgica. Fabriciano Sevilla Beltrán, estaba de guarda de campo en un pueblo del Partido Judicial de Toro, y lo detuvieron en Agosto del 36 y lo mataron luego en Zamora o en Toro, y su mujer se volvió a Villafáfila, donde en 1937 murieron sus tres hijas pequeñas por causa de la escarlatina, pero seguramente víctimas indirectas del hambre y de miseria causadas por su orfandad. Estos datos, aparte de referencias orales, los he sacado del libro mecanografiado e inédito de Alejandro Tejedor Gómez (q.e.p.d.): “Rutas de Mártires”, donde, en forma de versos, va dando cuenta de los tristes episodios de la represión que se vivió en Villafáfila esos meses de 1936. Además, cuento con el testimonio escrito de Ladis Fernández Pascual: “Cómo lo viví”. Otro caso distinto son las víctimas de la represión en la zona republicana, como es el de Don Ismael Rodríguez Orduña, canónigo magistral de Málaga, que se presentó como candidato independiente en la elecciones a Cortes de febrero del 36 en la provincia de Zamora, originario de Villafáfila, que murió en octubre-noviembre del 37, junto con dos de sus hermanos, Fernando y José, que eran maestros[3], en el Túnel de Usera, en Madrid, cuando, engañados por miembros de la 36 Brigada Mixta de Madrid, trataban pasarse a la zona nacional huyendo del terror causado en la capital contra las personas de derechas. GRAFICO I Relación nominal de los fallecidos de Villafáfila como consecuencia de la Guerra Civil (1936-1939)
Según los censos de INE, al empezar el año 1931 la población de hecho de la villa era de 1640 habitantes. No he encontrado las correcciones anuales del padrón municipal de los años comprendidos entre 1930 y 1940. A fines de ese año los datos de Censo son 1642 Hb. El incremento de población del periodo 1921-1930 fue de 42 Hb., con un saldo vegetativo de 180 personas, por lo que calculo que entre 1931 y 1935 el incremento poblacional sería de unos 12 Hb., aunque el saldo vegetativo en esos años fue de 53 personas[4]. Por tanto 1652 sería el número más aproximado de habitantes con que contaba Villafáfila al iniciarse 1936. No obstante, para la década 1931-1940 el número oficial de Hb. es de 1640, por lo que sobre esas cifras calculo las tasas, que por otra parte apenas varían si se calculan sobre los 1652 Hb. El número total de muertos en el quinquenio 1931-1935 fue de 180 personas con una tasa anual media de 21,9 por 1000 Hb. El número total de fallecidos en el periodo 1936-1940 fue de 203 personas con una tasa media de 23,2 por 1000 Hb., de las que 38 (un 18,72 %) fallecieron como consecuencia directa de la guerra civil. En el año 1936 fallecieron 54 personas (32,9 por 1000 Hb.), de ellas 25 lo hicieron de manera traumática, 22 (un 40,74%) como consecuencia directa de la represión en retaguardia, y 3 muertos en el frente. Ese año murieron a consecuencia directa de la guerra más del 1.5% de los habitantes de Villafáfila. Durante los años 1937, 38 y 39 las víctimas mortales como consecuencia de la guerra fueron 13 hombres, todos en el frente. El total de los fallecidos a lo largo de la guerra como consecuencia directa de la misma fueron 37 habitantes de hecho, lo que supone una tasa de 22,5 por 1000 Hb., correspondientes al 2,25% de la población de hecho de Villafáfila. GRAFICO II Fallecidos en Villafáfila 1931-1940 por todas las causas y por muerte violenta causada por la Guerra Civil
Un repaso a la lista de los difuntos nos permite hacer algunas consideraciones. Se puede hacer una distinción entre los que fueron víctimas de la represión en la retaguardia, que no han tenido ningún reconocimiento público; y los que murieron en los frentes de batalla, bien como consecuencia de combate (incluso uno de ellos en el Hospital Militar de Zamora) o por accidentes, que fueron considerados “caídos por la patria”. No todos los “caídos” en los frentes murieron en combate, pues de los testimonios orales que he recogido y de algunos versos de Alejandro Tejedor se deduce la sospecha de que algunos de los caídos en el