IGLESIA DE SAN PEDRO

VILLAFÁFILA

 

 

Su origen se remonta a finales del siglo XII, San Pedro en 1182 se menciona el capellán de la misma ,cuando ya ce cita entre los testigos de Villafáfila, en un acuerdo entre los monasterios de Moreruela y Sahagún: “de Villa Fafila Pedro Sobrino  capellán de San Pedro[1].

 

La iglesia parroquial de San Pedro de Villafáfila estaba ubicada en la plazuela del mismo nombre en el ángulo noroeste del casco urbano actual. Donde estuvieron las antiguas Escuelas de Niños, ya que la parroquia  dio al Ayuntamiento aquellos solares, en 1911, con la condición de que el Ayuntamiento cediese una parte de la vía publica para que, unidos a los de la parroquia de Santa María, se hiciese una sacristía digna.

 

Ubicación de la iglesia de San Pedro

 

Era de presentación de los feligreses, es decir, que eran los feligreses los que elegían al párroco, teniendo que ser nombrado por el Obispo[2]. Cuando moría el cura, rápidamente se ponían en movimiento los familiares de los candidatos para conseguir votos para sus patrocinados y a veces se suscitaban pleitos que duraban años antes de conseguir el nombramiento.

 

La parroquia agrupaba a más del 25% de la población de la villa en el siglo XVIII y XIX, de feligresía hacendada[3], teniendo entre sus parroquianos a los vecinos más ricos de la villa, lo que hace nos hace pensar que a la misma le gustaría que su iglesia no fuese pobre, sino todo lo contrario.

 

Más o menos los límites de la parroquia, en el siglo XIX, después de haber integrado en su territorio las suprimidas parroquias de San Andrés y de Santa María la Nueva, correspondían a las calles situadas en el ángulo noroeste del casco urbano pero llegaba hasta la Plaza Mayor. La demarcación posible iba por la calle de San Andrés en su acera de impares, Calle de Rejadorada, impares, Plazuela del Crucifijo, Calle de las Damas, Calle de Tentetieso (llamada ahora Travesía de La Botica), Calle de La Botica hasta las cuatro Calles, Calle Tiralabraga (Travesía de Rejadorada), Calle de la Costanilla (actual Dr. Fuertes, Plaza Mayor (fachada norte), Calle de Rejadorada, Calle de la Fábrica, Calle de los Cohetes y Calle del Regato. Además las antiguas casas de San Marcos situadas en la actual calle del Rosario (el colegio) también pertenecían a esta parroquia.

 

De estilo mudéjar, de ladrillo y piedra, es de planta basilical de tres naves con capillas en la cabecera, la central algo más amplia y alta que las laterales. De estas la situada al norte era desigual, pues redecía su tamaño en la cabecera. En esta nave se situaba la Capilla de San Idelfonso, en la otra se encontraba la de Santa Lucía y de Nª. Sra. de las Angustias.

 

Ilustración Iglesia de San Pedro

 

Todo lo que sabemos artísticamente de esta iglesia corresponde a la breve descripción que de sus ruinas hizo en 1903 Manuel Gómez Moreno[4]:

 

La visité en el otoño de 1903, cuando iban derribándola, y ya destechada. Es toda de ladrillo; consta de tres naves, sobresaliendo de ellas, en medio de la cabecera un ábside semidecagonal, con estribos y cubierto con una bóveda de seis nervios en abanico, sin formas y arrancando de repisas. El arco toral es agudo y con chaflanes, lo mismo que los susodichos nervios; además, a lo largo de la cornisa corría una inscripción pintada en letras góticas de tiempo de los Reyes Católicos, pero su fecha aparecía cubierta de cal, y también persistían vestigios de imágenes pintadas en los lunetos.

 

Hacia la nave de la derecha abrense dos grandes arcos apuntados con doble arquivolta; enfrente hay tres muy desiguales, pues la nave de aquel lado estrecha mucho hacia la cabecera, formando una capilla con bóveda de ojivas de fines del siglo XV, a juzgar por la talla d su filatera, y a ls pies surge la torre con una capilla en su hueco.

 

Las puertas son de arco, uno agudo y otro carpanel, con recuadros, y en la pared meridional hay dos lucillos con arcos doblados de medio punto con aspecto morisco.”

 

Tal descripción nos lleva a la conclusión de que su cabecera era gótica con ábside de planta pentagonal cubierto de bóveda nervada con seis nervios apuntados. Estos se asentaban sobre las impostas de unos estribos achaflanados situados exteriormente que delimitaban los paramentos del ábside. El arco toral era agudo con chaflanes, como se indica en los nervios. Las cabeceras mudéjares, principalmente tipo Toro, son de bóveda de horno y ábside semicircular.

 

Este ábside en sus comienzos sería de piedra, lo que se justifica por la que tiene la que fue escuela de niños, situada en el suelo de la misma Iglesia y  porque aún se pueden ver hiladas de ella en el entorno de dicha escuela. Sus ventanas eran góticas, pues tenían lunetos de iluminación en los paramentos. Estos llevaban arcos ciegos, excepto el central, donde se encontraba su ventana. En las naves laterales estaba en el centro de cada ábside. Las ventanas mudéjares eran largas y estrechas con arcos de medio punto o apunados, pero muy  abocinados hacia el exterior. Confirma todo esto una inscripción, en letra gótica, del tiempo de los Reyes Católicos, que había a lo largo de la cornisa de este ábside, cuyo contenido desconocemos.

 

Esta nave central tenía una cubierta de madera, posiblemente  de armadura mudéjar, que sería del mismo tipo que de la iglesia del Salvador, pues Gómez Moreno vio en las ruinas mocárabes dorados, pinturas moriscas en la albérnica y góticos en los aliceres y tabicas con escudillos procedentes de esa armadura.

 

La unión de la nave central con las laterales era desigual: con la del mediodía (Epístola) lo hacía a través de dos grandes arcos ojivales e guales de doble arquivolta: en cambio con la del norte (Evangelio) lo hacía por tres desiguales: uno de ellos correspondía a la capilla de San Ildefonso, mientras que otro daba paso a la capilla sobre la que se asentaba la torre.

