IGLESIA - ERMITA SANTA MARÍA LA NUEVA VILLAFÁFILA |
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Se trata de una de las parroquias medievales de Villafáfila, posiblemente una de las últimas en ser edificada, pues se localiza en las afueras de la villa, no tenemos referencias de ella hasta 1307 y el apelativo de Nueva, para distinguirla de la otra Santa María, más antigua llamada del Moral. Como digo la primera mención documentada que he encontrado es de 1307. Se trata de una donación que hacen Francisco Juanes de Villafáfila, morador en Muélledes, y su mujer al obispo de Astorga de una huerta en Villafáfila, con sus árboles, pozo y demás accesorios, citando entre sus linderos: “tierra de Santa María la Nueva”[1]. Tres años más tarde se relata: “un huerto que yace cerca de Santa María la Nueva”, que seguramente es el mismo[2].
Con la crisis demográfica del siglo XIV en que la villa sufrió una disminución de la población, alguna de sus parroquias desapareció como tales quedando los edificios como ermitas, y en 1513, cuando falleció la viuda de Collantes, María Vázquez, deja mandado en su testamento: “A la Vera Cruz e a Sª Mª de Villarigo e a Sª Mª Madalena e a Sª Marta e a Sª Mª la Nueva, hermitas desta villa, a cada una medio real para sus obras”.
La capellanía fue fundada antes de 1541, según se deduce del Archivo Diocesano de Astorga se le sitúa en el Arrabal como capellanía de Santa María la Blanca o La Nueva que primero sito en la que fue iglesia y ermita después paso a la iglesia de San Pedro que goza el mismo cura de San Pedro, Lope Flórez desde 1527. Tenía obligación de decir dos misas semanales que ascendían a 104 al año, tenía como bienes 71 fanegas, repartidas en 25 tierras, tres viñas con cabida total de media fanega. Recibía de renta 400 reales. La capellanía era de libre disposición del obispo[3], es decir que cuando quedaba vacante podía presentar como capellán a quien quisiera sin intervención de feligreses o familias. Seguramente era debido a que la antigua parroquia era también de libre presentación del obispo, como la de San Juan.
Una reminiscencia de haber sido antiguamente parroquia era el recorrido de las procesiones, en concreto los días antes de la Ascensión el cabildo eclesiástico de la villa hacía tres procesiones llamadas de las Letanías, que saliendo lunes, martes y miércoles desde San Martín recorrían el pueblo pasando por las distintas iglesias: “Lunes antes de la Ascenssión, processión de San Martín a San Juan y Santa Marta, a decir missa a San Salvador y vuelve a San Martín… Martes processión de San Martín por la Magdalena a decir missa a Nra Señora y vuelve a San Martín… Miércoles processión de San Martín a San Andrés y a decir missa a San Pedro y va a Santa María la Nueva y vuelve a San Martín”[4]. En el libro de cuentas de la parroquia de San Pedro, que comienza en 1605[5] se hace mención en numerosas ocasiones a esta ermita o capellanía, incluida dentro de sus límites parroquiales. La primera vez en 1608 como Santa María La Nueva.
