PREGÓN - SEMANA SANTA - VILLAFÁFILA 2024 - D. CARLOS ALONSO GARCÍA

 

 

D. Carlos Alonso García

 

PRESENTACIÓN Y AGRADECIMIENTOS

Muy buenas tardes a todos y muchas gracias por acompañarme en esta tarde tan especial para mí.

Para quien no me conozca, soy Carlos Alonso García, natural de Villafáfila, residente en Pamplona, pero un apasionado de mi pueblo y de la Semana Santa.

Es un honor estar aquí con todos vosotros y por ello quiero dar las gracias al párroco, a las autoridades y, especialmente, a la Junta Pro Semana Santa por haberme animado a dar este paso.

También quiero dar las gracias a mis padres, Silverio y Celestina, porque allá donde estén, estarán muy orgullosos de verme y comprobar que los valores y principios que me inculcaron perduran en el tiempo y reviven cada año, haciéndome sentir algo muy especial cuando se aproximan estas fechas tan señaladas.

 Quiero recordar a mí tío Isaías, mi padrino, quien siendo yo muy joven me enseñó a llevar los pasos, a hacer los grupos de cuatro, bien igualados, relevos no muy largos y, sobre todo, “los de adelante tener mucho cuidado con los baches y los charcos”, pues no siempre estuvieron las calles asfaltadas.

Atrás quedan los años en los que, los de la urna, iban con katiuskas para pasar por la calle de la Sra. Paz, y después, en la calleja de Polo, calzarse sus zapatos y cuando en cualquier calleja nos intercambiábamos las túnicas.

Casi treinta años hace ya que, la primera mujer, con la complicidad de todos nosotros, compartía hombro para llevar a María. No estaba bien visto que las mujeres llevasen los santos.

 

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA

PASIÓN, SENTIMIENTO Y COLABORACIÓN

 

Domingo de Ramos, domingo de nervios e inquietud, esperando a que den la primera para ir a la iglesia y que nos vean lo guapos que estamos con la ropa que acabamos de estrenar.

Ya sabéis, quien no estrena en Ramos, no tiene manos.

Ya se oye el murmullo dentro de la iglesia, entramos nerviosos a por el ramo. ¿Te lo darán grande o te tocará de los pequeños?

Niños ya sabéis: “en la iglesia, ni se corre, ni se habla, tomar el ramo y pa la calle”

Ya os podéis imaginar lo que sucedía en la calle, a ramazo limpio unos contra otros, es lo que tiene ser niños…

Uno de los momentos más esperados de este Domingo de Ramos, es la subasta. Antes se rezaba el rosario, ahora venimos directamente al pregón.

La subasta es un acto muy nuestro y peculiar.

Cuando la mayoría de las personas creen que hay que pertenecer a una cofradía, nosotros mantenemos la tradición de realizar una subasta, en la que pujamos para llevar las imágenes con las que hemos crecido y, así, cumplir la promesa u ofrecimiento hecho durante el año para saldar “entre comillas”, deudas contraídas, la gracia de una curación, de un favor, un aprobado en exámenes, en fin… cada uno sabe el motivo que le lleva a ofrecerse “como decimos por aquí”.

Recuerdo el año en el que finalizaba la subasta y no pujaban por las Angustias.

Nadie daba crédito a lo que estaba sucediendo. No puede ser que se quede en la iglesia, no puede ser… y la mano de Genia se alzó para pujar, y creedme si os digo que la emoción me embargó en esos momentos, al igual que a muchos de los presentes. Ese gesto, aparentemente tan simple, dio origen a la formación de la cofradía de otro paso, “La Dolorosa”.

Al reflexionar para escribir estas líneas, me he preguntado qué fue lo que surgió de aquel gesto. ¿Por qué no podía quedarse la virgen en la iglesia? ¿Qué nos lleva a que cada año volvamos a juntarnos en la puerta de la iglesia para mandar por las imágenes de nuestro pueblo, a que la gente vuelva a Villafáfila expresamente por estas fechas para llevar su paso o a procesionar descalzo tras él?

¿Costumbre?, ¿tradición?, ¿devoción? No sé explicarlo, seguramente serán las tres juntas.

La Semana Santa es el pilar de nuestra religión, porque conmemoramos la muerte y resurrección de Jesucristo, y aunque durante el año seamos un poco perezosos a la hora de visitar la iglesia, el sentimiento religioso sigue dentro de nosotros, porque lo hemos mamado desde pequeños y, quiero pensar que, a pesar de los tiempos que corren, la devoción por llevar los pasos con los que hemos crecido generación tras generación, seguirán recorriendo las calles de nuestro pueblo.

Es lunes y hay que preparar la limonada para que el jueves esté bien reposada y que no se nos “lengue la traba, pues el señor limón es amigo íntimo del señor vallato y procuremos no andar muy despistados o pasaremos un mal rato”.

Ahora vamos a montar el monumento.