 

Sede de A.D.R.I. Palomares antigua ubicación de la iglesia de San Pedro

 

La de San Ildefonso tenía la bóveda ojival de finales del siglo XV. Contenía un enterramiento en losa de piedra arenisca, que llevaba dibujado un clérigo yacente, alrededor del cual iba un epitafio en letra gótica que decía así:

 

"Aquí yace el horado auro aº fernandes acipste q fue desta vª e curra dela villa de sant P. el ql falllecio desta vida en el ano de mil CCCCXCV. El ql fundo esta capilla a sº de dios de sant lifonso e dexo XXVI cargas de pa e rrevellinos"[5].

 

"Aquí yace el honrado varón Alonso Fernández, Arcipreste que fue de esta villa y cura de la Villa de San Pedro, el cual falleció de esta vida en el año 1495. El Cual fundó esta capilla a servicio de Dios y de San Ildefonso y dejó 26 cargas de pan en Revellinos".

 

En la nave del mediodía había dos sepulcros en su pared, de arcos doblados de aspecto morisco.

 

Toda la iglesia fe enlosada poco antes de la supresión en 1886 con pizarra de Losacio de Alba por un importe de 100 reales, que se pagaron a Pedro Casas, natural de  “los Sacios[6]".

 

La puerta principal[7] de acceso a la iglesia estaba en la fachada meridional y era de arco carpanel, mientras que la de la fachada norte llevaba arco ojival. Cada una de ellas estaba recuadrada. La principal tenía pórtico, pues en 1682 se empedró con un coste de 250 reales[8]. En 1775 se enmorrilló con cantos rodados. En las cuentas de 1758: "se abonan 83 reales de madera, menos de (obra) y demás materiales, hubo de coste de obra que se hizo a las puertas que miran al norte"[9] y en años posteriores se hace mención de reparaciones que se efectuaron en las puertas principales, y en las puertas de atrás.

 

Estas puertas tenían interiormente los correspondientes canceles, construidos en 1768 por el escultor Pablo González, vecino de Zamora, por un importe total de 1462 reales y 122 maravedíes[10].

 

Según el inventario de 1707, su torre tenía cuatro campanas[11], pero en posteriores inventarios solo se indicaban dos campanas y un esquilón. Las dos campanas fueron puestas en Santa María, desaparecida San Pedro.

 

Era de las mejores iglesias, y sus materiales más nobles, ya que ladrillo y piedra suelen ser los materiales empleados en las obras de reparación. Era la más numerosa en feligresía. Para ello basta con fijarse en las lista de cofrades de las Cofradías del Carmen y de Jesús Nazareno, de 1782 y 1821, respectivamente. Los socios vienen distribuidos por parroquias y el número de los de San Pedro es superior a los de las otras. También la más rica, o la menos pobre. Así se deduce del siguiente mandato de la Visita Pastoral de 1659[12].

 

"Otrosi, por cuanto le consta a su Merced de la gran pobreza de las Fábricas de las iglesias de esta villa, excepto la de San Pedro, y está enterado de la imposibilidad que cada una tiene de hacer cada un año Monumento y que, se hace, no es con el ornato debido a Nuestro Señor, mando que la iglesia de San Pedro lo haga todos los años y que las demás iglesias lo hagan cada año por suertes, dejando fuera de esta suerte a la que lo hubiera hecho hasta que todas haya cumplido. Y que los sermones de Mandato y Pasión se prediquen en la iglesia donde por suerte se hiciere el Monumento y que la campana se toque en ésta y que allí asistan a la solemnidad de los Divinos Oficios los demás curas y clérigos que hubieren obligación por razón de capellanía u otra causa. Y que, si los feligreses de la parroquia de Santa María quisieran a costa suya, y de ninguna manera de la fábrica, con todo ornato y autoridad, en tal caso en su iglesia se predique Mandato y Pasión y se toque las campanas, y si lo hiciere todos los años, no entre en suerte y, sino, ente con las demás y si algún clérigo fuere parroquiano de iglesia donde hubiere Monumento, asistiendo a su iglesia, no pueda ser compelido a asistir a otra."

 

Y esta mayor riqueza o menor pobreza, la vemos confirmada al hacer un estudio comparativo de los diezmos y primicias percibidas, por las distintas parroquias: San Pedro percibe diezmos más de tres veces de lo que perciben cualesquiera de la demás. y, sobre todo, resaltan los diezmos del vino, corderos y lana, signos de riqueza de sus feligreses. También destaca su categoría social, ya que según relación de vecinos de 1497 (Archivo Diocesano de Astorga), había en esta parroquia 14 hijosdalgo, mientras que había 12 en la de San Martín, 13, conjuntamente en las de Santa María y San Andrés, 6 en la de San Juan, y 2 en el Salvador.

 

Altares

 

Cinco fueron los altares de San Pedro, a los que hay que añadir al de San Andrés, una vez que esta parroquia fue suprimida y enejada a la de San Pedro. Dichos altares eran: El mayor, el de las Angustias, el de San Idelfonso, el de Santa Lucía y el de San Esteban.

 

Altar de las Angustias

 

El de las Angustias, estilo barroco pre churrigueresco. Siglo XVII, 1694. Retablo conocido con el nombre de las "Angustias", por encontrarse en él "La Piedad". Medida 3,75 x 2,5 m.

Se hizo en 1694 y costó 1.286[13]. Su autor es seguramente el mismo del anterior de San Antón, el benaventano Francisco Díez. Se doró en años posteriores, pagándose 3.000 reales[14] Este retablo, como el anterior, presenta: basamento, cuerpo y ático, aunque algo diferentes.

El banco lleva dos grandes ménsulas o cartelas, basamento de dos de las columnas del cuerpo, que le dividen, en sentido horizontal, igualmente en tres espacios: el centra rectangular bordeado por un marco, que en las partes superior lleva sus "orejas" -salientes y quebradas– y, entre ellas, una cornucopia. En su interior se encuentra un pequeño tabernáculo. Los espacios laterales, una a cada lado, llevan a su vez dos porciones recuadradas en sentido vertical, de las cuales la más exterior contiene un aplique de racimo afrutado.