En 1610 “su señoría da licencia al capellán de la capilla de Nuestra Señora La Blanca, para que por tiempo de dos años cumpla con el encargo de las misas de dicha capilla en la iglesia de San Pedrop, atento a que la ermita no tiene ornamentos ni cáliz… hasta que haya suficiente hacienda para comprar lo necesario para decir las misas”[6]. En 1619 “en esta parroquia hay una ermita de Santa María La Blanca en la cual hay una capellanía de libre disposición que al presente posee el lic. Juan de Torres, canónigo de Ampudia, con cargo y obligación de dos misas cada semana, las cuales dice Jerónimo del Concejo, clérigo, y atento a que está fuera del lugar y que con incomodidad se puede ir a decir misa en invierno a ella. Le da licencia su señoría para que desde principios de diciembre hasta primeros de mayo las pueda decir en la iglesia de San Pedro y los demás en la dicha ermita”[7]. Santa María la Nueva permaneció como ermita hasta el siglo XVII. En 1636 se dice que las misas de Santa María la Nueva se dicen en San Pedro por estar la ermita caída. La denominación de nuestra señora La Blanca se debería probablemente a la imagen de la virgen presente en la ermita que sería de este color, para diferenciarla de la de nuestra señora del Moral de la actual iglesia de Santa María del Moral, que sería oscura (es una pena que se quemara a finales del siglo XIX, y no se conserve). Seguramente que la imagen de Ntra. Sra. la Blanca pasara a la iglesia de San Pedro al desparecer la ermita, pues en el libro de cuentas de la iglesia de San Pedro de 1885 se cita: “65 reales por arreglar la Virgen de Ntra. Sra. de las Nueves, retocarla, poner brazos, manos y arreglar sus vestidos…” “y por una cortina del altar de dicha virgen, 15 reales”[8]. Sin embargo, teniendo en cuenta que nunca se ha hecho mención de dicha imagen, se pudiera pensar que se trate de Ntra. Sra. la Blanca, que una vez desaparecida la ermita se trasladó a la iglesia de San Pedro y que por, la similitud del significado de nombres se le designara así. La capellanía se siguió sirviendo en San Pedro y se solía proveer en clérigos forasteros que disfrutaban de las tierras de la capellanía y encargaban las misas a otros clérigos de la villa. Así en 1670 la gozaba Pedro Bernal, natural de Brihuega (Guadalajara). En 1751 la gozaba don Tomás Calvo Piornedo y en la relación de bienes de la misma, que serían los pertenecientes a la fábrica y curato de la antigua iglesia, refiere que posee 19 cargas, 3 fanegas y 3 cuartillos de tierras de secano de las tres calidades, una era de una fanega y tres cuartas y media de viñas, por los que recibe una renta de siete cargas y media de pan (mitad trigo y mitad cebada), con la obligación de decir 50 misas al año (con la disminución de las rentas el obispo había permitido la reducción del número anual de misas), de pagar 8 reales al cura de San Pedro por decir allí las misas, y contribuir a la Real Hacienda con 11 reales y 26 maravedíes en concepto de subsidio. Con la construcción de la Real Fábrica de Salitres a finales del siglo XVIII se modificó el trazado urbano de la villa en su parte sur y oeste, con el estrechamiento de calles, el desplazamiento de algún camino, y se compraron varias casas y cortinas en el sitio denominado San Pedro, donde se construyó el edificio principal de la fábrica y al oeste de la misma separado por un regato para encauzar las aguas, un solar, que se cercó de piedra, usado como depósito de la leña, de ahí que recibiera el nombra de La Leñera. En este solar, al excavar un pozo en 1977 aparecieron cráneos y otros restos óseos humanos, como vestigios de enterramientos antiguos, posiblemente pertenecientes a la desaparecida iglesia de Santa María La Nueva.
Respecto a la localización aproximada de la antigua iglesia, además de saber que estaba a las afueras, en terrenos que se encharcaban en invierno y dentro del territorio de la parroquia de San Pedro, por una relación de tierras de la iglesia de San Juan de 1670[9], se menciona una tierra: “a la Fuente, que hace un celemín, y linda con la ermita de Santa María La Nueva y con las Pilas de la Fuente”. La Fuente de beber se menciona en numerosos apeos durante los siglos XVII y XVIII y se la sitúa a las afueras de la villa, a la salida del camino que iba a Benavente y por el contexto estaba localizada en el pago conocido todavía como Las Pilas, al oeste del casco urbano actual, donde alcanzamos a conocer un pozarcón rectangular hecho de fábrica de piedra de unos 3x2 metros, con pretiles remataos de cemento de un metro de altura, con varias pilas de piedra o de cemento en las inmediaciones, donde iban a lavar las mujeres.
Autor - Texto: Elías Rodríguez Rodríguez: Santa María la Nueva. villafafila.net http://villafafila.net/iglesiasantamarianueva/iglesiasantamarianueva.htm
Bibliografía: Villafáfila: Historia y actualidad de una villa castellano leonesa y sus iglesias parroquiales. 1996. pág. 431. 432. 433 y 434.
Fotografías: José Luis Domínguez Martínez. Manuel de la Granja Alonso.
Transcripción y montaje: José Luis Domínguez Martínez.
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