¿Qué te parece si ponemos los ángeles pequeños arriba y los grandes en los extremos a la altura del sagrario? Los candelabros en el centro, con buena luz y en el suelo, las cuatro columnas iluminadas, para que la gente que venga a la Hora Santa, vea bien donde está el Santísimo. Bien.

Enhorabuena chicos, me gusta mucho como os ha quedado el monumento. Muchas gracias Don Agapito.

Es miércoles por la noche, antes de que salga la procesión del Silencio, los cofrades del Cristo de la Misericordia y todos los asistentes, juran silencio en el centro de la iglesia, sale la procesión y al llegar a la plaza del reloj se detiene, desde el balcón del Ayuntamiento, se canta el Miserere.

Qué pena que solo unos pocos sepan cantarlo. Es una asignatura pendiente que os invito a superar, para que todos juntos hagamos el esfuerzo de aprenderlo, cantarlo y así mantener esa tradición y no perder la emoción de ese momento.

Finalizada la procesión y de nuevo en la iglesia, en el pasillo central alrededor del Cristo, los cofrades y los asistentes cantan el Perdona a tú Pueblo Señor. Es otro momento muy emotivo.

Jueves Santo por la tarde. Pobre Ecce Homo. Procesiona por todo el pueblo, flagelado y casi desnudo. Va a San Pedro, de ahí al Ayuntamiento, bajan a San Juan y pasando por el Salvador, llegan a San Miguel, regresando a Santa María. Ha recorrido todos los barrios del pueblo donde antiguamente hubo una iglesia.

Con la creación de la Junta Pro Semana Santa en 2010, de la que formé parte en su inicio, renace la procesión de la Vera Cruz, del siglo XV. Procesiona hacia el cementerio viejo, queriendo acercarse a su antigua ermita, regresando a San Pedro, lugar en el que existió la iglesia a la que pertenecía. Los portadores van con pantalón negro, camisa blanca y capa castellana.

Este año estamos especialmente tristes, pues nuestra hermana Pili se nos fue en el mes de noviembre. Pero de una forma simbólica está con nosotros. Esta capa que tengo sobre mis hombros es la misma que ella llevo en todas las procesiones. Nos hemos quedado sin su colaboración y no oiremos su dulce voz en la narración del Vía Cruces. D.P.

Al finalizar la procesión, tendremos la parva. Por cierto, Quirino, esperamos que tú limonada para este año esté tan buena o mejor, si cabe, que la de años anteriores.

Viernes Santo. Por las calles y plaza se percibe un ligero olor a churros y en las casas, a chocolate y torrijas. Hay que ir bien desayunados para procesionar, no solo los penitentes, también quienes van haciendo penitencia.

No deja de sonar la trompeta. “Se nota la juventud de esos pulmones”.

Los de San Juan están nerviosos, pues no saben si podrán con el Santo, son muy jóvenes aún… es su primera vez.

Los de María y Jesús están tranquilos, estos ya son veteranos.

Es el último pregón, y lo echan desde el balcón del Rojo, que está engalanado con una colcha color burdeos, igual a las que había en muchas casas del pueblo.

Qué momento tan hermoso y emotivo el Encuentro. Ya se han saludado Madre e Hijo en la plaza del Ayuntamiento y los de San Juan ya respiran, han salido perfectas las reverencias. Se relajan los penitentes y por qué no decirlo, también los familiares de todos ellos. La procesión sigue su curso.

Hemos pasado el Salvador y antes de llegar al Corrillo, tenemos que bajar un poco a Jesús, para que la cruz no se enganche con los cables.

La procesión ya ha finalizado y los ofrecidos se calzan de su penitencia, nosotros nos vamos a San Marcos a jugar al futbol contra los casados.

Este año es especial, pues hemos tenido un día más. También este año nuestra Semana Santa es especial porque tenemos la representación del descendimiento con la colaboración de los cofrades del Cristo de la Misericordia.

El Cristo de la Urna. Ese Cristo al que de pequeños teníamos miedo, este año tenemos la oportunidad de verlo detenidamente después del descendimiento, cuando los hermanos de la cofradía lo depositen con sumo respeto, cuidado y cariño en su lecho.

Nuestras Angustias. Que expresión la de la cara de Nuestra Madre, rota de dolor por la pérdida de su Hijo; No hay palabras que lo definan, y ¡qué decir de la cara desencajada de la Dolorosa…!

Es sábado por la tarde. Me mandan ir a los Uses y que le pregunte a Pepito si ya está puesta la batería a la Soledad.

“Ya lo tengo todo preparado. Móntate en la furgoneta majo, que vienes conmigo. Primero tenemos que ir por casa de Julio Moreno para dejar la batería pequeña detrás de las puertas traseras, por si acaso no dura la batería grande, porque la Virgen no se puede quedar a oscuras en medio de la procesión”; “Eso no nos lo perdonarían las mujeres”.  Ahora es su hermano Tinito quién colabora.