El cuerpo lleva dentro una gran hornacina, donde se encuentra la imagen titular. Exteriormente presenta un marco en cuya parte superior hay dos segmentos de arco, de curvatura opuesta, unidos por otro recto. Un cordón sube hasta el ático Bordeando la hornacina. Lateralmente nos encontramos con cuatro grandes columnas salomónicas de cinco espiras, dos cada lado, con decoración idéntica a las del retablo anterior, colocadas escalonadamente y muy próximas. Sobre ellas van los capiteles y estipites que soportan al ático. Un espacio exterior rectangular, "tarjas" o "tarjetas", a cada lado, con colgadizo afrutado completa este conjunto corporal.

El ático, de tamaño menor que el anterior, tiene una porción central, con abundancias de grutesco y hojarasca, limitadas por los "machones", colocados sobre los estipites de las columnas centrales. Tiene decoración con apliques de colgadizos afrutados. Sobre ellos lleva segmentos de cornisas. No tiene "aletas" laterales, corriente en retablos de este tipo.

Como el retablo anterior, presenta idénticos dorados y coloraciones. Las columnas y espacios planos, que llevan ambos retablos, al recibir y reflejar la luz solar de la mañana o tarde, en cada  caso, penetrante por la ventana próxima, dan cierto aire de luminosidad grandiosa, "luminarias de oro bruñido" la llamaba Pedro Echevarría Goñi[15].

Retablo de Santa Lucia

Retablo de Santa Lucía, de estilo barroco prechurrigueresco. Siglo XVII, 1699[16]. Es conocido con el nombre de "San Antón" o de "San Antonio Abad". Medida de 4 x 2,5 m.

Su autor es el benaventano Francisco Díez: "Doscientos reales que se dieron a Don Francisco Díez escultor vº de Benavente por cuenta del retablo que está haciendo para Santa Lucía" en 1698[17].

El retablo fue terminado en el año siguiente, pues en las cuentas de 1699 se consignan dos partidas para gastos: una para acabar de pagarlo "mas da por descargo de doscientos treinta y siete reales y medio que se dieron a Francisco Díez vº de Benavente, con el que se acabó de pagar el retablo que se hizo para Santa Lucía"; la otra para " ir por el retablo a Benavente".[18]

Presenta este retablo, en sentido vertical tres partes, banco, cuerpo y ático.

El banco lleva cuatro grandes repisas o cartelas, basamento de las columnas del cuerpo, que le dividen, en sentido horizontal, en tres zonas: dos laterales pequeñas y una mayor central. Esta se presenta como un espacio plano recubierto de filigranas.

El cuerpo, el más importante, lleva cuatro grandes columnas salomónicas de cinco espiras, a distinto nivel horizontal, con abundante decoración de racimos de uva y retorcidos tallos de hojarascas, y flores (típico Churriguera), terminadas en capiteles corintios y estiletes decorados, que soportan los "machones" del ático. El paño central se encuentra una grande y profunda hornacina, de arco de medio punto, que contiene la imagen de San Antonio Abad, rodeada por un marco saliente que en la parte superior se quiebra, dando lugar a las nominadas "orejas", "codillo" y "tanganillo", formando un astrólogo de piedras y gallones. En el centro, sobre el marco, se desarrolla una gran cornucopia. Entre las columnas laterales a cada lado, a distinto nivel horizontal, lleva unos espacios lisos, transversales cortados por bandas inclinadas, sobre las cuales hay unos apliques colgadizos de abultados frutos.

El ático está constituido por cuatro "machones" desiguales que se apoyan sobre los estipites de las columnas, (diferencia de los retablos Churriguerescos, que llevan aquí también columnas salomónicas[19], de los cuales los más centrales se adoran con pequeños "festones" (generalizados desde mediados del siglo XVII). Estos "machones" siguiendo el orden del cuerpo, dan origen a tres espacios de los cuales en el central lleva una pintura, al óleo, que representa a San José y a la Virgen entregando al Niño Jesús al anciano Simeón, por inspiración del Espíritu Santo, bajo la forma de paloma. Los espacios laterales llevan adornos consistentes en frutos y hojarasca. La pintura va orlada y rematada por una gran cornucopia. Este ático va rodeado por un arco de tipo ojival plagado de rocalla. Los "machones" van cubiertos por sobresalientes cornisas o guardapolvos.

Todo el retablo está dorado en su mayor parte mientras el resto, para favorecer las reverberaciones luminosas, presentan coloraciones rojas y azules (capiteles y cartelas). En esta policromía se repite en los demás retablos barrocos que a continuación señalamos, lo que hace innecesario señalarlo.

 

Retablo Mayor

 Estilo barroco churrigueresco. Siglo XVIII. Retablo conocido con el nombre del Ecce Homo. Medida 4 x 3,25 m.

 Estaría sitiado en su ábside, dada la curvatura semicircular del mismo. Aunque no con seguridad, nos atrevemos a asegurar que fuese el retablo mayor de la iglesia de San Pedro, pues ésta presentaba cabecera de ábside pentagonal en su nave central. Actualmente aparece tangente a la pared, pues tiene los bordes exteriores cerrados y cascarón o ático. Presentaos tres tramos: banco, cuerpo y cascarón o ático.

El Banco tiene una parte central y dos laterales separadas por las bases de las columnas del cuerpo. Esta parte central lleva, en los lados, dos pequeños rectángulos, uno a cada lado, en sentido vertical. Su centro contiene un dibujo escalonado sobre cuya parte superior se encuentra una cornucopia. Los espacios laterales están agrutescados.

 El cuerpo presenta planta mixtilínea: lleva calles laterales cóncavas y la central recta, separadas por columnas churriguerescas, que contienen tres hornacinas, la del centro mayor y más profunda que las laterales, éstas muy superficiales (al avanzar el siglo XVII se hacen más profundas) culminan aveneradamente. Ambas están rebordeadas, más intensamente la central. En la primera hornacina siempre estuvo la imagen de Jesús Amarrado a  la Columna, mientras en las laterales: San Antonio de Padua y San Blas. Actualmente El centro lo ocupa el Corazón de Jesús, imagen de estilo diferente, que contrasta con el del retablo.