frente lo fueron por el llamado irónicamente “fuego amigo”, delatados como rojos por algunos paisanos, o destinados por sus mandos a las posiciones más peligrosas. Concretamente algunos jóvenes que antes de su alistamiento eran conocidos por sus ideas republicanas, como Eulogio Benayas, que murió en Brunete en circunstancias que levantaron sospechas en sus dos hermanos, sacerdotes claretianos, que trataron de indagar en los detalles de su muerte; o Diego Rodríguez del Campo, del que Alejandro Tejedor en su libro afirma que fue muerto por un requeté de Villafáfila; o Hermenegildo Zamorano, que antes de su movilización había sido objeto de una paliza en el ayuntamiento. Los jóvenes que murieron en el frente tenían una media de edad de 24 años, el mayor de todos tenía ya 29 años cuando murió unos días antes de acabada la guerra, y el más joven sólo tenía 18. En este grupo todos eran solteros y entre ellos figuran dos parejas de hermanos, Ángel y Santiago Cardo Rodera, pertenecientes a una familia de jornaleros, y Alberto y Dictinio Ledesma Durantes, los únicos hijos de un pequeño labrador de la villa, que estuvo detenido en la cárcel de Zamora por sus afinidades socialistas, pero que no fue ejecutado. En cuanto a los que murieron en la retaguardia, todos ellos eran varones, que estaban afiliados a la Casa del Pueblo. Las mujeres de ideas izquierdistas no fueron objeto de detenciones, seguramente por no estar afiliadas a organizaciones políticas o sindicales. Cinco de las víctimas eran casados y 1 viudo, quedando en total 12 hijos huérfanos de padre. Los 16 restantes eran solteros, algunos mayores y otros con novias para casarse. El promedio de edad de los ejecutados era de 29 años, el mayor de ellos contaba con 50 y el más joven, que era huérfano de padre y madre y vivía con su abuela, apenas contaba con 18. Muchos de los muertos eran familiares entre sí, contándose tres parejas de hermanos. La represión contra las personas afiliadas a partidos o sindicatos de izquierda fue particularmente dura en Villafáfila, en comparación con otros pueblos de la comarca, y empezó en agosto del 36. Los días siguientes al 18 de julio algunas de las personas más significadas por su ideología de izquierdas, o porque había desempeñado cargos en la gestora del ayuntamiento se escondieron para evitar represalias. Ante el peligro de permanecer en sus casas optaron por esconderse en los corralones que había en los descampados y en los montes de Villaveza y Barcial. Concretamente Vicente Fernández Rodríguez, Felipe Martínez de Uña y José Barrera Colino estuvieron varios días huidos. A este último le aconsejaron sus compañeros que, a causa de sus problemas visuales, que lo mejor que podía hacer era alejarse de Villafáfila, y, tras permanecer escondido los días de agosto en que tuvieron lugar las detenciones de otros compañeros, entre los que figuraban sus dos hermanos varones, se montó en el tren que se dirigía a Astorga en el apeadero de Santovenia y se bajó en la provincia de León, donde fue detenido y encarcelado. Después de varios años de presidio regresó enfermo a Villafáfila donde falleció en 1950. Durante la segunda semana de agosto se procedió a la detención de muchas personas de izquierdas por la Guardia Civil del puesto de Villafáfila, auxiliada por los falangistas, en sus casas o en las eras donde trabajaban en las labores de recolección. Los detenidos fueron trasladados al ayuntamiento donde muchos de ellos fueron sometidos a palizas para que declararan dónde escondían armas, propinadas por guardias del puesto de Villafáfila y por falangistas de Villarrín. A algunos los soltaron por amistades que tenían entre los elementos represores, y otros fueron trasladados en camiones hasta Benavente. Todavía desconozco el criterio que se siguió para las detenciones, pues los testimonios orales que he recogido vas desde que se detuvo a los afiliados a la Casa del Pueblo, o a los que estaban fichados en el cuartel de la Guardia Civil por sus ideas socialistas o