Solo mujeres acompañan a la Soledad en su triste recorrido, de luto, con su farol en la mano y rezando el rosario.

“Llora la Virgen, Madre de amor, porque yo ofendo a su Hijo Dios.” “¡Ay, Madre mía!, ¡no más pecar, cesen tus lágrimas, perdón, piedad!”

Y finalizada la procesión, ¡Qué salve tan emocionante se canta en la iglesia, delante de la Soledad! ¡Más de una lágrima he visto derramar!

Ha finalizado la semana de pasión, raro es el año que nos acompaña el tiempo, pero mañana seguro que sale un sol resplandeciente para procesionar en el Domingo de Resurrección.

A las doce nos espera la Vigilia Pascual, liturgia muy especial y solemne.

Domingo de Resurrección.

Llega el día de alegría y gozo. Aleluya, aleluya.  El Señor ha resucitado. Aleluya, aleluya.

Ya se puede venir a la Iglesia a por Agua Bendita para que, con una ramita de olivo o de laurel, de la procesión del Domingo de Ramos, bendigas todos los habitáculos de tu casa y de tu ganado: “Salga el mal, entre el bien, como Jesucristo entró en Jerusalén”.

Si alguien se ha quedado con pena o no ha podido cargar con algún Santo, este es el momento de llevar al Salvador.

María, la Virgen del Carmen, a la que otra Carmen se encarga de vestir, siempre es portada por las mujeres. Ya en la plaza del Ayuntamiento y tras el encuentro, es despojada de su manto de luto pasando a lucir su manto de fiesta.

Para finalizar, os voy a confesar cuales son mis imágenes preferidas y los motivos. No hay ningún secreto ni orden.

EL Cristo de la Vera Cruz, al que limpiamos un poco el humo de las velas para su primera procesión.

María, a la que he llevado muchos años y desde muy joven.

Y el Cristo de la Urna. Recuerdo que el primer año que se formó la Junta Pro semana Santa, pasé unos días junto a él mientras le hacía nuevo el fondo sobre el que yace en la urna, y para ello conté con la colaboración de mi cuñado Teo.

Recuerdo también que, una vez finalizada la reparación, las mujeres del pueblo que visten las imágenes, le hicieron un colchón nuevo.

Este año podemos verlo después del descendimiento, antes de la procesión, sin la tapa de la urna, veréis que merece la pena, inspira paz, tiene una belleza especial y luce pelo natural de unas niñas del pueblo.

La pasión, el amor y el sentimiento por nuestra Semana Santa, es lo que le transmite ese padre que, en el hombro izquierdo, lleva el brazo de su paso preferido, y en su mano derecha, lleva la de su hijo. Ese niño pequeño, de apenas unos seis añitos, agarrado de su mano derecha, transmitiéndole ese sentimiento del que dentro de unos años gozará, cuando por primera vez lleve a San Juan, el San Juan con el que todos hemos dado los primeros pasos en la primera procesión como penitentes.

Ese gusanillo que en años posteriores le llevará a portar todas las demás imágenes de la Semana Santa de nuestro pueblo.

La Semana Santa es tiempo de reencuentro, de estar en familia, con los vecinos, con los amigos, y con quienes tantos años hemos compartido los brazos de nuestros pasos.

Esta es mi Semana Santa, recuerdos imborrables de quienes me precedieron, de quienes me inculcaron tradiciones que amo, respeto y aún, a mi edad, me emocionan.

Hace años que mi salud ya no me permite llevar a María, pero mientras pueda, seguiré llevando la cruz parroquial, la que poco a poco, Modesto,  fue dejándome llevar,   cosa que yo hare en cuanto algún chiquillo se acerque a mí para portarla y le animaré para que me acompañe en los recorridos y así se vaya impregnando de ese gusanillo que unos años después, le anime a pujar en una subasta y  con sus amigos, puedan llevar la imagen que, por el motivo que sea, más les atraiga y de esa forma continuar con nuestra  tradicional  y particular Semana Santa.

Por mi parte, seguiré colaborando en lo que pueda, o se me demande, aunque no me vean el pelo por casa, a lo que mi madre ya se había acostumbrado, igual que le sucede ahora a mi mujer y todo ello por el amor y pasión por mí Semana Santa. Nuestra Semana Santa, herencia de tradiciones de nuestros familiares desaparecidos, muestra de sentimientos y costumbres de nuestro pueblo de Villafáfila y, por qué no decirlo, devoción por lo que representan las imágenes que veneramos.

Muchas gracias a todos por vuestra presencia y atención.

                Viva nuestra Semana Santa.

 

Villafáfila, a 24 de marzo de 2024

Carlos Alonso García 

Autor:

José Luis Domínguez Martínez.

 

Texto:

D. Carlos Alonso García.

Pregonero de la Semana Santa de Villafáfila 2024.

 

Fotografía:

José Luis Domínguez Martínez.

 

Transcripción y montaje:

José Luis Domínguez Martínez.

 

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