Las columnas presentan el fuste estriado y adornado con talla menuda (relieves redondeados y colgantes) en toda su dimensión. Su parte superior termina en capiteles corintios, sobre el que se sobrepones el estipite, que constituyen el soporte de los nervios que dividen al ático y su arco de triunfo. A partir de 1710 decae la columna salomónica.

 El cascarón presenta un semicírculo de cuatro de esfera o casquete. Es como una bóveda de los dos nervios, que concluyen en la clave del arco exterior. Esta nervadura da lugar a tres espacios triangulares, que forman la concavidad del cascarón.

 El espacio central, pintado al óleo, presenta un paisaje rocoso junta al cual se pude verse una porción del firmamento sobre el que se dibuja, una profundidad, una cruz sin Crucificado. El personaje representado es María Magdalena: una joven mujer cubierta con túnica blanca ceñida, sobre el cual lleva un manto rojo, que deja libre brazos y pies. Su mirada va dirigida a un libro que se encuentra en la parte inferior izquierda ¿los Evangelio?, recordando el momento de la Resurrección.

 Dato esencial del barroquismo en la ilusión de profundidad, que en rigor es un falso relieve por cuanto la figura está dentro del mismo tablero[20].

 Los espacios laterales del ático llevan en su centro medallones con un sol y una luna, que pueden ser simbología de Dios y de la Virgen, rodeados de veneras y grutescos. El borde del retablo, arco de triunfo, se encuentra decorado con estipites y adornos arrocallados. Todo está policromado, como hemos dicho en los demás retablos.

Su autor es desconocido

 

El de San Idelfonso era del año 1707 e importó 83 reales.

 

De los otros dos altares no nada nos consta.

 

Imágenes

 

La de San Pedro que solo, de la que solo hallamos esta alusión: en 1886 se consignan gastos  "por hacer llaves nuevas para el patrón"[21].

 

 

Imagen de San Pedro

 

La de San Ildefonso se esculpió hacía el 1707, ya que en las cuentas de dicho año se anotan un gasto de "180 reales a Cristóbal Rodríguez, con que se le acabó de pagar la imagen de San Ildefonso[22]".

 

San Ildefonso

 

En cuanto a la de San Esteban no hay más que referencias indirecta.

 

San Esteban

 

De la de Santa Lucía sabemos que fue dorada en 1700 por el Maestro dorador Alonso Villa Gómez, quien doró también la de San Blas y que por el trabajo de dorar ambas cobró 290 reales[23], aunque ignoramos su escultor, sabemos que fue esculpida en el año 1696, pues en las cuentas de dicho años se consigna la siguiente partida de gastos: "se le descarga (al mayordomo) cien Rs que dio al escultor que hizo la imagen de Santa Lucía"[24].

 

 

Santa Lucia

 

La primera referencia que tenemos documentalmente de la imagen de San Blas es de 1604, pues, por mandato del obispo de Astorga en su visita pastoral, se imponía pena de excomunión[25] si la imagen no se cubría con capote o roquete[26], dato que nos consta por la donación de Doña Lucía Costilla, a la que hemos hecho referencia al hablar de la Urna, “y un capote o roquete encarnado para el Señor San Blas”.

 

Otra referencia documental que tenemos de la imagen de San Blas señala que el maestro Alonso Villa Gómez la doró, juntamente con la de Santa Lucía, en 1700, percibiendo por su trabajo 290 reales[27]. No dudamos que se refiere a la imagen actual, de estilo barroco. Por tanto, queda la incertidumbre si nos encontramos ante la misma imagen de 1604 u otra distinta.

 

 

 

San Blas

 

La de las Angustias, en el archivo parroquial, solo se hallado en el resumen de descargo del las cuentas de 1605 en dato siguiente "... y no se le hace de cargo ni descargo de diez ducados q´ cobró Francisco Riesco (mayordomo) por q´ se aplicaron para la imagen q´ Haze la iglª de al Angustia de Ntraª. S.ª, y mostró carta de pago dellos"[28].

 

La esculpió entre 1606-1610 el portugués Gaspar de Acosta.

 

El 31 de 1605, nuestro escultor (Acosta), junto con el pintor Juan Álvarez de Escobar, contrataba con el mayordomo de la desaparecida iglesia de San Pedro de Villafáfila, la hechura de sea Piedad (A.H.P.Z. protocolo 686, sin fecha), entre las condiciones impuestas figuraba el que midiera una vara de alto, clausula cumplida casi al pie de la letra, pues la virgen mide sin peana 0,87 m.; otra condición era que tuviera a Cristo sobre las rodillas; el escultor sin embargo hizo recostar el cuerpo muerto sobre la derecha solamente, mientras el resto del cuerpo flexionado, dibujando una línea quebrada, para evitar el desplome la Virgen lo sujeta por los brazos de ambas manos. Otra de las imposiciones contractuales era que el grupo se esculpiera apropiado para ser sacado en procesión y también ello fue cumplido, pues se talló también por detrás. Es posible que esta pieza procediera en las procesiones de Semana Santa al Yacente de la misma Iglesia.

 

Formalmente Acosta resuelve a la Virgen cubierta con ampliadas tocas y plegado generoso. María presenta un rostro redondeado, carnoso, que gana plásticamente vestido de lado y no de frente, ángulo en que la escultura resulta hierática e inexpresiva. Frente al óvalo facial femenino el Cristo, enmarcado por abundante cabello con crencha al medio y barba de doble punta, resulta puntiagudo y demacrado, notas propias de quien ha pasado por tanto tormento. En su cuerpo exclusivamente amoratado, se sienta un estudio anatómico sin grandes logros.

 

La actitud del grupo, en particular la Virgen, resulta poco expresiva sin los patetismos que caracterizan al tema, dado en general a posturas declamatorias. En líneas generales, me recuerda lejanamente al grupo de la misma advocación, labrado por Francisco de la Maza para la Iglesia del Salvador, de Medina del Campo. Acosta en la escultura de Villafáfila mantiene recuerdos de Juni, pero sólo superficialmente, sin lograr el expresionismo del francés”

 

Juan Álvarez Escobar se encargó de la policromía, posteriormente alterada y ahora medianamente limpia; en la actualidad se aprecian encarnaciones a pulimento, toca dorada, túnica roja y manto azul con labores a punta de pince[29].

