IGLESIA DE SAN MARTÍN

VILLAFÁFILA

 

 

Manuel de la Granja

Al estudioso como al curioso le sugiere la idea ¿Cómo era esta iglesia para tal acontecimiento? Hasta 1953 se mantenía en pie. Se pretendía entonces su reconstrucción, pero lo único que hicieron fue su total desaparición. Solamente se conservan sus imágenes pues los retablos y demás enseres todos desaparecieron. Ocupaba el solar del actual edificio donde se encuentra Caja España.

Pocos son los datos artísticos que se conocen de la iglesia. Don Manuel Gómez Moreno en su “Catálogo Monumental de España. Provincia de Zamora. 1903-1905” nos describe cómo era la misma. Somos pocos los que actualmente vivimos y la conocimos en pie y podemos decir algo más de ella, lo cual si no lo dejamos escrito y publicado se perderían para siempre. Esto no se suele apreciar por quien tiene en sus manos evitarlo.

Villafáfila como Tierra de Campos carece de piedra, luego podemos asegurar que la Iglesia de San Martín estaba formada por tapial de tierra y a lo sumo recubierta de ladrillo en algunas paredes. Sin embargo de esta falta de solidez era la más antigua de la villa pues hay datos históricos sobre ella desde el medievo. Era la única que encontraba dentro del amurallamiento.

Documentalmente se conoce su antigüedad: en 1162 consta que era posesión del obispado de Astorga[1]. (AHN. Códice nº 940, fols. 20 y 372). En el cambio que en 1310 realizó el Infante D. Juan

(el de Tarifa) con el obispo don Alfonso II de Astorga sobre las posesiones que este tenía en Villafáfila, se indica “la mitad (de los diezmos) de la iglesia de San Martín”, entre otros objetos del trueque[2].

(Flórez E. “España Sagrada”. T. XVI. Escrt. XLI). En 1506 se establecieron las Capitulaciones de Villafáfila para el traspaso del gobierno de Castilla entre el rey don Fernando el Católico, Regente de Castilla, y su yerno don Felipe “el Hermoso”, en esta Iglesia de San Martín (de la Granja Alonso[3] M. “Villafáfila: Historia y actualidad de una villa Castellano-Leonesa”. 1996. pág. 85 ss.).

Al estilo mudéjar correspondía la parte primitiva de la Iglesia de San Martín de Villafáfila. Fue construida por alarifes mudéjares, moros que convivían con los cristianos en Castilla. La época de su construcción nos es desconocida (siglo XIV?), sólo consta que en 1860 fue reconstruida, según dato que figuraba en el cancel de su entrada principal. En los comienzos del siglo pasado fue nuevamente restaurada con los restos de otras iglesias desaparecidas de la villa.

La iglesia constaba de dos naves, de las cuales la central y primitiva –a dos aguas– tenía un sencillo artesonado de madera, formado por una armadura de tres paños, compuesta lateralmente de dos faldones inclinados que sostenían el almizate horizontal central en toda su longitud.

 

 

Faldones y almizate estaban compuestos de un conjunto de maderos, de sección paralelogramada, paralelos y lisos, que soportaban el paramento policromado. Bajo este conjunto se encontraban grandes tirantes también lisos, sostenidos por canes (repisas) labrados y policromados, que unían transversalmente ambos lados de la nave. Entre estos tirantes discurría a lo largo de ella en altura un friso esculpido que ocultaba el estribo y la solera de unión de la armadura con el muro que la sostenía. La iluminación de la nave era cenital a través de una ventana situada en el almizate.

     Posiblemente el artesonado descrito era el primitivo de la construcción. Muy semejante a este lo encontramos en otras iglesias de Tierra de Campos: Becilla de Valderaduey, Cerecinos de Campos, Cuenca de Campos y Mayorga de Campos. También en otros lugares castellanos: Tordesillas (Hospital Mater Dei), Ntra. Sra. de la Oración de Granucillo de Vidriales (Zamora) y de San Martín de Cuéllar (Segovia).

     La nave central tenía en su cabecera un ábside rectangular (como los de San Nicolás y San Pedro de Villalpando), que contenía el altar mayor, que posiblemente sería de tipo gótico o renacentista. En el siglo XVII con fondo de pintura en forma de cortinajes recogidos, este fue sustituido por otro de estilo barroco, presidido por la imagen de la Virgen Inmaculada. A los pies de la nave tenía el coro y la torre. En ella se encontraba también la puerta principal de acceso, con arco de medio punto y sus canceles. Adjunto al altar mayor se encontraba en una hornacina acristalada la imagen de San Roque, donación de don Luis Trabadillo en el pasado siglo XX.

Antiguos restos de la fachada por su parte interior.

Esta nave central llevaba lateralmente adosada otra más pequeña, que más bien podría tomarse por un feo acompañamiento, por no guardar relación con el estilo de la primera y posiblemente ser de construcción posterior, por la inclinación de su techumbre, continuación de la de aquella. La unión entre ambas naves se realizaba a través de dos arcos formeros ojivales de ladrillo que terminaban directamente en el suelo sin basamento.

Jesús Nazareno

San Roque

La nave adosada estaba presidida por un altar cuyo retablo era un cuadro con marco dorado que representaba una vista de la ciudad de Jerusalén. Delante del cuadro llevaba un Cristo crucificado de estilo Hispano-Flamenco. Al fondo de la nave se encontraba el baptisterio. Así posiblemente sería la Iglesia de San Martín en el tiempo de la concordia.