comunistas. El día 12 de agosto, una partida de falangistas de Villafáfila y de Villarrín, enterados por donde podrían andar escondidos Vicente y Felipe, tras haber propinado una paliza al guarda que vivía en el monte de Barcial, salieron por la mañana del pueblo en su búsqueda, encontrándolos en el pago de la Jana. Vicente posiblemente se pegó un tiro con una pistola que llevaba y no pudo ser capturado vivo. Su cadáver fue llevado a Villafáfila en el camión de la Fábrica, entre muestras de alborozo de sus captores, que se ensañaron en el cuerpo ya muerto. Consultadas las autoridades de Zamora sobre lo que hacer con el cuerpo fue sepultado en el cementerio de Villafáfila, en el sitio reservado a los no bautizados, sin ceremonia religiosa. Peor suerte corrió Felipe, que, perseguido campo a través, fue alcanzado y sometido a atroces torturas en el Puente de Quintos, arrojando al Esla su cadáver. Sus hermanas, ignorantes del destino que podría haber corrido, enviaban paquetes a la cárcel de Benavente y de Zamora, con objeto de saber si se encontraba detenido en ellas, junto con otro hermano que habían llevado preso. Los paquetes fueron devueltos a destino sin noticias. Mientras tanto los detenidos permanecieron algún tiempo en la cárcel de Benavente y posteriormente fueron trasladados a la cárcel de Zamora, excepto uno ellos, al que mataron en Benavente. En Zamora fueron juzgados en uno de esos Consejos de Guerra y condenados a pena de muerte por Rebelión Militar. Durante su estancia en la cárcel eran visitados por sus familiares y algunos amigos que se atrevían. De nada valieron las peticiones de indulto de sus madres y esposas a las fuerzas vivas de Villafáfila, que unos por cobardía y otros por convencimiento se negaron a firmar. Tampoco sirvió una misa al Corazón de Jesús que mandaron decir algunos de los condenados, ni el deseo manifestado por alguno de ellos de alistarse “voluntarios” en el Tercio. Todos fueron ejecutados y enterrados en el cementerio de Zamora las vísperas de las navidades de 1936, tiñendo de luto la vida de muchas familias de Villafáfila. Autor: Elías Rodríguez Rodríguez. Los muertos en Villafáfila a consecuencia de la Guerra Civil 1936-1939 Estudio cuantitativo. Elías Rodríguez Rodríguez [1] [1] I.E.Z.Florián de Ocampo Segundo congreso de historia de Zamora: [Actas], Vol. 3, 2008, ISBN 8496100154, págs. 373-380. villafafila.net: http://villafafila.net/guerra/guerra.htm
Fotografías: José Luis Domínguez Martínez.
Transcripción y montaje: José Luis Domínguez Martínez.
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Todo texto y fotografía ha sido autorizado al almacenamiento, tratamiento, trabajo, transcripción y montaje a José Luis Domínguez Martínez, su difusión en villafafila.net, y cualquier medio que precie el autorizado. [1] Recientemente se ha publicado un estudio sobre la represión en Sanabria (Represión política y económica durante la Guerra Civil en la provincia de Zamora. De los consejos de Guerra al Tribunal de Responsabilidades Políticas en el Partido Judicial de Puebla de Sanabria (1936-1945). Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”. Cuaderno de Investigación nº 20. Zamora 2002.), basado sobre todo en las fuentes judiciales conservadas en el A.H.P. de Zamora. En el Tomo III de la Historia de Zamora, correspondiente a Historia Contemporánea, el profesor Miguel Ángel Mateos dedica un capítulo a la Guerra Civil, donde trata la represión de un modo sucinto, en espera de una publicación monográfica sobre ese periodo. [2] Archivo Parroquial de Villafáfila. Libro 28, folios 67-72. [3] Sus nombres figuran en la relación de “Asesinados en Madrid y provincia bajo el gobierno del Frente Popular (julio 1936-marzo 1939)” Apéndice IV del libro de César Vidal, Checas de Madrid. Las cárceles republicanas al descubierto. Madrid 2003. [4] Los datos de fallecidos y el saldo vegetativo sacado de los libros del Registro Civil de Villafáfila y de los libros de bautizados y de difuntos de la parroquia. |