 

Además de estas cinco imágenes, titulares de los altares, y la de San Blas, anteriormente aludida, tenía la de la Soledad; un cuadro de Santa Gertrudis, pintado en 1710 y que costó 60 reales[30], y San José imagen que esta que se menciona indirectamente en las cuentas de 1759: "17 reales costó el lienzo pintado para poner delante de Ntra. Sra. y San José[31]".

 

Imagen de las Angustias

 

¿Hubo una imagen de Ntra. Sra. de las Nieves? De ella se hace mención en las cuentas de 1885: "65 reales por arreglar la Virgen de Ntra. Sra. de las Nieves, retocarla, ponerle brazos, manos y arreglar sus vestidos"..."y por una cortina del altar de dicha imagen, 15 reales"[32]. Sin embargo, teniendo en cuenta que nunca se ha hecho mención a dicha imagen, se pudiera tal vez pensar que se trate de Ntra. Sra. la Blanca, que una vez desaparecida la ermita, se trasladó a la iglesia parroquial y que por la similitud del significado de nombres se le designara así.

 

Y finalmente, la imagen del Cristo del Descendimiento o de la Urna, que desfilaba en la procesión del Viernes Santo, del que tomó el nombre esta Procesión del Descendimiento[33]. El uso de la trompeta en esta procesión es muy antiguo, pues ya en 1744 se menciona la hechura de una trompeta "para el Viernes Santo"[34]. En 1755 se hallan inventariados los siguientes objetos, accesorios del Cristo de la Urna: dos faroles, dos escalas para el descendimiento, una Urna donde está el descendimiento[35]. Además, los siguientes fueron donados por Dª. Lucía Costilla: cuatro sábanas, cuatro almohadas con misma tela, un manto de Ntra. Sra. de la Soledad, y un capote o roquete encarnado para el Señor San Blas[36].

 

Cristo del Descendimiento o de la Urna

 

 

Si tenemos en cuenta que San Blas era imagen de talla, como lo eran las de las Angustias y San Tirso, y que de ellas se hallan inventariados capotes o roquetes, se deduce que vestían con ellos las imágenes. Por tanto, no había caído en saco roto el mandato de la Visita Pastoral de 1604; que, bajo pena de excomunión mayor, se vistiesen las imágenes y se les pusiesen coronas[37].

 

 La Soledad, única referencia de ella en la citada donación de Dña. Lucía Costilla, que hemos visto al estudiar la Urna, en la que se indica “un manto de Ntra. Señora de la Soledad”[38].

 

Ntra. Sra. de la Soledad

 

San José, no hay prueba documental sobre esta imagen, solo indirectamente tenemos noticia de la misma, sin saber si corresponde a ella u otra del mismo nombre. En el Libro de Fábrica de la Iglesia de San Pedro, en 1759 se dice: "17 reales que costó el lienzo pintado para poner delante de Ntra. Sra. y San José".[39]

 

San José

 

De todas estas imágenes se conservan en la actualidad las de San Pedro, las Angustias, San Blas, Santa Lucía, San Esteban, San Ildefonso, San José la Soledad. Aunque también había imagen de la Soledad en Santa María y San Martín, la existente es la de San Pedro, para afirmarnos me fundo en que la de San Pedro estaba articulada en la cabeza y mediante una cuerda se eleva, bajaba,  según lo exigiese, en cada momento del tradicional rito del Descendimiento. Y estos extremos se dan en la imagen hoy existente. Y el Cristo de del descendimiento o de la Urna, aunque no la Urna de San Pedro, ya que la actual fe hecha por Fernando Legido en 1914, y costó 15 pts.[40].

 

Bienes

 

Por el Apeo realizado en mayo de 1670 sabemos que los bienes con que contaba esta parroquia: De la iglesia 41 fincas, con cabida total de 125 fanegas. Del Curato, 11 fincas con cabida de 37 fanegas, dos casas, y seis aniversarios, con 193 fanegas repartidas en 53 fincas.

 

Primicias

 

Carga y media de trigo, 4 cargas de cebada y 5 ochavas de centeno.

 

Diezmos

 

Se repartían en granos y corderos vino y lana, 1/3 cada uno el párroco, el Obispo y San Marcos; en el vino, 3/6 el párroco, 2/6 el Obispo y 1/6 San Marcos, en garbanzos y lana; 2/3 el párroco, 1/3 el Obispo los diezmos a 15 cargas, 6 ochavas y 3 celemines de trigo; 44 cargas, 2 ochavas y 3 celemines de cebada, 12 cargas, 6 ochavas de centeno, 3 ochavas de garbanzos, 48 cantaros de vino, 48 corderos y 36 arrobas de lana.

 

Fundaciones

 

Cuatro fueron las capellanías que existieron en esta parroquia.

 

Santa Lucía

 

Sita en el altar de su nombre, fundada en el siglo XVI o antes; era de presentar de los vecinos de esta parroquia. Cuyos bienes estaban constituidos por 216 fanegas, distribuidas en 19 fincas; rentaban 12 cargas de pan, tenía de cargo 52 misas al año. En 1534-1565 la gozaba Francisco Vázquez.

 

A su muerte hubo un largo pleito entre Lope García y Antonio García por la presentación de los feligreses para el nombramiento de nuevo capellán, que resultó favorable a este último.

 

En 1695 ya estaba hecha la imagen y su retablo se hizo en Benavente por Fráncico Díez ese año. En 1700 se doró la imagen.

 

La de San Ildefonso

 

La dotó y fundó el arcipreste Alfonso Fernández, cura de San Pedro y de Brime de Sog, mediante escritura dada en 3 de mayo de 1495 ante Antonio de Villegas, escribano de Villafáfila. No constan los bienes fundacionales por el archivo parroquial. La dotó con dos misas a la semana, y con el paso del tiempo se redujeron a 1 semanal. Era de presentación de los feligreses, rentaba 7 cargas de pan. Su retablo se rehízo en 1704 con una nueva imagen de Cristóbal Rodríguez, que se acabó de dorar en 1710.

 

Esta capellanía su fundador enterrado, constaba de una losa sepulcral  destruida al ser derribada la iglesia.