Posteriormente unida a la nave central por arco semicircular se construyó la capilla de Ntro. P. Jesús Nazareno, gótica, de planta cuadrada, ábside dirigido hacia oriente y bella cúpula alzada sobre pechinas, con nervios y florones. Estaba construida con piedra de sillería. Tenía un retablo renacentista con colores verdes y marrones, formados por dos columnas dobles entre las cuales se encontraba una hornacina, que contenía la imagen titular y sobre ella un tímpano triangular. Era asiento de la capellanía de los Barrios desde la mitad del siglo XVI, en que la capilla fue fundada por don Pedro del Barrio, “el Perulero”, con los caudales que trajo de América[4].

En el lado opuesto en la nave lateral, estaba la capilla de la Virgen del Carmen, de estilo también gótico, con anchas y lisas ojivas que arrancando directamente desde el suelo, formaban una bóveda capialzada, de planta rectangular más amplia que la anterior y construida en tapial con revestimiento de ladrillo. Su acceso era por arco ojival. La capilla estaba presidida por un altar de estilo barroco que llevaba en su centro la imagen de la Virgen titular. Su retablo de tipo ático cascarón, era muy semejante al segundo de la nave lateral de la epístola de la Iglesia de Santa María del Moral.

Fachada

Parte de la fachada

Parte sur de la iglesia.

La fachada principal, orientada al norte, era de piedra de sillería en la parte de la capilla de Jesús Nazareno y de la torre. Su parte central era de tapial, recubierta de ladrillo, como la mayoría de las paredes de la iglesia. Estaba constituida por tres espacios recuadrados, en sentido vertical, dentro de cada uno de los cuales existían tres dibujos romboidales –menos en el central–, que en el superior fue sustituido por una cruz latina. Completando estos espacios y sirviéndoles de separación, se encontraban otras porciones donde los ladrillos lo hacían en forma de esquinilla, dientes de sierra y picos. Todo el espacio formaba un conjunto muy armonioso de estructura mudéjar.

 

La torre era de planta cuadrangular, de un solo cuerpo, construida con piedra de sillería y llevaba en sus cuatro caras los huecos para otras tantas campanas. Terminaba en una pequeña espadaña que

albergaba un esquilón. En ella antes se encontraba el reloj municipal, conectado al esquilón o a alguna campana, pues en 1714 al inventariar estas, se dice “una que sirve de reloj”[5]. El uso municipal de aquel se justifica por lo reseñado en dicho libro:

 “En el año 1677 se hizo escritura de concordia entre esta Iglesia y el Concejo de esta villa, sobre la entrada para componer el reloj. Contiene la obligación de cada parte. Pasó ante

Vistacarros, escribano de esta villa”[6]

 

Torre de la Iglesia

La política antifrancesa de los Reyes Católicos, por la posesión del reino de Nápoles (Italia), fue motivo de los matrimonios de sus hijos con los de otras monarquías europeas. Uno de ellos fue el de doña Juana de Castilla con don Felipe de Austria Conde de Flandes. La muerte de los hermanos mayores de doña Juana elevó al matrimonio a Príncipes de Asturias en 1502 y a Reyes de Castilla en 1504 a la muerte de la reina doña Isabel, cuando se encontraban en Flandes.

Felipe "El hermoso"

Juana I Castilla

Isabel de Castilla

Fernando de Aragón

Placa ubicada en el antiguo lugar situada la iglesia de San Martín

Siempre fue don Felipe de Austria muy francés hasta el punto de que el rey Luis XII de Francia decía de él que: “Era más francés que el vino de Orleans”. Las ideas políticas de don Felipe necesariamente habían de chocar con las de su suegro don Fernando el Católico, sin embargo, éste en las Cortes de Toro, de 1505 hizo proclamar como reyes de Castilla a sus hijos doña Juana y don Felipe y a él como administrador de Castilla en tanto éstos no estuviesen en ella. Estas contrarias posiciones políticas hizo que se celebrase la Concordia de Salamanca (1505) entre don Fernando y el señor de Veyre, representante del rey don Felipe, que éste no aceptó. Doña Juana enferma (Juana la Loca) fue ignorada completamente por ambos. Los Reyes de Castilla en su viaje a esta llegaron a La Coruña, donde se les unió la nobleza castellana. Hacia allí caminó el rey don Fernando, mientras el rey don Felipe, como huyendo de él, se dirigió por Orense a las Tierras del conde de Benavente en Sanabria. En Remesal, aldea de esta tuvieron lugar las primeras conversaciones entre ambos que posteriormente continuaron en la Iglesia de San Martín de Villafáfila, donde llegaron a las conocidas “Capitulaciones de Villafáfila” entre los reyes don Fernando el Católico y don Felipe el Hermoso sobre el reino de Castilla.

[1] Archivo Histórico Nacional (AHN), Códice nº 940, folios 20 y 372.

[2] Flórez, E. España Sagrada, Madrid, tomo XVI, escritura XLI.

[3] Granja Alonso, M. de la, Villafáfila: Historia y actualidad de una villa castellano-leonesa. Zamora, 1996, p. 85 y ss.

[4] Granja Alonso, M. de la, op. cit., p. 201

[5] Lib. Fábr. San Martín 1673-1744, pág. 99.

[6] Lib. Fábr. anterior, pág. 37 vta.

Texto: Manuel de la Granja Alonso

Fotografías: Elías Rodríguez y José Luis Domínguez Martínez.