 

Gómez Moreno, que visitó esta iglesia en 1903, cuando ya estaba destechada, describe así la losa: Losa sepulcral, que estaba en la capilla del lado hacia el norte, y es de arenisca, con un clérigo yacente figurado en medio-relieve, y epitafio al rededor de letras góticas, que dice: "Aquí yace el horado auro aº fernandes acipste q fue desta vª e curra dela villa de sant P. el ql falllecio desta vida en el ano de mil CCCCXCV. El ql fundo esta capilla a sº de dios de sant lifonso e dexo XXVI cargas de pa e rrevellinos"[41].

 

La de los Dragos o de  Las Angustias

 

La fundó el Licenciado Pedro Fernández, en 1496; sita en el altar mayor, de presentación de la familia de los Dragos; sus bienes estaban constituidos por una finca con una cabida de 32 fanegas, que rentaba 150 reales y tenía como obligación decir 50 misas anuales.

 

Eran patronos los descendientes de la familia de los Dragos, que devinieron en Muéllesedes, Bara, Manso, Benavente, Gaytón y Escaja. El capellán tenía de cargo en el siglo XVIII decir 20 misas al año. Las misas se decían en el altar de Las Angustias

 

Los últimos capellanes: Isidro de Remesal hasta 1739, Manuel Vida hasta 1786, Tomás Suena hasta 1823, Bernardo Mateos, Ángel Escaja hasta 1841. Ese año la pretendió Tirso Montero Vicente, estudiante de Filosofía en Valderas, pero le fue denegada de acuerdo a las recientes Leyes Desamortizadoras.

 

A ella pertenecían las imágenes de Las Angustias, de principios del siglo XVII, cuyo retablo se hizo en 1694

 

Santa María la blanca o La Nueva

 

Fundada antes de 1541, sita en la ermita antes antigua parroquia después titulada capilla. Según se deduce del Archivo Diocesano de Astorga estaba en el arrabal. Tenía como bienes 71 fanegas, repartidas en 25 tierras, tres viñas con cabida total de media fanega. Desde 1527 Lope Flórez por renuncia de Ventura de Badillo (Protocolos 1527). Tenía de cargo 100 misas al año en 1730. Era de libre presentación del obispo.

 

Cofradías

 

Una sola Cofradía, como propia y exclusiva, existió en San Pedro: la de San Esteban. Las otras dos, la de San Tirso y la de la Vera Cruz, se establecieron aquí al ser enejada la iglesia de San Andrés, de la que procedían.

 

San Esteban

 

Solo tenemos esta referencia en 1680 se cita también una cofradía de San Esteban que ya existía desde al menos un siglo antes cuando en el libro de celebraciones del cabildo se anota: “víspera y día de San Esteban en San Pedro con processión por el lugar, dotáronla los cofrades de dos mil mrs”.

 

La de Santo Tirso

 

Los datos son referidos estando en la igilesai de San Andrés. Era este un Santo muy venerado, al parecer en esta parroquia; pues una de las razones que se aducen en un mandato de la Visita Pastoral de 1747 es "que se repare la iglesia en lo que se pueda para celebrar en ella, al menos las funciones del Patrón y de Santo Tirso". (pág. 126). La capilla de esta cofradía estaba "sita debaxo de la campana de la dicha parroquia" (pág. 114 vta.) Nada conocemos de sus estatutos; solo algunas alusiones a la misma, como la que se hace en la Visita de 1606, en que "se da licencia para que se haga una Asenara para San Tirso y para ello se pueda arar y sembrar los días de fiesta, y asimismo los cofrades saquen cada domingo para hacer la capilla de dicho Santo" (pág. 110). Pasó a la parroquia de San Pedro, de ella se hace mención, por última vez en 1682[42].

 

La de la Vera Cruz

 

su fiesta se celebraba el 3 de mayo, y el 1 mayo, según prescribía la Regla, tenían los cofrades obligación de asistir, llevando al Cristo, a la procesión y rogativa que todos los años, se realizaba a la de Ntra. Sra. de Villarigo[43]. Era cofradía típicamente semanasantera, y salía en la noche de Jueves Santo. Los cofrades era de dos clases: la luz y de sangre o disciplina. Todos iban con túnica o camisa blanca y capirote o caperuza; llevando una vela los de luz y disciplinándose los segundo durante la procesión. A los que no tuvieran camisa propia se la alquilaba la Cofradía. El color propio de sus insignias era el verde: ver el pendón, las cortinas y faldones del Cristo. Para ingresar como cofrade eran necesario que otro ya lo fuese saliese su fiador. Había dos mayordomos, un llamador y cuatro oficiales, a los que también designaban con el nombre de Cuatros, cuya misión era la de "arreglar la carrera" y portaban vara rematada en cruz. También había mujeres cofrades, que en 1717 eran 45, aunque no especifica si eran de luz o de disciplina. Se supone que eran solo de luz. En 1723 eran 110 cofrades, de los cuales de sangre eran 77 y 33 de luz. Generalmente y hasta el año 1873, eran unos 120 los cofrades, a partir de este año descienden a la mitad. El último año, 1877, eran 64. La cuota de entrada  en la Cofradía eran de 100 reales, pagados en 4 años, para los de luz; y de 1/2 ducado para los de disciplina. Por la salida de la Cofradía se pagaba 1 ducado[44].

 

Después de la Procesión del Jueves Santo, se tenía un refresco consistente en "tortas y vino" cuya cantidad ascendía, como se ve por las cuentas anuales, a 6 fanegas de trigo y 6 cantaros de vino. Hubo abusos en el refresco, lo que motivó en la Visita Pastoral de 1723, una exhortación a la moderación de gastos. Pero no sólo no se moderaron éstos, sino que se aumentaron con "confituras y bizcochos". El Obispo repite la exhortación, ahora con más rigor. La respuesta es acudir a los Tribunales de justicia contra el mandato episcopal; los tribunales dictaron (sentencia favorable al Obispo. No obstante, la Cofradía hizo caso omiso a la sentencia).

 

La cofradía poseía 81 fanegas repartidas en 33 fincas

 

Ermita

 

Nuestra Señora la Nueva

 

Dentro de la jurisdicción de esta parroquia, estaba la ermita de Nuestra Señora la Blanca, que otras veces se designaba con el nombre de Nuestra Señora la Nueva.

 

Se trato de una de las parroquias medievales de Villafáfila, posiblemente una de las últimas en ser edificada, pues se localiza en las afueras de la villa, no tenemos referencias de ella hasta 1307 y el apelativo de Nueva, para distinguirla de la otra Santa María, más antigua llamada del Moral.

 

Como digo la primera mención documentada que he encontrado es de 1307. Se trata de una donación que hacen Francisco Juanes de Villafáfila, morador en Muélledes, y su mujer al obispo de Astorga de una huerta en Villafáfila, con sus árboles, pozo y demás accesorios, citando entre sus linderos “tierra de Santa María la Nueva[45]”. Tres años más tarde se relata “un huerto que yace cerca de Santa María la Nueva”, que seguramente es el mismo[46].

 

Ubicación de la ermita de Santa María la Nueva.

 

Con la crisis demográfica del siglo XIV en que la villa sufrió una disminución de la población, alguna de sus parroquias desaparecieron como tales quedando los edificios como ermitas, y en 1513, cuando falleció la viuda de Collantes, María Vázquez, deja mandado en su testamento “A la Vera Cruz e a Sª Mª de Villarigo e a Sª Mª Madalena e a Sª Marta e a Sª Mª la Nueva, hermitas desta villa, a cada una medio real para sus obras”.

 

En 1541 se le sitúa en el Arrabal como capellanía que goza el mismo cura de San Pedro, Lope Flórez desde 1527. Tenía obligación de decir dos misas semanales que ascendían a 104 al año. La capellanía era de libre disposición del obispo, es decir que cuando quedaba vacante podía presentar como capellán a quien quisiera sin intervención de feligreses o familias. Seguramente era debido a que la antigua parroquia era también de libre presentación del obispo, como la de San Juan.

 

Lugar donde se encontraba Santa María la Nueva (Zona de las Pilas).

 

Una reminiscencia de haber sido antiguamente parroquia era el recorrido de las procesiones, en concreto los días antes de la Ascensión el cabildo eclesiástico de la villa hacía tres procesiones llamadas de las Letanías, que saliendo lunes, martes y miércoles desde San Martín recorrían el pueblo pasando por las distintas iglesias: “Lunes antes de la Ascenssión, processión de San Martín a San Juan y Santa Marta, a decir missa a San Salvador y vuelve a San Martín… Martes processión de San Martín por la Magdalena a decir missa a Nra Señora y vuelve a San Martín… Miércoles processión de San Martín a San Andrés y a decir missa a San Pedro y va a Santa María la Nueva y vuelve a San Martín[47]”.

 

En el libro de cuentas de la parroquia de San Pedro, que comienza en 1605[48] se hace mención en numerosas ocasiones a esta ermita o capellanía, incluida dentro de sus límites parroquiales. La primera vez en 1608 como Santa María La Nueva. En 1610 “su señoría da licencia al capellán de la capilla de Nuestra Señora La Blanca, para que por tiempo de dos años cumpla con el encargo de las misas de dicha capilla en la iglesia de San Pedrop, atento a que la ermita no tiene ornamentos ni cáliz… hasta que haya suficiente hacienda para comprar lo necesario para decir las misas”.

 

 En 1619 “en esta parroquia hay una ermita de Santa María La Blanca  en la cual hay una capellanía de libre disposición que al presente posee el lic. Juan de Torres, canónigo de Ampudia, con cargo y obligación de dos misas cada semana, las cuales dice Jerónimo del Concejo, clérigo, y atento a que está fuera del lugar y que con incomodidad se puede ir a decir misa en invierno a ella. Le da licencia su señoría para que desde principios de diciembre hasta primeros de mayo las pueda decir en la iglesia de San Pedro y los demás en la dicha ermita.[49]”.

 

 En 1636 se dice que las misas de Santa María la Nueva se dicen en San Pedro por estar la ermita caída.  La denominación de nuestra señora La Blanca se debería probablemente a la imagen de la virgen presente en la ermita que sería de este color, para diferenciarla de la de nuestra señora del Moral de la actual iglesia de Santa María, que sería oscura (es una pena que se quemara a finales del siglo XIX, y no se conserve).

 

La capellanía se siguió sirviendo en San Pedro y se solía proveer en clérigos forasteros que disfrutaban de las tierras de la capellanía y encargaban las misas a otros clérigos de la villa. Así en 1670 la gozaba Pedro Bernal, natural de Brihuega (Guadalajara). En 1751 la gozaba don Tomás Calvo Piornedo y en la relación de bienes de la misma, que serían los pertenecientes a la fábrica y curato de la antigua iglesia,  refiere que posee 19 cargas, 3 fanegas y 3 cuartillos de tierras de secano de las tres calidades, una era de una fanega y tres cuartas y media de viñas, por los que recibe una renta de siete cargas y media de pan (mitad trigo y mitad cebada), con la obligación de decir 50 misas al año (con la disminución de las rentas el obispo había permitido la reducción del número anual de misas), de pagar 8 reales al cura de San Pedro por decir allí las misas, y contribuir a la Real Hacienda con 11 reales y 26 maravedíes en concepto de subsidio.

 

Con la construcción de la Real Fábrica de Salitres a finales del siglo XVIII se modificó el trazado urbano de la villa en su parte sur y oeste, con el estrechamiento de calles, el desplazamiento de algún camino, y se compraron varias casas y cortinas en el sitio denominado San Pedro, donde se construyó el edificio principal de la fábrica y al oeste de la misma separado por un regato para encauzar las aguas, un solar, que se cercó de piedra, usado como depósito de la leña, de ahí que recibiera el nombra de La Leñera.

 

En este solar, al excavar un pozo en 1977 aparecieron cráneos y otros restos óseos humanos, como vestigios de enterramientos antiguos, posiblemente pertenecientes a la desaparecida iglesia de Santa María La Nueva.

 

Fuente Las Pilas

 

Respecto a la localización aproximada de la antigua iglesia, además de saber que estaba a las afueras, en terrenos que se encharcaban en invierno y dentro del territorio de la parroquia de San Pedro, por una relación de tierras de la iglesia de San Juan de 1670[50], se menciona una tierra “a la Fuente, que hace un celemín, y linda con la ermita de Santa María La Nueva y con las Pilas de la Fuente"

 

La Fuente de beber se menciona en numerosos apeos durante los siglos XVII y XVIII y se la sitúa a las afueras de la villa, a la salida del camino que iba a Benavente y por el contexto estaba localizada en el pago conocido todavía como Las Pilas, al oeste del casco urbano actual, donde alcanzamos a conocer un pozarcón rectangular hecho de fábrica de piedra de unos 3x2 metros, con pretiles remataos de cemento de un metro de altura, con varias pilas de piedra o de cemento en las inmediaciones, donde iban a lavar las mujeres.

 

Fuente de las Pilas

Pila utilizada para el lavado de ropas

 

Supresión de la parroquia

 

24 de junio de 1986, como efecto indirecto de la desamortización de Madoz, es suprimida como parroquia de Santa María. El edificio se desmonto pocos años después, como se ve en la visita de Gómez Moreno en 1903 ya estaba destechada, parte de los materiales y objetos se emplearon en la ampliación de la de Santa María, otros se procederían a su venta.

 


 

Autor:

José Luis Domínguez Martínez.

 

Bibliografía - Textos:

 

Manuel de la Granja Alonso y Camilo Pérez Bragado:

Villafáfila: Historia y actualidad de una villa Castellano leonesa y sus iglesias parroquiales. 1996. pág. 426-434.

 

Elías Rodríguez Rodríguez:

Iglesia-Ermita de Santa María la Nueva.

https://villafafila.net/iglesiasantamarianueva/iglesiasantamarianueva.htm

 

Manuel de la Granja Alonso:

El Arte de una Villa Castellano-leonesa Villafáfila. 2008. pág. 25-28 y 66-70.

 

Fotografías:

José Luis Domínguez Martínez.

Manuel Granja Alonso.

 

Transcripción y montaje:

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[1] San Pedro 1182 (ALFONSO ANTÓN, 1986: doc. 23.

[2] Lib. de Fáb. San  Pedro, 1605-1714, pág. 232.

[3] Pérez Bragado, C. Villafáfila: Sus Iglesias Parroquiales, Zamora 1996, p. 480.

[4] Gómez Moreno, M., Catálogo Monumental de España. Provincia de Zamora, op. cit., p. 316.

 

[5] Gómez Moreno, M. op. cit., p. 317.

[6] Libro de Fáb. San Pedro 1885-1896.  pág. 38.

[7] Posiblemente esta puerta se conserva en la actual  iglesia de Santa María, formando el techo del portalillo de madera en  la entrada; en la misma se aprecian las llaves del cielo, típicas de la iconografía de San Pedro.

[8] Lib. de Fáb. San Pedro, 1605-1714,  pág. 232.

[9]  Lib. de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 163 vta.

[10] Lib. de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 192.

[11] Lib. de Fáb. San Pedro, 1704.1807,  pág. 304 vta.

[12] Lib. de Fáb.  Santa María, 1611-1671, pág. 28.

[13] Lib. de Fáb. San Pedro. 1605-1714,  p. 278 vta.

[14] Lib. de Fáb. San Pedro, p. 289.

[15] Policromía Renacentista y Barroca", cuadernos de Arte Español, nº 48, p. 30.

[16] El retablo actual de San Antonio Abad no es el que había en esta iglesia con anterioridad a la ampliación de 1904. Éste era gótico pues contenía unas notables tablas, que representan las tentaciones de San Antonio. Fueron vendidas al obispado de Astorga por 2.500 pts. En 1908 (Lib. Fáb. Sta. María 1897-1868, n 22).

[17] Libro de Fáb. San Pedro, 1605-1714,  p. 284.

[18] Libro de Fáb. San Pedro, p. 287 vuelta.  PÉREZ BRAGADO, C., Villafáfila: Sus Iglesias Parroquiales”, op. cit. p. 429.

 

[19] MARTÍN  GONZÁLEZ, J. J., Escultura barroca castellana, Madrid, 1971, tomo I, p. 68.

[20] Martín González J. J. Escultura Barroca Castellana, T.I., p. 24

[21] Libro de Fáb. San Pedro. 1605-1714,  p. 33 vta.

[22] Libro de Fáb. San Pedro. 1605-1714,  p. 339.

[23] Libro de Fáb. San Pedro. 1605-1714, p. 293.

[24] Libro de Fáb. San Pedro. 1605-1714, p. 282 vta.

[25] Libro de Fáb. San Pedro. 1605-1714, p. 308.

 

[26] Libro de Fáb. San Pedro, p. 293 vuelta.

 

[27] Libro de Fáb. San Pedro, p. 293 vuelta.

[28] Libro de Fáb. San Pedro. 1605-1714,  Fol. 7.

[29] Nieto González, José Ramón.  Ponencia, Artistas Portugueses en España, Cristóbal y Gaspar de Acosta.

[30] Libro de Fáb. San  Pedro, 1605-1714,  pág. 316.

[31] Libro de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 166.

[32] Libro de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 32 vta.

[33] Libro de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 200.

[34] Libro de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 120.

[35] Libro de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 306.

[36] Libro de Fáb. San  Pedro, 1714-1807,  pág. 308.

[37] Libro de Fáb. San Andrés, pág. 110.

[38] Libro de Fáb. San Pedro, pág. 308.

[39] Libro de Fáb. San Pedro, pág. 166.

[40] Lib. de Cuentas de Semana Santa,  pág. 140.

[41] Gómez Moreno, M. op. cit., p. 317

[42] Lib. de Fábrica San Pedro, 1605-1714, pág. 232 vta.

[43] Lib. de la Vera Cruz, pág. 8 vta.

[44] Catastro del Marqués de la Ensenada, 1751.

[45] Archivo Diocesano de Astorga. Índice. Particulares nº 565.

[46] FLOREZ H. España Sagrada. XVI, pág. 507.

[47] A.H.N. Clero. Libro 18401.

[48] A.P.V. Nº 60.

[49] Camilo Pérez Bragado. 1996.  Iglesias parroquiales.  págs. 443-444.

[50] A.P.V. Libro 49.